El título es cautivante, cautivante porque es un verso de López Velarde. Abro el libro. Me topo con la sorpresa de que Armando Alanís Pulido (Monterrey, 1969) tiene el honor de que su última publicación lleve un prólogo de Gonzalo Rojas fechado en Monterrey N.L., marzo 2007. En las pocas, pero festivas líneas, el poeta de la “reniñez” destaca las características esenciales de La costumbre heroicamente insana de hablar solo. Éstas son: la brevedad (en cercanía con el aforismo, la miniatura, o la instantánea) y una aparente liviandad, “cierto deshacimiento del pathos tan frecuente en la lírica, lo que no menoscaba el encanto.” —escribe Rojas. Para el que aquí reseña (lleno de pathos) esa liviandad en algunas ocasiones resulta naiv, y en otras hasta cursi; de ahí que se menoscabe el encanto (“Somos sólo polvo, polvito, partícula del tiempo”), pero en otros momentos se recupera: Por encima de la costumbre y del rito, tu voz; tu voz que sale El libro se estructura en tres partes; aunque los títulos de los poemas de la segunda sección podrían funcionar como poemitas independientes, o bien como un sólo cubo yuxtapuesto. Al revisar el índice, en su abstracción, tuve la sensación de leer un poema ya leído:
Indecible
Con "Versus (casi siempre)" inicia el libro, poema que aspira a ser largo en su brevedad. Se aspira al “siempre” en la miniatura, desde el “Casi siempre” se contraponen en versos de cuatro ínfimas líneas, motivos primordiales para la poesía: la palabra que menosprecia versus la palabra que basta, la mirada que cuida versus la mirada que tortura, Casi siempre la voz construye Casi siempre la voz destruye “Casi siempre el cuerpo es el pretexto” se opone a “el cuerpo estorba”, la carta de amor ridícula a la que nos salva, la noche que muerde ante la noche que exalta, “la memoria nos distrae” se enfrenta a “la memoria inspira”, “la luz obliga” a “la luz dispone”… “Casi siempre Historias que nunca serán llevadas a la pantalla es el segundo apartado del libro. Aquí se desarrolla la instantánea: historias que han sido llevadas a la poesía y son proyecciones que no se pueden proyectar. El poeta tal vez inconscientemente vuelve al recurso “versus” (casi siempre), oxímoron y paradoja son el betún de la construcción. Se habita el desalojo, se habla en silencio, se escribe en silencio, en soledad para el otro, para ella, contigo, “la luz y la sombra en un zig-zag…” La idea era la siguiente: Culminar. Pero mientras este feroz Con “lugares comunes” termina el poema, con “lugares comunes” se estructura La costumbre heroicamente insana de hablar solo, porque aquí se habla de lo que origina el amor: la poesía que repite lo universal. Casi siempre el poeta es un héroe
“Lleno de lugares comunes” se conversa, se calla, el silencio se propaga por lo expuesto y surge la pregunta: “¿Y si estas palabras estuvieran escritas en mi secreto cuaderno?” Con la liviandad de la interrogación, del cuaderno secreto y del silencio que conquista el espacio, se llega al apartado final del libro: |
Leer poemas... {moscomment} |