No. 102 / Septiembre 2017

Ana Romero


(Otro) 19S


Yo no he visto las puertas de Tannhauser.
Pero sí a una señora que, sin hogar, aventó todas sus pertenencias, contenidas en una cobija para ir a ayudar a otra que llevaba tremenda carga de tamales para regalar.
Vi también a un hombre con un saco negro, lleno de pelusa, ayudando a llegar al baño a una señora mayor en bata y pantuflas dispares.
Vi marinos rompiéndose el alma;
perros jugando a que nos salvaban la vida;
scouts omnipresentes, llenos de voluntad y de sabiduría organizativa;
policías de tránsito deshidratadas y exhaustas, poniéndose al tiro con traileros rijosos.
Vi jóvenes saliendo, literalmente, de debajo de las piedras para levantar a un país que en muchos sentidos les ha dado la espalda.

Vi lo que vimos todos y lloré (lloro), como todos, lo que nunca había llorado.

Yo no he visto las puertas de Tannhauser pero vi la tragedia y el portento de la generosidad en sus mayores expresiones.
Que nuestras lágrimas no se pierdan y sirvan para construir un nuevo México, uno mejor.
Que una vez pasado el insomnio, el agujero en la panza, el miedo en los huesos y el nudo en la garganta; podamos ser la versión generosa, solidaria y anárquica que empezamos a ser el 19 de septiembre de 2017.