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Tiempo efímero

Delfina Goldaracena
(1990-2006)


Ofrecemos poemas de esta autora que fue publicada por primera vez a los 8 años de edad en la antología Poesía en el Subte.

 

 

EL SOL DEL ATARDECER
hace  crecer
más vegetal a mi corazón

Necochea, julio 1997



DULCE ES EL QUE MANEJA EL VIENTO
el que fusila el carbón
el que mata la naranja de la fuerte juventud
de a gloria del sueño
pero es más dulce el caramelo de la vida



Un mundo soñado


Una uva que me mira
con sus pies amarillos
El espejo que me mira
ya no es mi mundo

Te haremos un cumpleaños mi niño
en la uva:
mojada
rota
flor
flor de uva
flor vida
flor que cuando
las nubes se hicieron para mirar
el agua que no soporta

Mi uva mira la nube
Mi uva es el mundo
ya no es vida
es muerte.

09/07/99



Un día


El enemigo del mundo fue un cadáver
fue agua
fue sombra
fue fortaleza
la luna los vio caer
los vio por el cielo de la inquietud
de árboles y flores
volando los vio
les vio los brazos por lo menos
los ojos perversos les vio
pero no vio la sombra por la pared



SÓLO SANGRE PARA QUEMAR LAS AGUAS
sólo una garganta para entonar esta melodía
sólo hierbas para fundir la piel
Él estaba sentado sobre la mesa de la ironía
recordando
momentos en que la lluvia caía
ciegas acciones
¿Cuándo entenderá que su cuerpo se desvanece
lentamente?

Presentación del libro Escritos de taller III
diciembre de 2002



Tiempo efímero


Como arena
proyectando lo infinito
dejo que el agua
tonifique la sangre
(fascinación macabra)
Madre, descansa tu mirada
La niña elegirá sus colores
y te llevará a volar
de la mano
para que juntas
cultiven
una y otra vez
lo absurdo
lo irreverente
dejando que los juncos
absorban los años
y el río
los imbuya entre las aguas

Y que el tiempo evapore
la memoria
entre sus manos

Regalo de cumpleaños a Cristina Domenech
21/06/2006



Tiempo efímero II


Como un banco de arena
detenido el tiempo del río profundo
dejo que el agua
tonifique la sangre
(fascinación macabra)
Caminábamos
Tratabas de darme las voces
del viejo pueblo
Casa Negra, decías
cuando buscaba el carretel
que me devolviera tu lengua
Esa casa negra
nosotras mismas
madera dura
donde mueren
las historias.
Madre, descansa tu mirada
La niña elegirá sus colores
y te llevará a volar
de la mano
para que juntas
cultiven
una y otra vez
lo absurdo
lo irreverente
dejando que los juncos
absorban los años
y el río
les imbuya palabras de agua
y que el tiempo
evapore la memoria
entre tus manos

Premio Municipalidad de San Isidro, concurso literario
“300 años de la Capellanía de San Isidro”

octubre, 2006

 


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