No. 109 / Mayo 2018

Poesía en tiempo de guerra

 
Vinicius de Moraes
(Río de Janeiro, 1913-1980)

Marcus Vinicius de Moraes nació el 19 de octubre de 1913 en Rio de Janeiro. Aunque es conocido por su gran aportación a la música popular brasileña por ser uno de los iniciadores del Bossa Nova, él mismo apuntaba que su primera y mayor vocación era la poesía. Y, en efecto, antes de explotar a finales de la década de los 50 el fenómeno musical que fundó con Tom Jobim y João Gilberto, Vinicius ya tenía toda una obra literaria con títulos como Forma e exegese (1935), Novos Poemas (1938), Cinco elegias (1943) y Pátria Minha (1949). También formó parte del Ministerio de Relaciones Exteriores, sin embargo, en 1968 fue retirado del servicio diplomático en ejecución del Acto Institucional 5 (AI-E) creado por la dictadura militar brasileña. La justificación: "vagancia", según el expresidente João Figueiredo. A partir de entonces repartió su vida entre el cine, la dramaturgia, la literatura y, principalmente, la música, en la que destacan sus innumerables colaboraciones con diferentes artistas, así como la musicalización de varios de sus poemas. Murió el 9 de julio de 1980 en Rio de Janeiro.


A rosa de Hiroxima

Pensem nas crianças
Mudas telepáticas
Pensem nas meninas
Cegas inexatas
Pensem nas mulheres
Rotas alteradas
Pensem nas feridas
Como rosas cálidas
Mas oh não se esqueçam
Da rosa da rosa
Da rosa de Hiroxima
A rosa hereditária
A rosa radioativa
Estúpida e inválida
A rosa com cirrose
A antirrosa atômica
Sem cor sem perfume
Sem rosa sem nada.




La rosa de Hiroshima

Piensen en los niños
Mudos telepáticos
Piensen en las niñas
Ciegas inexactas
Piensen en las mujeres
Rotas alteradas
Piensen en las heridas
Como rosas cálidas
Pero oh no se olviden
De la rosa de la rosa
De la rosa de Hiroshima
La rosa hereditaria
La rosa radioactiva
Estúpida e inválida
La rosa con cirrosis
La anti-rosa atómica
Sin color sin perfume
Sin rosa sin nada.




Balada dos mortos dos campos de concentração

Cadáveres de Nordhausen Erla, Belsen e Buchenwald!
Ocos, flácidos cadáveres
Como espantalhos, largados
Na sementeira espectral
Dos ermos campos estéreis
De Buchenwald e Dachau.
Cadáveres necrosados
Amontoados no chão
Esquálidos enlaçados
Em beijos estupefatos
Como ascetas siderados
Em presença da visão.
Cadáveres putrefatos
Os magros braços em cruz
Em vossas faces hediondas
Há sorrisos de giocondas
E em vossos corpos, a luz
Que da treva cria a aurora.
Cadáveres fluorescentes
Desenraizados do pó
Que emoção não dá-me o ver-vos
Em vosso êxtase sem nervos
Em vossa prece tão-só
Grandes, góticos cadáveres!
Ah, doces mortos atônitos
Quebrados a torniquete
Vossas louras manicuras
Arrancaram-vos as unhas
No requinte de tortura
Da última toalete...
A vós vos tiraram a casa
A vós vos tiraram o nome
Fostes marcados a brasa
Depois vos mataram de fome!
Vossa peles afrouxadas
Sobre os esqueletos dão-me
A impressão que éreis tambores —
Os instrumentos do Monstro —
Desfibrados a pancada:
Ó mortos de percussão!
Cadáveres de Nordhausen Erla, Belsen e Buchenwald!
Vós sois o húmus da terra
De onde a árvore do castigo
Dará madeira ao patíbulo
E de onde os frutos da paz
Tombarão no chão da guerra!




Balada de los muertos en los campos de concentración

¡Cadáveres de Nordhausen Erla, Belsen y Buchenwald!
Huecos, flácidos cadáveres
Como espantapájaros, abandonados
En el sembradío espectral
De los yermos campos estériles
De Buchenwald y Dachau.
Cadáveres necrosados
Amontonados en el piso
Escuálidos enlazados
En besos estupefactos
Como ascetas paralizados
En presencia de la visión.
Cadáveres putrefactos
Los magros brazos en cruz
En vuestros caras hediondas
Hay sonrisas de giocondas
Y en vuestros cuerpos, la luz
Que de la oscuridad crea la aurora.
Cadáveres fluorescentes
Desenraizados del polvo
No me emociona veros
En vuestro éxtasis sin nervios
En vuestra tan única plegaria
¡Grandes, góticos cadáveres!
Ah, dulces muertos atónitos
Quebrados a torniquete
Vuestras doradas manicuras
Os arrancaron las uñas
En el refinamiento de la tortura
De la última toilette…
A vosotros os quitaron la casa
A vosotros os quitaron el nombre
fuisteis marcados con brasas
¡Después os mataron de hambre!
Vuestras pieles flácidas
Sobre los esqueletos me dan
La impresión que erais tambores –
Los instrumentos del Monstruo –
Desollados a golpes:
¡Oh muertos de percusión!
¡Cadáveres de Nordhausen Erla, Belsen y Buchenwald!
Vosotros sois el humus de la tierra
De donde el árbol del castigo
Dará madera al patíbulo
Y de donde los frutos de la paz
¡Tumbarán en el suelo de la guerra!