¿Dónde iremos a parar?/ ¿Y si se apaga valderrama?/ ¿maradona es dios?/ ¿por qué escribo ese tipo de cosas?
Son las preguntas de una generación, de una angustia existencial de una generación que se toma en serio las preguntas más que las respuestas. Es el lenguaje el que da cuenta de eso en el libro de González, con su intertextual título; y no hace más que efectuar una constante deriva que se detiene en las preguntas, que, bajo la aparente intrascendencia nos enfrentan a lo “fuera de lo común” del lugar común. En esta estética actual de la lírica , con su desaparición del sujeto garante del pacto del yo con el yo, lo único que nos ata es la pregunta, entonces la pregunta se hace poesía, y la poesía se contruye con la experiencia de “cualquier cosa”, todo es experiencia y todo es trascendente para ese yo inclasificable, desde el hecho de levantarse a orinar en medio de la noche, a la experiencia del niño que ya no somos con el patotero del barrio que terminó mal (o peor que nosotros por lo menos). Eso, todo eso y las malditas preguntas, insidiosas, que habitan la mente de todos, preguntas, diálogos inconclusos, restos diurnos de un sueño o pesadilla con música de fondo de Pink Floyd. Para los que gustan de un lenguaje descontracturado, que tiene esa fluidez del monólogo interno; para los que disfrutan del humor en la poesía, no será un humor risueño, sino más bien ese humor a mitad de camino entre la sonrisa y la mueca. Imperdible la búsqueda en el poema “maldito hippie” donde la angustia que genera la distopía se acentúa hasta límites insospechados. Uno de los mejores libros del 2009. |
{moscomment} |