No. 108 /  Abril 2018

El Jardín Marino


Seamus Heaney / Jan Hendrix



Enrique Juncosa


El irlandés Seamus Heaney (1939-2013) pertenece al reducido número de poetas, como Whitman, Cavafis, Lorca, Brodsky, Paz, Walcott, Borges o Milosz, que son tan inmensamente populares como críticamente reconocidos. Viví en Irlanda cerca de nueve años, donde tuve la ocasión de conocerle, y puedo dar fe de que sus lecturas allí eran actos multitudinarios. Por otra parte, Heaney fue profesor en Harvard y en Oxford, y le fue concedido el Premio Nobel de Literatura en 1995. Él mismo definió su poesía como un equilibrio entre lo lírico y lo cívico, lo que tal vez explique su extenso atractivo. En el 2009, programé, en el Irish Museum of Modern Art de Dublín, que entonces dirigía, una exposición que quería celebrar el 70 aniversario del poeta. Fue una muestra  dedicada a sus libros con artistas. Heaney era una persona accesible que participaba activamente en la vida cultural dublinesa, así que no es de extrañar que llegara a colaborar con una gran número de artistas de su círculo de amistades como Barrie Cooke, Felim Egam, Cecil King, Colin Middleton o Louis le Brocquy quien pintó varios retratos del poeta, pertenecientes a su vasta serie de retratos de escritores. También fue el caso, sin embargo, ya que su celebridad fue internacional, que Heaney publicara libros con artistas de otros países, incluyendo a David Hockney o a Sol LeWitt. De estos últimos proyectos, destacan sus dos colaboraciones con Jan Hendrix (nacido en 1949), un artista holandés afincado en México desde finales de los años 70.

Según cuenta Heaney a Christina Kennedy, en la entrevista publicada en el catálogo de la exposición dublinesa mencionada, Hendrix había escrito una vez al poeta enviándole un serie de grabados suyos inspirados por un poema temprano “The Peninsula”, recogido en Door into the Dark (1969). Se trata de un poema paisajístico, enormemente visual, sobre un día en coche recorriendo la península del título del poema, y en el que tierra, mar y cielo, tras una primera ambigüedad, causada por las nieblas y la evolución de la luz solar, se delimitan con precisión en el recuerdo de la experiencia. No conozco la historia de la relación de Heaney y Hendrix, pero ambos colaborarán después en The Golden Bough (1992) y The Light of the Leaves, (1999), los dos con poemas de Heaney y grabados de Hendrix, el primero utilizando pan de oro y el segundo hoja de plata. Los dos libros fueron realizados en el mismo taller mexicano y editados en Holanda. Heaney había estado en México en un festival de poesía en 1981, que por cierto describe, hablando sobre este evento, con Dennis O´Driscoll, como el mejor entre todos en los que participó durante su vida. El festival fue organizado por Homero Aridjis en Morelia, reuniendo a Paz, Ginsberg, Borges o Günter Grass, entre otros, pero bien pudiera ser que ocurriera antes de que Hendrix le escribiera por primera vez. Por su parte, Hendrix estuvo en Irlanda para presentar el segundo libro mencionado en el contexto de un Festival de Literatura en Galway el año de su aparición, y al año siguiente, en el 2000, expondría el Irish Museum of Modern Art de Dublín.

Heaney nació en la granja de su familia en Irlanda del Norte, fue el primero de nueve hijos, y creció en ese ambiente rural, hasta que fuera a la Universidad en Belfast a estudiar literatura. Publicó su primer libro, Death of a Naturalist en 1966. Su infancia y el paisaje de Irlanda del Norte, con su historia tan conflictiva, están presentes en toda su obra. Dedicó varios poemas, por ejemplo, a las turberas irlandesas, The Bog Poems. The Bogland es un territorio donde se encuentran cuencas lacustres ácidas, repletas de material vegetal más o menos descompuesto, y en donde se han encontrado, muy bien conservados, restos humanos primitivos que fueron víctimas de sacrificios tribales. Heaney convierte estos territorios, donde crecen extraños musgos y líquenes, en espacios metafóricos y míticos que le sirven para explorar temas que van de la religión y la memoria, a la lucha política y la violencia sectaria, que como una contienda tribal, azotaba su país en esos años. En otro de sus libros, Station Island (1984) utilizó el paisaje de forma similar. Aquí, se centra en una isla en un lago que es un lugar de peregrinación, conocido como el Purgatorio de San Patricio, santo patrón de Irlanda. Se trata de un lugar a donde se va caminando descalzo y sin dormir hasta llegar a unos círculos de piedras que se dice son restos de un antiguo monasterio. Como sucede con las turberas, este lugar le sirve a Heaney a la perfección para explorar temáticas irlandesas, desde sus muertos y fantasmas, hasta la religión o el sexo. En libros posteriores, las referencias al paisaje pueden ser menos frecuentes, pero su poesía sigue caracterizándose por ser algo afín a la arqueología.

La obra de Hendrix, quien también creció en un contexto rural, está también relacionada con el paisaje y la idea de investigación casi científica. Como consecuencia, es un artista viajero, habiendo visitado muchos países, entre ellos, además de Irlanda o México, donde vive desde hace tantos años como ya hemos dicho, Islandia, Noruega, Kenia, China, Turquía, Egipto, o especialmente Australia, país que ha visitado en numerosas ocasiones y en donde llegó a estar todo una año, en 2010, recolectando plantas. Los temas botánicos constituyen el centro de su trabajo, surgiendo sus imágenes a partir de las formas de hojas, ramas, flores o semillas, para desarrollar configuraciones gráficas casi abstractas a partir de dibujos y siluetas. Si empezó como grabador, su obra ha ido evolucionando hacia lo que quizás pudiéramos llamar interiorismo, creando grandes murales e intervenciones de naturaleza arquitectónica que nos remiten a las sombras de los árboles y a las tramas de sus hojas, y a ideas de umbrales y órdenes. Sin embargo, y aunque lo formal es central en el trabajo de Hendrix, éste tiene también connotaciones ecológicas, creando de algún modo un gran archivo de plantas, algunas de lugares como selvas amenazadas. La obra de ambos es finalmente muy distinta, pero en un momento coincidieron de una forma efectiva y luminosa.