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portada-Sonia-masoliver.jpg Sònia  
Juan Antonio Masoliver Ródenas, El Acantilado, Barcelona, 2008
 

Por Pedro Serrano
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Estrategias de la desolación

 

 
 
Dando, dando de vueltas
los caballitos del carrusel
saltan, repiqueteando su cascabel.

Patos, perro y gatos,
y conejitos de blanca piel
gritan al ir montados en su corcel.


Cri Cri


He escogido este epígrafe de una de las canciones de Cri Cri para mostrar, desde un espacio en el que nos reconocemos de niños, cómo en realidad oculta e incluye, solapa como nuestra propia vida, una continuidad entre el mundo adulto y el infantil, con todos sus reclamos, inocencias y sordidez de manera simultánea. Las canciones de Cri Cri para niños son a la vez plácido reducto de imágenes infantiles y turbia coloratura de agitación sexual del mundo adulto. Esto me sirve de preámbulo para ilustrar cómo el mundo poético que encontramos en los libros de Juan Antonio Masoliver Ródenas puede ser representado con la alegoría del carrusel de las ferias de pueblo, mitad festividad y mitad espectro, del mismo modo que los caballitos de la feria en muchas películas son simultáneamente representación de la inocencia y ambientación del mal. En esta representación van los caballos, subiendo y bajando repetitivamente, unos volteados a su izquierda, otros elevando las crines, todos en estática actividad, detenidos en el salto y a la vez repercutiendo y penando en un galope eterno, en el que conviven simultáneamente la infancia y la madurez, la muerte y la alegría, como experiencias tanto vitales como poéticas. La figura del carrusel de feria para tratar de explicar la poesía de Masoliver no es caprichosa. Aunque tampoco sale tal cual, hay que aclararlo, del molino de imágenes producidas por él a lo largo de muchos años de escritura poética. Sin embargo, funciona simbólicamente para reconstruir el  espacio de lo siniestro, que en su poesía es central, como conjunción de mundo infantil, de circularidad continua, de obsesiva repetición, de carga de deseo y pérdida, de llanto y sexualidad intensas. Los poemas de Masoliver no van de la infancia a la mayoría de edad, sino que fluctúan y oscilan en todas las edades de la vida, sin quedarse en ninguna y a la vez permaneciendo en todas ellas. No por nada su libro anterior se tituló La memoria sin tregua, que ahora Sònia, o como adentro entendemos que también se llama, Sentimientos italianos, corrobora.

Los caballos, además, son una de las continuidades imaginativas en la poesía de Masoliver, y en ese sentido autorizan la alegoría del carrusel. Pero sus caballos son animales reales, de campo, echan humo por las fosas nasales y descargan chorros de orina como si aliviaran al mundo, caballos que huelen a sus yeguas y cuyos penes cuelgan plácidos meciendo y midiendo el suelo, como futbolistas italianos en la espera del catenaccio, “envueltos en moscas del sol y el polen de las yeguas lejanas aullando la ausencia”. Prestos para alzarse con la victoria o aullando en la desolación de la pérdida, los caballos de sus poemas simbolizan la contención del mundo y la fuerza de la escritura: “Si estás contento los caballos cantan. Cantan si les susurras la canción secreta que surge del pozo del dolor como un pozal al encontrar la luz”.

En este carrusel emocional los poemas de Sónia giran continuamente subidos en una serie de imágenes en las que borbollona todo lo que es la vida: la dolorosa infancia solitaria o familiar, la cómplice adolescencia sexual y amistosa, la nada, con la que tiene un continuo enfrentamiento. En este recorrido el libro recoge y recorre El Masnou, el pueblo de la costa catalana donde Masoliver nació y al que ha regresado a vivir, la casa familiar con la madre de “pecho agrio y “rencoroso amor” y “el niño a la deriva”, varios amigos muertos, el regreso “después de cuarenta años de sueños o pesadillas en las islas sin sol”, es decir en Inglaterra, y finalmente la última sección del libro, titulada también “Sònia”, que redondea una historia de amor y que recorre los tópicos masoliverianos: pubis, nalgas y vello como espejo del mundo, con su llanto y su felicidad.

 


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