Yves Bonnefoy

No. 99 / Mayo 2017


 






Yves Bonnefoy
(1923-2016)
 

Traducción de Diego Ibáñez


Nacido en Tours, Francia, Yves Bonnefoy es reconocido como uno de los poetas más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Teórico y traductor de poesía, también dedicó muchas de sus páginas a ensayos sobre el arte. Su obra se encuentra fuertemente influenciada por la filosofía de Martin Heidegger, que considera la poesía como un vehículo para habitar el mundo. Su obra ganó numerosos premios, incluido el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en 2013. Estas traducciones son a manera de homenaje a casi un año de su muerte. 




L’imperfection est la cime
 
Il y avait qu’il fallait détruire et détruire et détruire,
Il y avait que le salut n’est qu’à ce prix.
 
Ruiner la face nue qui monte dans le marbre,
Marteler toute forme toute beauté.
 
Aimer la perfection parce qu’elle est le seuil,
Mais la nier sitôt connue, l’oublier morte,
 
L’imperfection est la cime. 



La imperfección es la cima
 
Érase que había que destruir, destruir y destruir,
érase que es el único precio de la salvación.
 
Arruinar la faz desnuda que surge en el mármol,
martillar toda forma, toda belleza.
 
Amar la perfección porque es el umbral,
pero negarla, al conocerla, olvidarla muerta,
 
la imperfección es la cima. 



Une voix
 
J’entretenais un feu dans la nuit la plus simple, 
J’usais selon le feu de mots désormais purs,
Je veillais, Parque claire et d’une Parque sombre
La fille moins anxieuse au rivage des murs.
 
J’avais un peu de temps pour comprendre et pour être,
J’étais l’ombre, j’aimais de garder le logis,
Et j’attendais, j’étais la patience des salles,
Je savais que le feu ne brûlait pas en vain.



Una voz
 
Yo alimentaba un fuego en la más simple noche,
gastaba según el fuego palabras purificadas,
velaba, Parca clara y de una Parca sombría
la hija menos ansiosa en la ribera de los muros.
 
Yo tenía un poco de tiempo para entender y para ser,
era la sombra, amaba resguardar la morada,
y esperaba, era la paciencia de las salas,
sabía que el fuego no ardía en vano.   



L’infirmité du feu
 
Le feu a pris, c’est là le destin des branches,
Il va toucher leur cœur de pierraille et de froid,
Lui,  qui venait au port de toute chose née,
Aux rives de matière il se reposera.

Il brûlera. Mais tu le sais, en pure perte,
L’espace d’un sol nu sous le feu paraîtra,
L’étoile d’un sol noir sous le feu s’étendra,
L’étoile de la mort éclairera nos routes.
 
Il vieillira. Le gué où buissonnent les ombres.
N’aura étincelé qu’une heure sous son pas.
L’Idée aussi franchit la matière qu’elle use
Et renonce à ce temps qu’elle ne sauve pas. 



La enfermedad del fuego
 
El fuego prendió, es el destino de las ramas,
viene a tocar su corazón de grava y frío,
él, quien venía al puerto de toda cosa nacida,
en las riberas de materia reposará.
 
Arderá. Mas tú lo sabes, en pura pérdida,
el espacio de un suelo desnudo bajo el fuego aparecerá.
La estrella de un suelo negro bajo el fuego se extenderá.
La estrella de la muerte iluminará nuestras rutas.
 
Envejecerá. El vado donde acechan las sombras
relumbrará sólo una hora, a su paso.
La idea también sobrepasa la materia que gasta
y renuncia a aquel tiempo que no puede salvar.