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Del archivo de 
Periódico de poesía 

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En el invierno de 1995-96, Periódico de poesía publicó estos tres poemas de Tomás Segovia que ahora, 13 diciembres después, ofrecemos nuevamente a nuestros lectores.
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Celebración de un temple

Era una bocanada densa como ésta
Un aire no del todo despertado
De su vasto reposo
Que bajaba rodando blandamente
Al centro celebrado de nuestros panoramas
El que envolvía con sencillo lujo
Como una amistad libre y taciturna
Nuestra preciada lentitud alerta

No otra cosa soñaba desde siempre la piel
Para evadirse de sus vigilancias
Y sumergirse toda en el mar caldeado
Del abismal instante
La espera temblorosa del destino
No era ya tabla de evasión de nada
Era ya sólo un tenso eje
Que en plena aceptación nos sostenía erguidos

Así avanzábamos sin computar las huellas
Bebiéndonos las aguas con sal de luz del mundo
Sin macas de rencor nuestra esperanza entonces

Y ahora imploraría al duro amor del tiempo
En la mitad de esta desierta gloria
Entre estos seres a su vez hundidos
En la gran amnistía de la hora
Sin saber cómo estuvo allí ya entonces
Que hiciera aquí visible redimiendo los ojos
Aquella libertad que se alzaba animosa
Lamida por las lenguas imperiosas del viento
En el umbral del reino
Desafiando las hambrientas fauces
Cuyo encendido aliento nos oreaba el rostro
Ansiando devorar a su elegido.

(Madrid, 8 y 10 de abril de 1995)

 


Feriados

Nos lo han dejado todo
En la ciudad vacía
Que todos desertaron
Tan sólo para lejos de ella
Hundirse aún más en su obsesión

Se irían sin saber
Que iba a ser tan azul
El frescor del silencio
Tan vasta la invasión de diáfana maleza
De la paz readmitida

Y no sólo de espacio somos ricos de pronto
También se quedó el tiempo
Chapoteando contra nuestros muros
Y vagamos sin rumbo
Con esa libertad paralizada
A la vez sin condena y sin destino
Del siervo que recorre ocioso
Los patios en solemne mudez del amo ausente

Y con todo con todo
Tampoco aquí nos falta
El vórtice de ausencia
Que es el callado aullido de toda plenitud
En la fría limpieza de los soplos
Que nada opaca ahora
Es triste estar con uno mismo
Mortalmente añorando algo fatal
Inquietante lejano inescapable
A quien rendir la vida.

(Madrid, 15 de abril de 1995)

 


Palco

También alguna vez se amansa el tiempo
Y se echa a nuestros pies a calentárnoslos
Hundidos en la hondura de su fiero pelaje
Con su cálido temple de violencia depuesta

Y vuelvo a estar en el pausado palco
Siempre topado inesperadamente
Como un sereno y claro acantilado
Que la mano del náufrago encontró a ciegas

Y estoy de nuevo a salvo
Febril y arrebullado y siempre
Convaleciente aún de haber nacido
En la orilla piadosa de este lago de tiempo
Sin ímpetu y sin precipicio
Sin más deseo y también sin más castigo
Que durar mientras dure esta duración misma
Que aunque no tiene peso
Vuela no sé por qué con redundantes alas.

(Madrid, 25 de abril de 1995)


Periódico de Poesía, nueva época, invierno 1995-1996,
núm. 12, UNAM/ INBA, México, 1995

 


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