Eludiendo el régimen militar totalitario:
la poesía japonesa y la Segunda Guerra Mundial





Megumi Kubo

La historia de la poesía antibélica japonesa comenzó antes de las Guerras. Puede decirse que el poema más popular de este género fue “No te mueras” de la poeta Akiko Yosano, donde se oponía a la guerra en voz alta a través del lamento por su hermano que iba a la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905). Sin embargo, la expansión del régimen totalitario afectó al mundo literario, lo cual hizo que la resistencia de los poetas se expresara de otra manera.

Japón participó en la Primera Guerra Mundial en 1914; puesto que el pueblo no sufrió tanto, se escribieron pocos poemas contra la guerra. Por otra parte, un año después del estallido de la Guerra del Pacífico contra los Estados Unidos y los otros países aliados, en 1942, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno militar de Japón trazaba un plan para obligar a la literatura a supeditarse a las autoridades. El mismo año, el gobierno creó un Departamento donde censuraba textos literarios que podrían quitarle el ánimo de lucha al pueblo; este fundó una organización llamada Nihon Bungaku Hōkokukai (Asociación Nacional de la literatura japonesa). La mayoría de los escritores reconocidos se vieron obligados a ingresar y publicaron obras que alababan la guerra; Tōzaburō Ono, Katsue Kitazono, Shinkichi Takahashi, Shigeharu Tsuboi, Daigaku Horiuchi, entre otros escribieron varios poemas patriotas. Entre ellos, podría decir que solamente Mitsuharu Kaneko no siguió al movimiento, siendo miembro de la asociación; había publicado una serie de poemarios en que criticaba al totalitarismo militar, pero una vez que comenzó la Segunda Guerra Chino-Japonesa en 1937, dejó su actividad poética hasta que terminara la Guerra. A pesar de que había otros poetas más jóvenes que no tuvieron que entrar a la asociación, la corriente de la época no les permitió alzar la voz antibélica de una manera obvia.

Este hecho llevó a los poetas jóvenes a criticar la guerra en una forma indirecta. Por ejemplo, en los haikus1 de Hakusen Watanabe, poeta que no fue a la guerra, se describen, en un tono casi seco, aquellos días de la gente en que la guerra era parte de la cotidianidad; Yoshirō Ishihara, que vivió detenido en Siberia, luego de la derrota del Japón en la Segunda Guerra Mundial, sublimó poéticamente sus experiencias de la guerra varios años después. La sociedad acusaba a aquellos poetas que mostraron apoyo a las guerras; mientras que Nobuo Ayukawa, escribió en versos el dolor que le dejó la guerra. Eludiendo el régimen militar totalitario, la poesía japonesa ha grabado las memorias de la guerra desde una perspectiva de víctima, la cual invita al lector a percibir una resistencia contra la guerra, discreta pero firme.



1 Hoy día, hay tres formas en la poesía japonesa: tanka, haiku y verso libre. Los primeros dos son tradicionales; el tanka tiene su origen hace 10 siglos y el haiku se derivó de este. El verso libre apareció por la influencia de la poesía occidental hace unos 150 años, en la época de la modernización japonesa.