Si comenzamos con la premisa de la poética como una selección entre las diversas posibilidades, desde la imaginación, para la literatura, se ha de considerar aquí el trabajo analítico sobre la evolución de la función poética de trece autores mexicanos, como un panorama de las condiciones de la producción de literatura en México del siglo pasado. La poética es el conjunto de normas para la generación de una voz autoral, en conjunto con un discurso estructurado en el uso privado de la palabra, con la producción personal del estilo.
Nuestro editor abre la antología con un repaso breve a diversas escuelas como la de Praga o el formalismo ruso (habiendo partido de la Poética, de Aristóteles y la noción de Ars poetica, de Quintiliano) para organizar un tejido de significados convenientemente fijo, por el cual hacer pasar a la literatura mexicana tomando en cuenta la función del contexto del autor en su cultura originaria, lo que habrá de implicar, incluso, cuestiones psicológicas para el estudio de la captura de imágenes practicada por figuras como Xavier Villaurrutia o Alí Chumacero.
En la literatura mexicana, pues, se destacará el peso significativo de la poesía de búsqueda para orientar el estudio sobre la poiésis de lo sagrado, noción que, es necesario acotar, lo mismo cabe encontrarse en la poesía de la pérdida en Concha Urquiza, que en los cuestionamientos sobre la posmodernidad en la poesía de José Emilio Pacheco. Me parece una aportación interesante recordar las categorías de melopea, fanopea y logopea de Pound para considerar los niveles de imagen y sentido que conectan el nivel subtextual en la poesía de autores mexicanos. Considero que la ubicación de factores sociales y culturales identificados por Gordon y sus colaboradores, va orientada hacia la comprensión de las circunstancias personales del autor como individuo creador, implicado en diversas tramas de aparente contradicción con las que impregna su trabajo, producto de una poética de lo extraño o lo olvidado; origen de una sacralizad, como actitud desde la que se intenta comprender al mundo.
Ése es, claro, el caso de Concha Urquiza, pero es necesario recordar que las categorías temáticas de lo sacro y de lo fantasmagórico serán una constante notable para estudiar la composición de las obras de los autores reseñados, como una selección del campo literario nacional, para identificar sus intereses y procesos emblemáticos en su literatura. Así, otro elemento será la polifonía. La composición poética (igualmente inserta en la narrativa) se vale de sus deudas conscientes con viejos maestros y con estilísticas extraídas de diversas épocas con sus respectivos colores. Se menciona en el libro el caso de Ulalume González de León como un ejemplo de continuidad con las categorías mencionadas, cuando se identifica su aproximación al nonsense de Lewis Carroll, espacio de extrañezas y giros exóticos que se ubican y aprecian desde antologías anteriores, mucho más cercanas a las vanguardias históricas y a los primeros herederos del Modernismo y del Surrealismo en nuestro país.
La contraposición de sentidos prima en la conformación de imágenes por encima de los conceptos; también se valora junto con el “versículo poético”, en referencia a la obra de José Carlos Becerra, para conformar un marco de estudios de carácter fenomenológico como un método para estudiar a las formas poéticas como continuidad espacio-temporal para constituir un todo que entonces, deslizándose por la obra literaria, revela al autor y su propuesta. Me parece que es también importante estudiar este modelo como un híbrido entre verso y prosa que presenta la rotación de ritmo, tiempo, y su división en series continuas y variables. Sobre todo porque se reconoce en el libro la intervención de estos factores en el nivel semántico del producto literario para analizar el sentido, matices y orientación de su discurso.
Un concepto componente que se estudia aquí es la retratística poética, esta vez un poco más sujeta a conceptualizaciones sobre imágenes, a través del ejemplo de la poética de Francisco Hernández en busca del misterio de la otredad, y el porqué de su existencia en tanto definición. Lo Otro es visualizado desde los tejidos íntimos de lo literario a partir de la hermenéutica analógica, además de su expresión en metáfora y metonimia, categorías que han de alimentar el estudio sobre la evolución de procesos poiéticos en la configuración de una estilística.
Un factor que me ha parecido fundamental es la recurrencia a la metáfora del objeto de “la cosa” como receptáculo de sentidos, concepto que es ya una figura poética en sí misma y que permanece en circulación en el arsenal retórico del que se propone el estudio que inicia este libro. Sus antecedentes, en el caso de la poesía de Alfonso D'Aquino, se fundan en los recursos de la poesía visual, los caligramas y los ideogramas, con la polisemia que implica, en un proceso transdisciplinar de creación de sentidos.
No puedo dejar de mencionar el estudio que al final del libro se dedica al poeta teotihuacano Felipe Vázquez, autor del poemario Tokonoma (1997), y cuya travesía literaria abarca diversos géneros en el desarrollo de la poética particular del autor, resuelta bajo el nombre de “lectiofanía” que significa la revelación/iluminación del conocimiento a través de un camino sistemático del estudio de una arista de la realidad, a la manera en que Katya Mandoki propone el peripatos como categoría de los juegos del pensamiento (extrapolados desde la obra de Caillois) con base en el trabajo especulativo. Creo que éste es un punto importante, tanto en un sentido literario como subtextual: en japonés, un tokonoma es un nicho sagrado de la casa, destinado a acoger la meditación como vía para la purificación y, precisamente, a la iluminación. Las gramáticas de la arquitectura japonesa han dependido en buena medida de la evolución estética y de la significación mística de este artefacto y, en virtud de estas implicaciones, es tan posible como necesario, visualizarlo en la perspectiva de la tradición zen, desde la que Vázquez recupera para su poesía esta figura cargada de infinidad de recursos de la estética japonesa para producir su obra.
Leer poemas...
|