No. 105 / Diciembre 2017 - Enero 2018



CONCURSO 1 X 1

"Lluny" / "Lejos". Pere Gimferrer por Víctor Hugo Hernández Rosas
"Малютка" / "Vida infante". Arsenio Tarkovsky por Ramón Israel Castillo Zapata
"حدود" / "Colindancias". Mona Kareem por Tercios de Rama
"U yichil" / "El retoño". Sary Lorena Hau Ucán por José Luis Chuc Kuyoc




Concurso 1x1 de Traducción de Poesía:
Ruso

“Малютка жизнь” / “Vida infante”



Arsenio Tarkovski por Ramón Israel Castillo Zapata

Presentación
Tatiana Bubnova

Arsenio Tarkovski (Арсений Александрович Тарковский; 1907-1989) fue un poeta, traductor y periodista soviético. Su obra poética permaneció por mucho tiempo al margen de las corrientes principales de la tradición oficialista del “realismo socialista” y del optimismo patriotero impuesto, por lo que solo se publicaban poemas aislados. Su primer libro salió a la luz apenas en 1962, cuando el poeta tenía 55 años. Tuvo reconocimiento oficial como traductor de la poesía de los pueblos de la Unión Soviética —país ahora inexistente—, principalmente del Cáucaso y Asia Central. Desde luego, la calidad de sus traducciones estuvo asegurada porque él mismo era poeta. De hecho, muchos poetas soviéticos de lengua rusa se ganaron la vida gracias a los trabajos de traducción, lo cual determinó la altísima calidad de los productos de la escuela soviética. Participó en la II Guerra Mundial, y en una acción militar salió gravemente herido; en consecuencia, le amputaron una pierna.

Arsenio Tarkovski fue padre del premiado director de cine Andrey Tarkovski (La infancia de Iván, León de Oro en el festival de Venecia 1962, además de muchos otros premios). Sus poemas acompañan varias películas de su hijo, como Nostalgia o Stalker, y a veces incluso aparecen en voz del propio autor, como el poema “Vida, vida” en El espejo.

La biografía, poesía y entonación propias de Arsenio Tarkovski se relacionan, entre otros nombres, con Ósip Mandelstam, Marina Tsvetáieva y Anna Ajmátiva. Su reconocimiento pleno fue póstumo, debido a la marginación durante el período soviético, pero actualmente ocupa un merecido lugar entre los grandes poetas del siglo XX.

Tarkovski pertenece a la corriente clásica de la poesía rusa y cultiva el verso regular que la caracteriza, ceñida la línea versal por la rima, obedeciendo a un ritmo que hace eco de sus grandes precursores, como Pushkin (Пушкин 1799-1837) y Tiútchev (Тю́тчев 1803-1873), e incluso de los anteriores, como Derzhavin (Державин 1743-1816). Su tono elevado y pleno de dignidad carece, sin embargo, de cualquier manierismo y de retórica exacerbada; gracias a ello, su discurso poético es natural y espontáneo, y admite coloquialismos.

Profundamente lírico y humanista, Arsenio Tarkovski consideraba que lo principal en el mundo es la idea del bien. El mundo le pertenece a quien lo ama, pero “la vida vive al margen de nuestra voluntad”. La psicología del amor, la aceptación de la vida por su propio valor, a pesar de todos sus accidentes, la confianza en la inmortalidad de lo humano (tal vez gracias al mismo lenguaje, pero Tarkovski se sitúa lejos del fetichismo de la “escritura”), la asignación a la existencia de una dignidad más allá de toda amargura y resentimiento, y la conciencia de la responsabilidad y de la implicación de nuestros actos en cuanto sucede son algunos de los sentimientos que alientan su expresión poética. Las referencias al alma y al espíritu vienen a menudo insertas en las metáforas del cuerpo, junto con elementos de la cotidianidad.

A modo de ilustración y para darle más perspectiva al discurso poético de Arsenio Tarkovski, cito en ruso un fragmento de uno de los poemas que lee el propio autor en la película El espejo de su hijo Andrey:

Жизнь, жизнь

Предчувствиям не верю и примет
Я не боюсь. Ни клеветы, ни яда
Я не бегу. На свете смерти нет.
Бессмертны все. Бессмертно все. Не надо
Бояться смерти ни в семнадцать лет,
Ни в семьдесят. Есть только явь и свет,
Ни тьмы, ни смерти нет на этом свете.
Мы все уже на берегу морском,
И я из тех, кто выбирает сети,
Когда идет бессмертье косяком.

Una traducción literal a este poema podría ser la siguiente: “no creo en los presentimientos, ni temo a los presagios. No rehúyo la calumnia ni el veneno. La muerte no existe. Todos son inmortales. Todo es inmortal. No se debe tener a la muerte ni a los diecisiete, ni a los setenta años. Solo existe la luz y la realidad, y en este mundo no existen ni la oscuridad, ni la muerte. Todos nosotros nos encontramos ya en la orilla del mar, y yo estoy entre todos aquellos que están vaciando las redes, cuando la inmortalidad llega en un cardumen”.

Sin duda es un poeta culto, y los ecos directos y ocultos del arte y de la literatura universal constituyen una compleja red intertextual de su articulación poética, sin caer jamás en pedanterías. Por ejemplo, la última metáfora de este fragmento puede referirse al oficio original de San Pedro, así como puede ser una reminiscencia, común en la literatura rusa, a Lomonósov, evocado a través de un cuarteto de Pushkin (1830). Por su parte, el poema que propongo ahora para el Concurso 1x1, "Малютка жизнь", contiene referencias a la obra de Dostoievsky (Crimen y castigo) y hace mención del язь, un pez de río que se pesca con caña. Queda hecha la invitación a traducir este poema de Arsenio Tarkovski.

**


Малютка жизнь

Я жизнь люблю и умереть
боюсь. Взглянули бы, как я
под током бьюсь И гнусь, как
язь в руках у рыболова, Когда
я перевоплощаюсь в слово.

Но я не рыба и не
рыболов. И я из
обитателей углов,
Похожий на Раскольникова
с виду. Как скрипку, я
держу свою обиду.

Терзай меня - не изменюсь
в лице. Жизнь хороша,
особенно в конце,
Хоть под дождем и без гроша в
кармане, Хоть в Судный день - с
иголкою в гортани.

А! этот сон! Малютка жизнь,
дыши, Возьми мои
последние гроши,
Не отпускай меня вниз головою
В пространство мировое, шаровое!



Vida infante
Traducción de Ramón Israel Castillo Zapata

Amo la vida y tengo miedo de morir.
Mirarían cómo lucho bajo la corriente
y me tuerzo como un cacho1 en manos del pescador
cuando me reencarno en una palabra.

Pero no soy pez y no soy pescador.
Y entre los habitantes de los rincones,
soy, por lo visto, similar a Raskólnikov.2
Como un violín sostengo mi rencor.

Atorméntame; no cambiaré mi semblante.
La vida es buena, especialmente al final,
aun bajo la lluvia y sin un centavo en el bolsillo,
aun en el día del juicio, con una aguja en la garganta.

¡Ah, este sueño! ¡Vida infante, respira;
toma mis últimos centavos;
no me sueltes con la cabeza abajo
al espacio mundial, esférico!


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Nota a la traducción
Tatiana Bubnova

Arsenio Tarkovski (1904-1989), el padre del famoso director de cine Andrei Tarkovski (Solaris, El espejo, Stalker, Nostalgia, El sacrificio), periodista, literato, como poeta no estuvo en un primer plano durante su vida, dentro de la poesía soviética. Su primer libro impreso aparece apenas en 1962. Esta marginación se debía al hecho de que nunca cediera a las presiones ideológicas escribiendo textos que parecieran tan siquiera remotamente a una propaganda ideológica, que era el precio del reconocimiento oficial. En resumen, fue un poeta marginal, aunque no perseguido físicamente. La calidad de su poesía la hizo evidente y ante el mundo entero su propio hijo, al incluir sus textos en las películas (El espejo, Stalker), ya en un período cercano a la extinción de la Unión Soviética.

Arsenio Tarkovski tiene ahora, y muy merecidamente, un estatus de clásico, de uno de los creadores más profundos y destacados. Es un poeta muy fino y formalmente fiel a la tradición de la poesía rusa que privilegia la rima consonante y los ritmos tradicionales, y este rasgo resulta destacado sobre todo gracias a la naturalidad y la facilidad casi cotidiana de la dicción poética. La profundidad filosófica de su pensamiento poético no se pierde al ser expresado en un habla cotidiana. Tarkovski busca y encuentra poesía en la vida diaria y en las relaciones humanas. El entorno natural, para él, no solo está pleno de vida propia, sino que contiene a su modo un alma, y la visión poética del universo se convierte en generadora de las imágenes derivadas de esta percepción, a su modo espiritual y a la vez sencilla de la existencia. En esto, probablemente, puede advertirse una influencia de los acmeístas:3 Nikolai Gumiliov, Anna Ajmátova, Osip Mandelstam, creadores de las poéticas de la vida real, como contraparte al simbolismo dominante en la poesía rusa de los inicios del siglo XX.

La atención al mundo interior del ser humano, a la singularidad de la vida que vale por sí misma, la idea del bien y del amor que prevalecen a pesar de todo, se combinan con la concepción del mundo como algo dotado de una conciencia propia, que es capaz de expresarse poéticamente por su cuenta. La conciencia de que la vida vive “contra nuestra voluntad”, es decir, no depende en ningún modo de nuestros deseos e intenciones, y es además frágil, lleva a la preocupación por la inmortalidad y por la existencia después de la muerte, lo que claramente se plantea en el poema escogido para el certamen de traducción, “La pequeña vida” ("Малютка жизнь"). Esta preocupación, más filosófica y existencial que religiosa (Tarkovski es un poeta laico), se expresa mediante metáforas y visiones que son propias de una cultura del siglo XX: detrás de ellas están tanto las ciencias naturales (concepto actualizado del universo) como la literatura (en el caso de nuestro pequeño poema, Dostoievski), e incluso las realidades cotidianas y tradicionales de la vida del hombre soviético: la pesca con caña en un río como uno de los pasatiempos favoritos.

Un pequeño poema, aparentemente de gran sencillez, resulta sumamente complejo por su concepción, hecho que se revela de inmediato en el proceso de la traducción, comenzando por el título. A pesar de que, de acuerdo con el contenido, se trata de la vida propia del portador de la voz poética, la manera de enajenarla de la expresión discursiva del sujeto plantea problemas de la comprensión y de adecuación a otra lengua. Es como si la vida de veras existiera a pesar de su portador y fuera una entidad independiente. El adjetivo pequeña (en el original, es un sustantivo, малютка, en la función de una aposición) da la sensación de fragilidad y a la vez de una autonomía respecto del sujeto: con esta palabra se dirige a terceros, no a sí mismo. Aquí se dirige a ella como si fuera un tú poético. Por eso todos los traductores proponen una variante del título esforzándose por transmitir esta extrañeza, que no ofrece una fácil solución a una expresión aparentemente nada rebuscada.

En cualquier caso, se pone en evidencia que en este poema, el título forma parte del texto mismo.

Voy a referirme a los textos presentados al certamen por número de registro y variante de título, que todos son diferentes, por la razón que acabo de indicar: 01-1806) Vida infante; 02-2206) Vida beba; 03-2706) Breve vida; 04-3006) Vida fugaz; 05-3006) Mi adorada vida; 06-3006) Neonata vida; 07-3006) Vida de un pequeño (Corta vida); 08-3006) Vida párvula. Es interesante ver que una misma palabra, gracias a la combinación de los factores que menciono, recibe ocho interpretaciones totalmente diferentes, abarcando cada una de ellas ciertos aspectos del campo semántico, y dejando de lado otros.

    1. “Vida infante”: traduce bien la distancia en la que la voz poética coloca su propia vida; el reproche que le dirijo al traductor se refiere al cultismo del vocablo ‘infante’, ausente en el original.
    2. “Vida beba”: en un principio, sería la mejor variante, de no sonar un poco ajeno o artificial al habla mexicana.
    3. “Breve vida”. Conserva un matiz importante de que la vida es siempre corta, pero pierde todos los demás.
    4. “Vida fugaz”: corresponde a lo que quiere decir el poeta, pero pierde el matiz emotivo y la distancia específica entre el sujeto y la propia vida.
    5. “Mi adorada vida”: suena a enamoramiento de sí mismo, y además pierde el matiz diminutivo.
    6. “Neonata vida”: muy descriptivo respecto al desamparo que transmite el título original, pero así se pierde la extensión y la evidente adultez de la vida en cuestión.
    7. “Vida de un pequeño (Corta vida)”. Se conserva el matiz de la distancia, pero demasiado intensamente, al convertir definitivamente esta vida en algo ya distinto del sujeto, creando otra persona. ‘Corta vida’ conserva un matiz importante de que la vida es siempre corta, pero pierde todos los demás.
    8. “Vida párvula”: confrontando con 01), intensifica el cultismo, ausente en el original, compartiendo la imprecisión con 05).

Todos los traductores, enterados de las características formales de la poesía rusa, tratan de conservar los aspectos de estrofa, rima y ritmo regular. Lo cual lleva al problema de que uno se siente tentada a escoger las mejores propuestas de las cuatro estrofas que componen el poema y fabricar un poema combinado; cosa que hago a modo de un juego. Pero algunas líneas coinciden inevitablemente en varios intentos: la primera línea de la segunda estrofa, por ejemplo, que coincide casi en las versiones 01) y 04), y es muy cercana por su expresión en las demás.
Atienden perfectamente la metáfora acerca del sujeto en el proceso de “reencarnación” en palabra, cuando se retuerce “como pez en manos del pescador”, como si le hubiese dado un toque eléctrico (o estuviese torturado con corriente eléctrica): versiones 01), 02), 03), 05, 06). Se trata de una metáfora muy llamativa, típica de Tarkovski: lo actual técnico, lo actual cotidiano más un resultado totalmente metafísico del suceso de reencarnación en la palabra (que tiene obviamente una reminiscencia cristiana, y además implica interesante matiz de orgullo y una pretensión sublime). En el caso de la versión 02) “Vida beba”, “si vieran como me electrizo y tiemblo”, se pierde el detalle de tortura externa, convirtiéndose en interna. La versión 04) “Vida fugaz”, “si solo viesen cómo lucho contra la corriente”, contiene un equívoco no contemplado en el original (corriente de río – corriente eléctrica), y convendría eliminarlo. La 07) “Vida de un pequeño”, parece contener una incomprensión: el traductor pone “sucio” (tal vez entendió гнусь, “me retuerzo” o “me inclino”, por гнусный, “repugnante”), y está ausente la corriente eléctrica. En el caso de la 03) “Breve vida”, parece haber entendido язь (un tipo de pez de río; pero lo expliqué en una nota), que traduce por incomprensibles ‘ampollas’; otros propusieron en este caso ‘cacho’ o ‘carpa’, o simplemente ‘pez’ o hasta ‘pescado’. La 08) “Vida párvula”, sustituye la corriente eléctrica, o simplemente “me dio un toque”, por ‘tensarse’. La 04) “Vida fugaz”, sustituye ‘palabra’ por la ‘oración’; es palabra-verbo, y el matiz agregado, gramatical o de plano litúrgico, agrega una ambigüedad innecesaria.

En la segunda estrofa, la versión 05) “Mi adorada vida” confunde esquina con rincón, en el sentido de un lugar encerrado y sórdido, e implica apertura al exterior (geométrica, o un cruce de calles, etc.), que en ruso se dice indistintamente угол, sin distinguir ‘intramuros’ – ‘extramuros’, que se define por el contexto. Lo mismo sucede con la versión 03) “Breve vida”; nótese que, en ruso, como también en español, un habitante de las esquinas tendría un carácter casi opuesto al habitante de los rincones: uno se exhibe, otro se esconde. La 08) “Vida párvula” pone bien un sustituto ‘escondrijos’, lo cual corresponde al sentido del original. Raskólnikov, como personaje “resentido” de Dostoievski, es un habitante de rincones subarrendados, que son sus “escondrijos”.

En la tercera estrofa, le reprocharía a la versión 02) el adjetivo ‘linda’ aplicado a la vida. Es el problema de los matices semánticos en los diversos países del continente (creo).

La cuarta estrofa presenta la dificultad de la última y conclusiva imagen: vida, no me sueltes cabeza abajo hacia el espacio esférico del universo. Combina la idea de la vida (finita) con el espacio exterior (infinito), que para la vida significa el fin, la muerte, o en todo caso algo desconocido y definitivo. Este no-ser al terminar la vida está expresado en términos de la visión del mundo de un hombre del siglo XX, que conoce las ideas acerca de la estructura del espacio: la “vida” no se va ni al paraíso, ni a las sartenes candentes del infierno, sino al espacio astronómico, donde no hay arriba ni abajo, ni pesca con caña en un río, ni nacimiento doloroso de un poema, ni valen los rencores pasados exhibidos “como un violín” en que se toca la vida, ni habría dolor en la garganta (o “laringe”, que suena perfectamente bien), ni bolsillos vacíos de valores, sino la nada. La vida es frágil, sujeta a casualidad, dolor físico y moral, su saldo puede ser el resentimiento, es siempre corta: pero la vida es buena.

El resultado final, imposible, podría ser así:

[de 02-2206]
Amo la vida y al morir le temo,
Si vieran cómo me electrizo y tiemblo
Y me tuerzo como pez recién pescado
Cuando en la palabra me reencarno.

[de 01-1806]
Pero no soy pez y no soy pescador.
Y entre los habitantes de los rincones,
Soy, por lo visto, similar a Raskólnikov.
Como un violín sostengo mi rencor.

[alterado a partir de 01-1806]
Atorméntame; no cambiará mi semblante.
La vida es buena, sobre todo al final,
Aun bajo la lluvia, sin un centavo en el bolsillo,
Aun el día del Juicio, con una aguja en la garganta.

[combinación de 01-1806 y 08-3006, alterado]
¡Ah, este sueño! ¡Vida infante, respira!
Puedes llevarte lo poco que me queda,
¡Pero no me sueltes boca abajo
Contra el abismo esférico del mundo!

En resumen, casi todas las traducciones contienen buenas y acertadas líneas. En un par de ocasiones, hay errores de comprensión. Algunos textos contienen válidos intentos por reproducir la estrofa, el ritmo y hasta rimas del original de Tarkovski. Pero por la recurrencia de los aciertos (aunque le reprocho la pérdida de ritmo en la última estrofa), me quedo con la traducción registrada con el número 01-1806, que lleva por título “Vida infante” y que resultó ser de la autoría de Ramón Israel Castillo Zapata, residente en Mérida, Yucatán.



1 Leuciscus idus, pez de agua dulce perteneciente a la familia de las carpas.
2 Rodión Raskólnikov, protagonista de la novela Crimen y castigo de Fiódor Dostoyevski.
3 Grupo poético (Gremio de los poetas) fundado por Nikolai Gumiliov en 1909 y activo hasta la revolución de 1917.