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No. 107 / Marzo 2018

Lou Parra
(Acapulco, 1985. Reside en Leeds, Inglaterra)


Mancha 1

Tras el céfiro,
ventanal abierto
deja caer hoja
pinnatisecta.

Por meses
un tallo delgado
buscó el estro
en pedazo de tierra.

Sangre de drago
brotó de la corteza
con alteración
paradisiaca.

Quiso decirte:
soy forastero
y tu responder:
yo, anacoreta.

Pero antes llegó la mancha
con resina en tu mano,
para sacar la hoja seca
por la estación que empieza.

 

Mancha 2

Por tu presencia mítica,
cuerpo estriado
es mancha
de/mente.

Ha salido y vuelto
a tu madriguera
con motes aciagos
y una parábola en su cuerpo.

Plomizo abandono
que sabe lo que pasa
y como giróscopo
corrompe la tierra.

Animal de prueba
con veneno regulado
avanza y retrocede
para beber su agonía.

Vedeja perdida,
niega el fuego
que otros prenden
en su cabeza.

Del espacio cavernoso,
Safo y Platón le despiden,
y sin pre/texto
se vuelve tinieblas.

 

Mancha 3

11 pm en una carretera
que lleva directo
a la intervención quirúrgica
por cavidad cardiaca.

En el tablero del carro,
ígnea señal presagia
el último soplo
de nuestra calma.

Junto al paraje baldío,
no hay aparato que sirva,
nadie se detendrá
en esta curva sin tiempo.

La ciudad remota
es una mancha anestesiada
que desampara
la cicatriz de tu órgano.