No. 100 / Junio 2017


ESPEJUELOS

Los días de lo eterno


Ricardo Pozas Horcasitas

 


No hay nada más viejo que el periódico de ayer, dijo Borges una mañana en la que dejó en el suelo a La Nación, diario que daba cuenta de lo de hoy en la superficie de la primera plana, eslabón del presente en la cadena de lo efímero que ata a los hombres a la imagen de lo nuevo y da los contenidos del vacío, información que va de boca en boca hasta formar el coro de la escena pública: trasfondo de voces que cubre de sentencias, sin condena, a los actores del poder político. Nada cuesta imaginar, que esa mañana, Borges regresó a su mesa para escribir "Una rosa amarilla".

No hay nada más nuevo que el periódico de poesía, lleno de sorpresas, de líneas de palabras que trazan lo universal del verso, haciendo de él, el horizonte de los días, lectura diaria de un poema que ahonda en las dudas de la vida y nos pone en la plenitud de lo incierto que da forma a los bordes cambiantes del arte, y al lado del poema, compartiendo la luz de la pantalla, la imagen del ensayo: libertad con la que el pensamiento dice lo que cree y aprende lo que sabe, escritura que se vuelve la experiencia de la historia con la que el hombre enfrenta lo efímero.