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portada-lacercana-100.jpg La proximité / La cercanía, Luis Vicente de Aguinaga, edición bilingüe, traduccón de Sophie Martin, Écrits des Forges-
Ediciones Arlequín, Trois-Rivières, Quebec, 2008

 
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Acto de presencia 

Una balada con proverbios-
para confirmar las certezas
de Mateo 6:25 y ss.

El ojo del buen Dios, ay, no se abrirá para nosotros.
(Es bueno decir ay  de vez en cuando.)
La gruesa tela de Su misericordia,
digamos por decir,
¿cómo podría envolvernos?
De noche nos incomodaría, como una piyama
demasiado caliente. Y sudaríamos.

La garza cacarea sin preocuparse
y no ha visto nunca un árbol genealógico.
La jirafa ignora el tamaño de sus cuernos
y es obvio que no reza los domingos.
La sangre no puede saber si baja o sube.
Así, como las bestias,
dejar que el viento sople
y deje de soplar
en un mismo abandono. Tus congojas
no exprimirán lágrimas del cielo.
El ojo del buen Dios –volvamos al principio-
no entornará su párpado, no arderá de ternura
por nosotros.

Para qué subrayarlo.
            Qué caso tiene esto.

La garza, y la jirafa, y la sangre.
No hay modo, pues, de retrasar la dicha:
el día está servido, y por su cuenta
los pies ya bailan todas las canciones.



Talismanes

Hay algo en el desván que pudo estar perdido,
que pudo ser la pieza que faltaba.
Un lápiz, una llave,
quizá los restos de un cuaderno
y el dibujo preciso de un isla
y un mar, y unos delfines
que desde el agua impulsan todo el aire.
Abalorios, juguetes cobrados al azar,
cancioneros que nunca te gustaron.
Una foto de grupo, y ese niño
al centro- ya no reconoces
la distracción de su mirada
ni el severo grosor de sus anteojos.

Ya no te reconoces.

Pero al subir la escalerilla
que conduce al desván (cuarto cerrado
por láminas de tierra y por sustancias
amargas)
te pareció la noche menos tenue,
los peldaños más firmes,
y sentiste el aroma de unas ropas
tendidas en el gancho de lo incierto.

Lo adivinaste: hay algo en el desván,
algo que pudo estar entre tus manos
y perderse, y entrar en la memoria
como salen del mar el aire y los delfines:
dejando sólo su reflejo.



Términos del café

Se tardan en llegar, pero al fin
llegan: las migajas
de pan al fondo del café
con leche. Alguien pide 
la cuenta y no sé dónde
se escondieron los taxis, los timbres
desatendidos del teléfono, las corbatas
en suma. No le cuesta
llegar, porque al fin
es lo mismo: la cucharada
que raspa la taza por el fondo,
las gotas del estribo,
las migajas
que estuvieron aquí desde el comienzo.



Sacar una navaja
 

a Manolo

Sacar una navaja y rascar la pintura.
Ir por un palo y escarbar el muro.
Tirar los techos con un marro.
Patear hasta derribar las llaves del agua
             y los excusados.
Encontrar la verdadera casa.



Medio de contención

3

Libre de culpa, se amarra los botines.
Ajusta el cuello de su camiseta
y enseña, casi por descuido, los tatuajes
que cifran la historia de sus bíceps.
No lleva espinilleras.
Al comienzo del juego está muy serio, y poco a poco
ya grita y maldice y gesticula.
Quizá, puede ser, nunca se sabe: tal vez,
para el segundo tiempo,

consiga entrar de cambio.


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