Alda Merini

merini-web.jpgAlda Merini (Milán, 1931) nace a las 5 de un viernes lluvioso en una casa sobre Via San Vincenzo: “La casa era pobre pero mis padres espléndidos”. Ella dice haber nacido loca un día 21 de primavera. Su relación con Proserpina puede estar relacionada con el descenso inminente de todo poeta a los infiernos. Sin embargo, nadie nace loco. Narra que a los ocho años, aupada en las rodillas de su padre, memorizaba extensos fragmentos de la Commedia ilustrada por Doré: “sobre todo me angustiaban aquellas figuras desnudas eternamente castigadas, eternamente llenas de frío y soledad”. Esa soledad de la que habla la Merini puede ser el origen de algo que hoy llaman locura, y que yo asocio más con el origen de los afectos. Ella con su obra nos ayuda a transitar el dolor, el amor, el desamparo, no como formas inadecuadas de vivir, sino como pasajes hacia una vida nueva en donde la palabra trascendida permite la verdadera desnudez, esa de la que habla Heráclito porque expande los límites del alma y así sea acariciada y redimida por la voz.  J.L.C.