No. 102 / Septiembre 2017


Lenguas originarias


¿Nueva literatura indígena contemporánea?  



Kalu Tatyisavi

 

Este tema surge y resurge en estos días de espectáculos donde los indígenas (sic) se sienten felices y bienaventurados porque escriben, reciben premios, publican, se presentan en festivales, son dignos de tesis universitarias y hasta aparecen en diversos medios de comunicación; ahora ya son algo, la Colonia se acabó, no existe la marginación histórica, hay un solo país llamado México, es decir, ahora el mestizaje cultural, racial, económico, político, educativo, histórico, está en plenas fiestas. Ahora los ex denominados indios son actores en suplementos, en televisión o, de perdida, en Facebook… Lo profundo no es visible, lo visible es el engaño.

Aprovechando estos diez años de Periódico de Poesía, hablaré sobre el futuro de esta poesía, sus ediciones, su espacio en la política actual y, evidentemente, su ejercicio crítico. Desde hace poco más de cinco años lo he intentado desde esta columna.

Esta literatura tuvo su origen reciente en los años 90 del siglo pasado. Desde hace tres décadas se originó de manera falsa y artificiosa, dentro del más vil caciquismo priista, y con un solo grupúsculo que comenzó a agenciarse todo: publicaciones, becas, viajes, festivales, puestos burocráticos, premios, exposiciones, entre otros. Para que no se evidenciara esta mafia, dejó ciertas limosnas a los “otros”. A la fecha todo sigue igual: ni existe literatura ni la población originaria está en mejores condiciones sociales.

Cuando hay una tragedia permanente y los miembros de la población no logran rebasar el medio, el miedo, ni lo intentan, no puede haber literatura. Porque ésta, si es realmente literatura, debe afectar el medio social y apoyar al desarrollo del arte, la educación, la cultura, la historia, todo desde las lenguas originarias. La muestra es la prueba: no existe crítica ni ensayos literarios.

Veamos un ejemplo: la revista Tema y variaciones de literatura, en su número 47, semestre II, 2016, editado por la UAM-Azcapotzalco, aborda los “Nuevos rumbos de la literatura indígena contemporánea”. Uno espera encontrar análisis e intentos de profundidad, o desde la literatura, creaciones y conflictos humanos y sociales, pero no hay nada de esto. Solo lo mismo y los mismos, si bien el título trata de identificar las variaciones del tema; esto se debería prestar para experimentar, para romper, para criticar y proponer.

Después de la hojeada uno se pregunta, ¿esta calcificación es realmente la situación de la literatura actual en lenguas originarias? Vuelvo a hojear y constato que sí, ésta es la situación, por eso se pasea dentro del mismo y oscuro laberinto colonial. ¿Nuevos rumbos? ¿Cuáles?, no los señala en ningún lado porque no puede haber tales donde no se piensa y se auto reflexiona realmente.

Me explico, se habla de ensayos y no hay ningún ensayo, se habla de intelectuales y no existen tales, sus textos ya los hemos remasterizado en muchas partes. Ensayo significa ensayar ideas propias y abrir rutas, aventurarse, primordialmente. Hay una excusa para la revista, se ha dejado de lado la crítica literaria porque ésta está fuera de alcance, en esto hay un poco de honestidad. Los intelectuales mencionados no son intelectuales, nadie con mínima capacidad de raciocinio puede asumirse como tal; la modestia y humildad son palabras mayores.

Comencemos: al inicio de la revista se señala que la lengua Tu’un savi es sinónimo de mixteco. Por supuesto que no. La lengua tu’un savi es la autodenominación y habla desde sí misma, es milenaria; el mixteco/a es la Colonia, la burocracia, la academia, las instituciones, lo oficial y su historia… Similar ocurre con Na savi o Ñuu Savi, ésta como nación, país, comunidad, es el autonombramiento, mixteca es la oficialidad; es como si dijéramos indígena u originario, lo primero es la historia colonial; lo segundo es la búsqueda que intenta utilizar el origen como principio de resignificación y renombramiento, andar y crear una ruta nueva partiendo desde la lengua.

En este sentido surge una primera pregunta: ¿Por qué el escritor no es capaz de ver más allá? ¿Piensa que la literatura está desligada de lo social? ¿El arte es solamente por el arte o que es independiente de la realidad y se escribe desde la torre de marfil? Sabemos que lo más difícil es escarbar y cambiar de mentalidad; por eso las especialidades son limitadas, recortan, eliminan lo múltiple, nos ciegan ante el panorama.

Toda tradición o folclor es terrible y repetible. Solo los que viven realmente en la orilla pueden lograr cierta novedad, no originalidad; solo los que optan por la recia práctica permanente podrían acercarse. Ahora más que nunca se cuestiona todo esto conjuntamente con el Estado fallido mexicano; entonces, ¿no valía la pena arriesgarse? Enterarse al menos del medio. La opción ha sido por lo sencillo y alegre, lo complicado requiere desmitificación, darse cuenta de las falacias; estremecer al lector, abrir rutas indescriptibles. En una palabra, desenmascarar la realidad, la verdadera literatura tiene esta posibilidad.

Una primera meta de los alumnos en las universidades debería ser romper con lo que dicen sus profesores; si no se enseña a reflexionar, si se prohíbe la creación y se limitan las lecturas es porque en el fondo hay temor; por eso los pasos lentos y sospechosos dentro del cubículo. Además, nosotros nos hemos vuelto sumisos, conformes, continuamos agachando la cabeza ya sea para recibir la bendición o el regaño: la muestra de todo esto son los puestos burocráticos dados a los indígenas, realmente son puestos otorgados por lástima. Quien ha sido funcionario puede constatar la inmovilidad y sumisión que ello implica.

¿Por qué continúa este cacicazgo mental? ¿Por qué creer todavía en héroes que ya están muertos? Los conceptos existen porque los practicamos, pero ¿por qué no crear? ¿Por qué esta pereza mental? ¡Basta! Los ídolos tienen pies de barro.

Ensayo significa desasirnos de la seguridad y poner nuestro rostro hacia todas partes; crítica significa desmenuzar y tomar una postura. Tendemos a la repetición sin pensar, sin cuestionar, sin alterar; la verdadera literatura busca, arremete, nos empuja a las dudas y preguntas constantes.

Sí, la revista es sobre la literatura indígena contemporánea, pero es una reducción, no toda la literatura en lenguas originarias se comporta así; hay un par de pequeñas y honrosas excepciones. Además, muchas no se consideran indígenas ni piensan que hacen literatura; una condición de creación es destrabar lo que comienza en las palabras. La verdadera creación debe cuestionarse a sí misma y, sobre todo, cuestionar el alrededor. La poesía no puede ser el lirismo cursi de más de lo mismo, debe ser mucho, mucho más. Está pendiente, entonces, el acercamiento a la filosofía, lengua, historia, religión, educación, territorio, economía y lo social desde las lenguas y culturas originarias.

Vale la pena reproducir el texto de Thub’ini Mäst’oho (que aparece en la revista mencionada), que se acerca a la creación y crítica; comprende el entrar y salir, lo interno y externo, la creación como posibilidad de superar lo manipulado, la crítica como camino contra lo escolástico; quien juega seriamente se acerca a lo profundo. Es esta necesidad de estar y no estar, aquí y allá, ahora y siempre.  Es lo imperativo de traducir de otra manera el dolor, la no comodidad como camino de reflexión, el hambre como internamiento y pensar realmente desde uno mismo y desde el silencio.

 

Hanjä hää Hñähñu xi hanjä “otomí”?/ ¿Por qué sí Hñähñu y por qué no “otomí”?

Thoki

Di ‘bui thi ra ximhai… Di ‘bui mbo ra ximhai… Di ‘yo thi go gek’e…
Di ‘yo mbo go gek’e… Dra n’a ra nani… Foke n’e thoki, n’e dra nani ha ra otho…
Honse xi ra mahyoni ga ñ’eni… ga hoki…
Ra ndumui di gogi… ra ndumi xaxi ra mfädi… Ra mfetse honse ng una raro nzäntho… Ra hoga bui hoki ra noho…

Creación

Estar fuera del mundo… Estar dentro del mundo… Estar fuera de sí… Estar dentro de sí… Ser un vagabundo… Destruir, construir y ser un vagabundo de la nada…
Lo único importante es jugar… inventar…
El dolor perfecciona… el sufrimiento provoca la sabiduría… El error, como única constante… La comodidad, provoca la obesidad…