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Derek Walcott

 

Traducción de Óscar Paúl Castro Montes

Estas versiones forman parte de
Derek Walcott. 6 Poemas, trabajo que recibió el Segundo Premio de la categoría Traducción del Concurso 39 de la revista Punto de partida. El material completo puede leerse en la edición de internet de Punto de partida No. 151 (septiembre-octubre).

 


Práctica de piano

Para Mark Strand

Abril, otra quincena, abril metropolitano.
Una llovizna humedece la entrada del museo,
¡como sus ojos al dejarte, falible primavera!
El sol va secando la fachada de piedra pómez de la avenida
delicadamente, semejante a una muchacha que recorre con un
    pañuelo su mejilla;
el asfalto brilla como un sombrero de seda,
las fuentes trotan como percherones alrededor del Museo
    Metropolitano,
clip, clop, clip, clop en el Manhattan de la Belle Epoque,
los canales separan sus labios para recibir la lluvia de primavera,
por nebulosas avenidas semejantes a clichés impresionistas,
con sus cornisas de gárgolas,
sus flores de concreto en los frontones resquebrajados,
sus estaciones del metro con mosaicos bizantinos;
el alma estornuda y uno trata de asimilar
el collage de un siglo que termina,
el dramatismo epistolar, el antiguo dolor Laforgueano.

Plazas desiertas arrasadas por ráfagas de remordimientos,
calles empedradas relucientes por la lluvia donde un carruaje
encortinado trotaba alrededor de un rincón de Europa por vez
    última,
mientras los canales se replegaban como concertinas.
En este instante la fiebre enrojece las zonas de conflicto del planeta,
la lluvia salpica las blancas sillas de hierro en los jardines.

Hoy es jueves, Vallejo está muriendo,
sin embargo ven, muchacha, toma tu impermeable, vamos a buscar
    la vida
en algún café detrás de ventanas llorosas de lluvia,
quizás el fin de siècle no ha terminado realmente,
acaso en algún lugar hay un piano donde aún resuena,
mientras las bombillas van encendiéndose a través del corazón de la
    tarde
en la estación de los tulipanes y del pálido asesino.
Invoqué a la Musa, ella excusó que le dolía la cabeza,
pero tal vez sólo sentía pena de ser vista
con alguien que pertenece a un clima intransferible;
entonces dejé atrás las flores en piedra, los frontones silvestres,
solo. No fui yo quien disparó al archiduque,
me absuelvo de todos lo crímenes de este tipo,
murmura el obsceno graffiti del metro;
yo no podría ofrecerle a ella nada salvo la predecible
pálida pañoleta de vulgar seda del crepúsculo.

Bien, adiós entonces, lamento nunca haber ido
a la gran ciudad que le dio fiebre a Vallejo.
Tal vez el Sena opaque al Río Este,
tal vez, pero cerca del Metropolitano
un tenor de acero
ensaya de manera sorprendente algo de la antigua Viena,
las escalas deslizándose como pececillos a través del mar. 




Mapa del nuevo mundo

I
Archipiélagos

Al final de esta oración comenzará la lluvia.
Al filo de la lluvia partirá un navío.

El navío perderá de vista las islas poco a poco;
se tornará bruma la certeza de los puertos
en una raza entera.

La guerra de diez años ha terminado.
El cabello de Helena es una nube gris.
Troya, un blanco foso de ceniza
al lado del mar que salpica.

La llovizna se tensa como las cuerdas de un arpa.
Un hombre de nublados ojos recibe la lluvia
y entona el primer verso de la Odisea.




Finales



Las cosas no explotan,
se debilitan, se desvanecen,

como la luz del sol se desvanece de la carne,
como la espuma se absorbe rápidamente en la arena,

incluso el relámpago deslumbrante del amor
carece de un final estruendoso,

muere con un sonido
de flores marchitándose como la carne

con la piedra pómez húmeda,
todo trabaja para esto

hasta que nada nos queda
salvo el silencio que rodea la cabeza de Beethoven.

 


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