No. 100 / Junio 2017


ESPEJUELOS

 


Enrique G. Gallegos

 

1. Las paradojas del estatuto de las poesías en el mundo contemporáneo son múltiples. Decimos poesías para evitar las reducciones (“la poesía es…” o “la poesía no es…”). Desde hace mucho tiempo, el pensamiento —incluido el poético— trabaja para hacer saltar el mundo binario y homogéneo. Ya no es posible hablar de una poesía por las mismas razones que no es posible postular una filosofía, una política o un género.

2. Una de esas paradojas se criba en el mundo de las publicaciones especializadas.  El Periódico de Poesía es un medio digital de poesía, destinado a publicar poemas, traducciones, críticas y reseñas de poesía, visitado y leído por poetas y público interesado en las poesías. Puestas las cosas de esa manera, puede ser adscrito a un mundo de singulares especialistas. Pero la historia de la especialización tiene un rostro oculto y ha sido una de las derivas del despotismo de la razón analítica, que terminaron confinando a las poesías en reducidos ámbitos de la vida social. Tres momentos podrían recordar las luchas históricas de las poesías: la expulsión de los poetas de la República de Platón; la batalla religiosa en la Edad Media y la moral puritana hasta nuestros días para clausurar los sentidos, las emociones y la imaginación; y, finalmente, la entronización de la razón por parte de los Ilustrados del siglo XVIII y sus herederos del presente siglo. Tres momentos de los que siguen dependiendo los juicios sociales sobre las poesías.

3. En algún momento de esa lucha, los poetas decidieron regresar a la República pero renunciaron al poder y optaron por encapsularse. Encriptaron sus lenguajes, sus versos, sus mundos y aceptaron la vieja consigna de Platón: abstenerse de intervenir en los asuntos públicos. Se dirá que exagero. Posiblemente. Pero uno de los eslabones —paradójicos y complejos— de esa consigna, es justamente el estatuto de un medio especializado para la difusión de las poesías (cualquiera lo puede constatar: las lecturas de poesía son para los poetas; se editan libros de poesía para los poetas; y así sucesivamente). Paradójico porque las poesías no pueden no desbordar ese campo y generar registros más amplios: sociales, culturales, políticos, experienciales, lingüísticos, sonoros, laborales, etc. El Periódico de Poesía ha debido hacerse cargo de ese registro social y esa paradoja.

4. ¿Qué paradoja? La paradoja de apoyarse en las mediaciones universales del lenguaje y a su vez constituirse en un medio especializado en poesía. Con esto quiero destacar el meollo: ser “tocado” por las poesías se ha vuelto algo tan excepcional, que ya el solo hecho de mantener un medio especializado de poesía resulta épico (recordemos que el primer número apareció en 1987). Frente a la racionalidad de la especialización y homogenización del mundo, solo otra especialización paradojal puede hacerle frente: las poesías. Unas poesías que entiendan que su función —en algún momento y de diversos modos— no puede no terminar no siendo política. El triple no acusa el estatuto paradójico de las revistas de poesía.