No. 105 / Diciembre 2017 - Enero 2018



CONCURSO 1 X 1

"Lluny" / "Lejos". Pere Gimferrer por Víctor Hugo Hernández Rosas
"Малютка" / "Vida infante". Arsenio Tarkovsky por Ramón Israel Castillo Zapata
"حدود" / "Colindancias". Mona Kareem por Tercios de Rama
"U yichil" / "El retoño". Sary Lorena Hau Ucán por José Luis Chuc Kuyoc




III Concurso 1x1 de Traducción de Poesía:
Catalán


“Lluny” / “Lejos”



Pere Gimferrer por Víctor Hugo Hernández Rosas

Presentación
Diego Alcázar

Pere Gimferrer (Barcelona, 1945) es poeta, traductor, narrador y ensayista. Ha traducido a Ramon Llull, Ausiàs March, Gabriel Ferrater, Joan Brossa, además de Samuel Beckett y el Marqués de Sade, entre otros autores anglófonos y francófonos. Es miembro de la Real Academia de la Lengua y de la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona.

Sus primeros libros de poesía están en castellano, Arde el mar (1966) es el más destacado. La década siguiente marca el inicio de su poesía en catalán con Els miralls (1970), cuyos poemas reflejan un interés por la reflexión metapoética en donde el poema mismo enseña a ser leído y ser escuchado. Hora foscant (1971) y Foc cec (1973), sus libros posteriores, poseen elementos que parecen definir esta etapa de la poesía gimferreriana: regustos provenzales de Ausiàs March, una inclinación al barroco de Luis de Góngora, la nostalgia de amor de Gabriel Ferrater y el collage vanguardista.

La última parte de la obra poética de Gimferrer continúa por los caminos de la conciencia y la reflexión de la escritura sin dejar de relacionarlos con la vida misma y las evocaciones artísticas como sucede, por ejemplo, en El castell de la puresa (2014).

Pere Gimferrer es un poeta que vale la pena ser leído (como muchos otros poetas catalanes) por lo que ofrece como muestra de la solidez de la poesía catalana del siglo XX y sus efectos en el XXI. De momento, “Lluny”, el poema seleccionado, invita a ser traducido.

**

Lluny 

Una música absent ha devorat
el nostre cos. El cel, barrant l’eixida
de la llum. Un pes fosc, una remor,
l’esclat del sol als cossos. No, la llum
de la tardor no encén cap primavera
ni cal que el cos ho esperi: no hi ha res
que no vegem. Només aquesta música
devora el cos, com l’esca. Cap brogit.
Només la remor d’aigües. No em parleu
d’esclat dels cossos, perquè el bosc cobreix
el sol, i el sol cobreix amb un foc fosc
l’esclat del sol. L’una meitat i l’altra.
Talment parteix l’espasa aquest capvespre.
Les aigües ideals, només sentit
d’aigua, només idea d’aigua, llum
d’una heràldica absent, en camp de güella.
Text escrit, text negat, canyís o cendra,
la vasta nau dels núvols mai no troba
el seu espai, la morta arboradura.
Nevada nau de núvols. Quin destí?
Sense armes, sense escut ni palafrè,
el blanc genet del cel. Cecs arbres miren
l’aigua deserta, un cec designi d’arbres.
Com, de tardor, clement, el buit s’arrapa
al moll de l’os, el fred a les palpebres.
Les mans de l’aigua, la llunyana, el verd
fosc de maragda de la nit d’abril.
Estelles seques, tots aquells instants
¿ens serveixen de res? Fosca, l’alzina
roman i espera, com si tot el món
es nodrís d’un instant: el de l’espera.
Així esperen els cossos. Els nodreix,
amb l’esperança obscena de la carn,
el foc del dia, como si fos etern.
Potser ho serà la llum que crema els boscos
i encén les branques de l’hivern de ferro.
Potser ho serà l’hivern fosc de ventades
que s’endú veus d’amants, cossos, inútil
parament de la carn, oficis negres
del cel d’hivern, foc de sagetes fosques.
Ofici inútil de la carn. Ens sotgen
els crits dels falciots, com, imminent,
un núvol es refusa, i ens reté
el seu destí de pluja. ¿Els ulls, llavors,
s’hauran d’obrir del tot, com si veiessin
la desfeta dels astres? ¿La veuran,
i el cel que el fonament del cos ofega,
l’aigua de l’element i la de l’aire,
el destí de la llum, que fa costat
a la tenebra, el paravent dels éssers,
de bat a bat oberts, amb uns nous ulls
veurem, com l’animal que sent la pluja,
no amb el sentit, no amb l’esperança, no
amb l’abjecta i vençuda voluntat,
sinó amb tot el seu ésser, com la nit
amb voluntat de nit, inexorable?
És potser això l’espera. Potser l’arbre
ho sent, i sap que un altre, més pregon,
és el seu signe d’arbre. Així la nit,
com una malla, envolta els moviments
secrets dels éssers, les escorrialles
de l’ofici carnal, els encenalls
rogencs del cel que crema els seus teatres.



Lejos
Traducción de Víctor Hugo Hernández Rosas

Una música ausente ha devorado
nuestro cuerpo. El cielo, cerrando el escape
de la luz. Un peso oscuro, un susurro,
el resplandor del sol sobre los cuerpos. No, la luz
otoñal no enciende primavera alguna
ni hace falta que el cuerpo lo espere: no hay nada
que no veamos. Tan sólo esta música
devora el cuerpo, como yesca. Ningún ruido.
Sólo el murmuro de las aguas. No me habléis
del brillo de los cuerpos, porque el bosque cubre
el sol, y éste oculta con un fuego umbrío
el resplandor solar. Una mitad y la siguiente.
De tal modo la espada rompe este atardecer.
Las aguas ideales, tan sólo sensación
de agua, nomás idea de agua, luz
de una heráldica ausente, en campo de gules.
Texto escrito, texto negado, cañizo o ceniza,
la vasta nave de las nubes nunca encuentra
su sitio, la muerta arboladura.
Nevada nave de nubes. ¿Qué destino hay?
Sin armas, sin escudo ni palafrén,
el blanco jinete celeste. Ciegos árboles miran
el agua desierta, el ciego designio de los árboles.
Así como —en otoño, clemente— el vacío se agarra
al tuétano del hueso, el frío a los párpados.
Las manos del agua, la lejana, el oscuro
verde esmeralda de la noche de abril.
Astillas secas, todos aquellos instantes,
¿nos sirven de algo? La encina, oscura,
permanece y espera, como si todo el mundo
se nutriera de un instante: el de la espera.
Así esperan los cuerpos. Los nutre,
con la esperanza obscena de la carne,
el fuego del día, como si fuese eterno.
Quizás lo sea la luz que crema los bosques
e incendia las ramas del invierno de hierro.
Tal vez lo sea el oscuro invierno de vientos
que se lleva las voces de los amantes, los cuerpos, el inútil
adorno de la carne, los oficios negros
del cielo invernal, fuego de oscuras saetas.
Oficio inútil de la carne. Nos acechan
los gritos de los vencejos así como, inminentemente,
una nube se niega, y nos retiene
su destino de lluvia. ¿Los ojos, entonces,
se habrán de abrir del todo, como si viesen
la derrota de los astros? ¿La verán,
y el cielo que el fundamento del cuerpo ahoga,
el agua del elemento y la del aire,
el destino de la luz, que se alía
con las tinieblas, el biombo de los seres,
abiertos de par en par con unos nuevos ojos
veremos, como el animal que siente la lluvia,
no con los sentidos, no con la esperanza, no
con la abyecta y vencida voluntad,
sino con todo su ser, como la noche
con voluntad de noche, inexorable?
Quizás esto es la espera. Quizás el árbol
lo siente, y sabe que otro, más profundo,
es su signo de árbol. Así la noche,
como una malla, circunda los movimientos
secretos de los seres, los restos
del oficio carnal, las virutas
rojizas del cielo que incendia sus teatros.


**

Nota a la traducción
Diego Alcázar

Cuando se me propuso ser parte de la tercera edición del Concurso 1x1 con su sección en catalán, acepté con mucho gusto porque pienso que con su inclusión se valoran dos aspectos: por una parte, el interés que genera el peso literario de la lengua, lo que provoca el acercamiento buscado para un ejercicio de traducción; y, por la otra, la creciente inquietud por el aprendizaje y estudio del catalán en las universidades de nuestro continente, particularmente en México. Debo agradecer a todo el equipo del Concurso 1x1, al Círculo de Traductores, a la revista Sinfín y a la Mesa de Traducciones del Periódico de Poesía por la amistad, el apoyo y los consejos, todos valiosos.

“Lejos”, el poema de Pere Gimferrer propuesto para este concurso de traducción, es un texto que trasciende la aparente cercanía entre el catalán y el castellano: hay una esencia resguardada en cada verso, la que remite a algunas ideas específicas e identificables en la lectura. Quizá lo único cierto sea la experiencia del cuerpo ante las sensaciones físicas o evocaciones sensoriales descritas a lo largo del poema; el resto de las imágenes sugieren una oposición a dicha experiencia que solo se hace presente en el pensamiento. Considero que hay una recopilación de instantes en la memoria que representan sensaciones que se quedan grabadas y que son recordadas (porque se acumulan) en la imaginación ante un estímulo simple.

Este poema es una pequeña muestra de la capacidad verbal, sonora y rítmica que posee la obra poética de Gimferrer y que constituye un gran reto para un ejercicio de traducción. La respuesta, creo, fue positiva y satisfactoria: catorce traductores enviaron sus trabajos y, con ello, un poco de sí mismos, ya como alumnos y hablantes de la lengua, ya como lectores y traductores de poesía.

Al considerar “Lluny” como el poema que representara al catalán me planteé dos objetivos para quien tradujera y nos acercara este poema. Por un lado, me interesaba que los traductores interesados poseyeran nociones competentes de la lengua, además de demostrar un determinado grado de pericia lexicológica, con el fin de observar los niveles de uso y comprensión del idioma. Por el otro, que, con esa base lingüística, supieran resolver dichas cuestiones en un ámbito distinto: el de la poesía; es decir, que tuvieran claro que se encontraban delante de un poema y que al traducir lo hicieran en consecuencia.

Los resultados, insisto, fueron satisfactorios. Si fuera posible conjuntar las soluciones dadas a los problemas planteados en el texto, podríamos aspirar a un imposible: la traducción perfecta. En la lectura de las catorce traducciones encontré soluciones muy provechosas para pensar “Lluny” en español; cuando encontraba un verso traducido cuya valía era notable, muchas otras cuestiones del resto del poema se encontraban injustificadas o realizadas mediante un descuido lingüístico.

Inicialmente, establecí un filtro de conocimientos básicos de catalán, pues en las propuestas observé errores derivados de los muy falsos amigos entre nuestras dos lenguas en cuestión: cuando en el poema se lee “l’eixida / de la llum” [literalmente: ‘la salida de la luz’] hubo quien propuso “la salida / de la luna” (“luna” es “lluna”); o, inmediatamente después: “Un pes fosc” [lit.: ‘un peso oscuro’] para dar en español “un pez oscuro” (“pez” es “peix”). Algunos otros casos aparecen cuando se repite una palabra pero en la traducción se optó por dos soluciones distintas sin correspondencia con el poema: “el bosc cobreix / el sol, i el sol cobreix amb un foc fosc…” [lit.: ‘el bosque cubre / al sol, y el sol cubre con un fuego oscuro’] con la propuesta “el bosque cubre el sol / el sol cobrizo / con obscuro fuego”.

Otro aspecto relevante y relacionado con la estructura del poema es la métrica. Aunque no la consideré como necesaria para presentar una propuesta de traducción, sí lo es para comprender las dificultades sintácticas que presenta el poema, pues en la mayoría de los versos tal recurso lo dota de ritmo de lectura que contribuye a generar la sensación de que las imágenes y las evocaciones se agolpan en la memoria. Solo una propuesta quiso representar ese recurso, mas lo hizo de forma indiscriminada y el efecto en la lectura no correspondía del todo con el texto original.

Continúo con el aspecto métrico. El poema de Gimferrer está en decasílabos catalanes (cuyo equivalente en español es el endecasílabo), por lo cual resulta tan rítmico y, en algunos casos, tan complejo de seguir a causa de las alargadas oraciones recargadas de frases subordinadas tras subordinadas. Al haber diversos niveles en las frases, en las traducciones persistió un error: ya que faltara o ya que sobrara una coma, con lo que se alteraba el orden de las ideas dispuesto por el poeta. Con todo, hubo cuatro versiones que aventuraron una traducción en endecasílabos, las cuales, sin embargo, no terminaron por sostenerse puesto que omitían versos del poema original para el nuevo poema o bien, en busca de la adecuación métrica, vulneraron la legibilidad en español y las soluciones a los problemas lingüísticos del poema no fueron resueltos con claridad.

La última fase que decidió el texto ganador fue la de algunas minucias de la lengua. Casi todo poema tiende a una desautomatización del lenguaje, lo que hace que una traducción sea tan complicada si no se atienden algunos detalles menores pero fundamentales. El texto tenía dos elementos de este tipo:

1. en los versos 4, 10 y 12 aparece el sustantivo “esclat” cuya primera definición fue seguida por la mayoría de los participantes pero que no tenía sentido dentro del poema: quiere decir ‘estallido’, mas otras definiciones sugieren el sentido de ‘brillo’ o ‘fulgor’; por ello “l’esclat del sol” o “esclat dels cossos” no era tanto el estallido del sol o de los cuerpos, sino su resplandor o su brillo, provocado por la luz referida en los primeros versos.

2. El verso 16 constituyó un auténtico problema para muchos de los traductores que se presentaron. Ahí puede leerse, desde la última palabra del verso anterior: “llum / d’una heráldica absent, en camp de güella” [lit.: 'luz / de una heráldica ausente, en campo de gules']. Esta última y recóndita palabra, marcada semánticamente por el “heráldica” anterior provocó las más diversas interpretaciones y traducciones: en muchos diccionarios en línea, cuando logra aparecer registrada, “güella” es una forma popular para referirse a la ‘oveja’ o bien como forma conjugada del verbo “esgüellar” que viene del sustantivo “güell”, ‘chillido’. Algunas propuestas de este campo semántico fueron: “campo de oveja”, “ruidoso campo”, “campos de andosca”, “en campo de gruñidos”; otros ofrecieron: “campo de Güell”, “campo de güello/güella” o bien “sin ninguna huella”, quizá por una confusión en la lectura de “camp” por “cap”, ‘ningún, ninguna’. Del otro lado, hubo quien, aumentando el sentido lumínico propuso “siempre luz”; mientras otros cuando no fue “en campo de gules” o “sobre gules”, fue “en rojo vivo” que reforzaba, al menos esta última, una idea más viva de los colores que se enumeran en el poema.

Una de las propuestas más ricas tuvo que ser dejada de lado por cambiar una imagen nodal en el poema y traducir de dos modos distintos un mismo verbo que no lo necesitaban tanto: “nutrir”. Se lee en “Lluny”: “com si tot el món / es nodrís d’un instant / […] Els nodreix…” [lit.: 'como si todo el mundo / se nutriera de un instante / […] Los nutre…'] y se lee en la referida traducción: “como si el mundo entero / surgiera de un instante / […] Son nutridos…”. El uso del participio no fue respetado sintácticamente, pero demuestra que la aparición anterior pudo ser traducida con el mismo verbo. Así, aislada, la imagen del ejemplo tiene una fuerza considerable (el mundo surge de un instante), pero no se corresponde con la construcción y el sentido del poema: la encina produce la sensación de que todo mundo vive en la espera y que ese instante nos nutre como pasa con el árbol. La imagen de los instantes nutrientes es más fuerte y más clara aún que aquella que dice hacer surgir todo a partir de ese instante. Si bien el ejercicio de la traducción es un acto creativo, pienso que el poema original no puede quedar en segundo plano; y si un lector que no conozca el catalán lee tal traducción puede llegar a un equívoco al pensar que en catalán “nutrir” tiene la connotación de ‘crear’ o ‘surgir’ en contextos específicos.

Por muchos de los elementos mencionados hasta ahora, resultó ganadora la propuesta registrada con la clave 05-2905, que resultó estar a nombre de Víctor Hugo Hernández Rosas. A pesar de mostrar un ligero apego a la traducción literal, en algunos puntos se desprende de esa visión y logra dotar al texto español de un ritmo aceptable en su lectura, además de hacer patente su conocimiento e interés por la lengua. Este texto tiene detalles menores que no afectan a la comprensión global del poema; se sabe que todo texto habrá de ser perfectible. Felicito a Víctor Hugo por su dedicado trabajo con una porción de la lengua y la poesía de los Países Catalanes.