Bodegón con ciruelas
El punto lechoso en el que habita
La fronda del árbol
El habitante y su artilugio en el ramaje
En la noche o en el alba la vigilia del pájaro
Y el cisma de su lengua y de su canto
Su vistoso plumaje y lo que encierra
En el tronco quebradizo la resina
El insecto y su burbuja
Su burbuja de tiempo
Un antes un después y un ahora
Su esquemático misterio
Su signo
Su código Valente
Su teorema
Las hojas y el invierno
El suelo concedido
La lucerna
La teurgia del niño y su contorno
El Tetragrámaton latente y su conquista
Lo eterno y lo fugaz
Lo trópico y el fruto que se brinda
La lozanía de todo la podredumbre las ciruelas.
Bodegón con pitahaya
Los cardones erguidos en el patio
Y el tropel de trastos en el cenit de la tarde
En el atardecer galopante hacia las sombras
Las pitahayas desparramando su fresco olor
Su cremoso verde
Jaspeado de puntitos negros
…Y algo intemporal
Obsedido de libélulas mariposas y palomas
Tocadas por un aire siniestro
Presagiado entre los cactus.
Bodegón con cerezas
Las frescas cerezas eran
Como grumos de glóbulos rojos
En el cuerpo de sus racimos
Cerezas para el corro de los niños
Vindicadoras cerezas de un reino extraviado
Consustanciadas cerezas con la luz
Y refractadas en los amaneceres
Con el canto de los gallos
Calisténicas cerezas en la hora exacta del meridiano
Cerezas para éxtasis en el ánfora de Dionisos
Tintas cerezas para vinos de cónclaves
Sustantivas cerezas para cáliz consagrado
Apetitosas cerezas para la emaciación de los ancianos
Cerezas túrgidas para una vendimia solar
Habitad plácida y conturbadoramente
Ese nombre.
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