1
Hay cielos más propicios que la sangre
;
Devastaciones más benignas que el espíritu
;
Vigilias ciegas como la sed del cuerpo
(Ciega es la voz que participa
En el plexilio y sus comarcas.)
El cuerpo es el blanco
;
La sed, la flecha.
La aridez se reúne en la visión
;
La transparencia en la fortaleza del arco.
La velocidad de la sed
Es directamente proporcional
A la vigilia del cuerpo.
2
Existir es alejarse.
Cada verso
Me aleja de la pendiente,
La escritura establece
Un diálogo (un abismo)
Entre el ser y su reflejo.
(Estoy interrumpiendo ese diálogo.)
Existir es alejarse.
La lejanía es el eje,
Tan mutable
Como la flama.
3
La fuente permanece inalterable.
El espíritu y sus cauces son la vía.
El desierto permanece inalterable.
El espíritu y sus cauces son la vía.
La atávica proximidad de Dios permanece inalterable.
El espíritu y sus cauces son la vía.
4
La (in)vulnerabilidad se extiende
Como un canto
;
(Sigo el sesgo a una estación propicia
E ignoro el mecanismo del retorno)
Madura el ancla en el árbol de la médula
;
La sed es un cielo anticipado,
Un relámpago inmóvil en la memoria
De la arboleda.
El fruto flamígero de la sed
Ya está cantando.
5
Desde los cauces
El alba es la sed
;
La sed se inscribe
(a)parte
:
Se sujeta a la ley del cuerpo.
El cuerpo es el eje del fuego
(El fuego es el cauce)
Como el cenit
:
El sueño.
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