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Arde el aire
Traducción de Fabienne Bradu
Ediciones Sin Nombre,
México, 2005.
 
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No. 108 / Abril 2018





III
                                                         Para Fernand Verhesen

 

fuego sobre la noche
y desaprendes los acordes de las sendas
la inocencia de las palabras
la arrogancia
tanto como el miedo
que estrangula la luz
cimbreante

que se eleva hacia el calor
ardiente
cuando el vacío cesa
traza el vuelo de un pájaro para romper
a tus pies los signos fértiles
de los desacuerdos
y del azar
ahí donde se inventa el silencio

del eco va
y vuelve la copla de los mendigos
la piel se acopla a las estaciones
aquí
la vida se despreocupa de las velas
se traga      de noche
en la oscuridad de los sentidos




VII

Todo está ahí                        en la indiferencia
todos los ángulos desconocidos
la incertidumbre de los vientos          de las nieves
todos tus naufragios invisibles 
y tus bosques y tus invernadas

 

todo está ahí
en la alternancia del ojo

desde entonces nada se mueve
como el cuerpo se teje en la sangre
de los hielos que te muelen               afuera
en el deshielo de su desaparición

una tras otra             largas nubes de soledad
ceguera e incertidumbre
en la cima de la noche
al despertar impronunciable del despertar




VIII

Todo está detenido de un trazo
entre los días
Línea de ruptura
las pruebas perdidas
Sus refugios se aproximan
al roce
del mundo
Apenas en el lindero de las palabras

Acechar el día           perdido de noche
Recrear                  los gestos insumisos
Rehacer                 hasta el agotamiento
El estrépito               de los días pasados

Rehacer el viaje
de los dioses sentados
Rechazar sus miradas torpes
Gesticulando en este vértigo opaco
Que presiente el sueño de los tordos
Y acaso tendrán
algo de los bordos
Que conquista el silencio de las aguas
Que los clamores solares reavivan
Muy cerca de los ciclos lunares