Desde mi adolescencia me acompañó la poesía de Baldomero, tan sencilla y a la vez tan profunda.

Cuando releía alguna estrofa querida o descubría un poema nuevo, muchas veces tuve la idea de poner imágenes a esas palabras mágicas.

Hace unos años, poco después de mudarme a Parque Chas, me enteré de que una nieta de Baldomero vivía enfrente de mi nueva casa. Lo consideré la señal de que era momento de concretar el proyecto.

Me puse en contacto con ella y luego conocí al resto de la familia: una hija y seis nietas. A través suyo tuve acceso a obras que no conocía y a un sinnúmero de pequeñas anécdotas del poeta que enriquecieron mi perspectiva y contribuyeron a hacerme aún más entrañable su figura.

Así fui dando forma a una serie de ilustraciones realizadas en distintas técnicas y estilos; acompañando la diversidad de la obra de Baldomero que pasa de lo urbano a lo rural, de lo festivo a lo melancólico, de lo jocoso a lo metafísico.

Hoy tengo la gran alegría de concretar el proyecto en la forma de este libro. Espero que disfruten las palabras y las imágenes que amorosamente lo han construido.