No. 107 / Marzo 2018


Lenguas originarias


Poesía y anticrónica: Roque Dalton
 

Kalu Tatyisavi
 


Las crónicas coloniales son eso, coloniales. Justifican una acción destructora y es el punto de vista del colonizador, es su lenguaje, su discurso, su ideología, su psicología, su historia; la violencia parte de él. Así tenemos el inicio del capítulo LXXXVIII "Del gran y solemne recibimiento que nos hizo el gran Moctezuma a Cortés, y a todos nosotros en la entrada de la gran ciudad de México" en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España de Bernal Díaz del Castillo: "Luego otro día de mañana partimos de Estapalapa, muy acompañados de aquellos grandes Caciques, que atrás he dicho. Íbamos por nuestra calzada adelante, la cual es anchas de pasos, y va tan derecha a la ciudad de México, y otros que salían, que nos venían a ver, que no nos podíamos rodear de tantos como vinieron, porque estaban llenas las torres, y cues, yen las canoas, y de todas partes de la laguna: y no era cosa de maravillar, porque jamás habían visto caballos, ni hombres como nosotros." Se refiere al año Uvi Ve'i (Dos Casa) del Anáhuac, o el del calendario gregoriano 1519.

Pero siempre hay una anticrónica, una posibilidad del que busca y rastrea, siempre hay una voz que se preserva, un gemido en lo oscuro, un aire que no se aquieta; nada se puede esconder por cinco siglos. Así lo hace el revolucionario, periodista y poeta salvadoreño Roque Dalton (El Salvador, 1935-1975). Su determinación e inteligencia lo llevan a elaborar un gran libro, Las historias prohibidas de pulgarcito, El Salvador, UCA Editores. Aquí se toman los datos de la 14ª. reimpresión del año 2013.

Su respuesta a la historia oficial fue contundente, basta leer la contraportada: "Contra las versiones idílicas que tienden a formar una imagen vendible a los turistas. Dalton rastrea entre las crónicas de la explotación, del folclore, de la literatura, de la criminalidad o la estupidez, la línea central que caracteriza al país en una forma muy alejada de la inocente visión de Gabriela Mistral —quien bautizó a El Salvador como el pulgarcito de América. Esta línea central es la injusticia estructural en un país dependiente que clama implícitamente por la liberación nacional."

De esta manera, Dalton escribe desde la tragedia, realmente tiene necesidad de decir, siempre desde la orilla y el naufragio, desde los escombros de su país. Su palimpsesto es serio, colosal. Asume una postura firme y decidida, nada de espectáculo cursi; nada de sombreros y abrigos de los "poetamenos" mal imitando a los dandy. Roque rebasa la narrativa y el verso, entran en juego muchas posibilidades, hay ironía tras la ironía, sarcasmo tras otro o la prosa tras el verso y viceversa. Si alguien le hubiera preguntado en qué género literario está escrito su libro, no sé qué hubiera contestado ante la cuadratura de la pregunta. Con el buen humor que lo caracterizaba, tal vez hubiera dicho: póngale usted el género que desee.

El libro comienza de esta manera:

La guerra de guerrillas en El Salvador (contrapunto). [Informe del conquistador, Dn Pedro de Alvarado, a su jefe inmediato superior, don Hernán Cortés, al volver derrotado de su primer intento de someter a los pipiles de Cuzcatlán.]

… y deseando calar tierra y conocer los secretos de ella / (para que Su Majestad fuese más servido aún y señorease más territorios) / determiné partir y fui a un pueblo que se dice Atiépar, donde fui recibido por los señores naturales del lugar. / Hablaban ahí otra lengua y eran otra gente, de por sí. / A la puesta del sol, sin motivo alguno ni propósito aparente, / remanesció todo aquello despoblado y la gente alzada hacia el monte, / donde tampoco se encontró un hombre en él. / Y porque el riñón del invierno no me cogiese e impidiese el camino, / déjelos a aquellos habitantes así y páseme de largo, llevando con cuidado todo mi fardaje y gente: / mi propósito era calar cien leguas adelante y después / dar vuelta sobre ellas y venir pacificando. […]


Quizá fue el antecedente de Nicanor Parra en la crítica al coloquialismo. Su libro es una muestra que aún no tiene su efecto y parangón en México; no hay trabajos de esta magnitud en este país colonizado hasta el tuétano.

La guerrilla en El Salvador continúa, persiste su esencia como lo menciona Roque. Ante la injusticia social, la voz de Dalton expende, se expande, la coyuntura no es coyuntura sino que persiste, contrataca, sale y entra. Asume el sí mismo, es contraindigenista, antiindigenista, contracatólica… ¿qué no critica Dalton? Si los militares y religiosos españoles lanzaron el amenazante requerimiento, aquí Roque elabora el antirrequerimiento; antipapal, antirreino, contramajestuoso, una cachetada a los invasores ante el golpe exterminador; un escupitajo en el rostro de los farsantes actuales llamados héroes cuando no son más que incansables creadores y justificadores del status quo e historias oficiales. Ah, pero aquí en México tenemos a los pobres intíjenas, repitiendo, mal imitando esta historia, y, por supuesto, soñando que un día puede ser día, o tal vez puedan llegar a ser poetas (sic).

Ahora no debe haber concesiones de ningún tipo porque nunca la hubo de la parte de los invasores, y aniquiladores, esto ha durado 500 años; ya no más.

Anticrónica y contracrónica; referente anticolonial, por más que se nos repita que ahora vivimos en el poscolonialismo. La siguiente selección es solo una selección. El libro, como debe ser todo libro, es vasto; aquí la muestra.



XVI poema

Las leyes son para que las cumplan
los pobres.
Las leyes son hechas por los ricos
para poner un poco de orden a la explotación.
Los pobres son los únicos cumplidores de leyes
de la historia
Cuando los pobres hagan las leyes
ya no habrá ricos.



Antología de poetas salvadoreños (I)

Tiáhuit Tzuntzunat

Shihuí shiquica nuna-huey
palti fagaque tey mina
taga azu-inte nemetzhmaca
Naja-niáu nacrímulina

Tiáhuit Tzuntzunat, nacúnet
Shigui Malsé abrazo
tipal tiuhtine musta,
Naja nec ma se porrazo

Shihuí chupí numámic,
palti fagaque tey mina
a su ti cuchía miam numámic un-yúlo
ni metzchma nahuit túmic platicua se cuaxte

A su itéa nashnecqui,
ma shi neshilgui ishalyu mixtum
a su ti neshnecqui siguápil un-yúlo
ni metzshmá chucuásin túmin palticúa náchuit listum.*
 
Canto náhuatl de la zona de Sonsonete



Refrán

Bueno es Dios, que no nos ha matado.
 
 


* Vamos a Sonsonate: 'Venga y tráigame a la señora/ para que oiga lo que le digo/ porque si no te doy castigo (te doy cuero),/ ya me voy removiendo…/ Vamos a Sonsonate, mi niña,/ a ver, siquiera un abrazo,/ porque si no va mañana/ yo me doy un porrazo.// Ven un instante junto a mí/ para que oigas lo que quiero decirte: que si no me quieres, alma de mi corazón,/ te doy cuatro pesos para que compres tu refajo.// Si acaso no me quieres/ no me digas cara de gato./ Y si me quieres, mujer de mi corazón/ te daré seis pesos para que compres cuatro listones."