No. 45 / Diciembre 2011-enero 2012

 

John Wieners
Poemas 

Traducidos por Guillermo Parra y Dayana Fraile

Poema tomado del libro The Hotel Wentley Poems (1958)


Un poema para los tocadiscos

La escena cambia

Cinco horas más tarde y
entro en una habitación
en donde un reloj hace tictac.
Consigo una almohada para
amortiguar el ruido que hago.
Me comprometo a quitarle
su sonido a Dios.
Las palomas en alguna parte
encima de mí, la tos
de un hombre al final del pasillo,
el batir de alas
debajo de mí, el chillido
de los gorriones en el callejón.
Los arañazos que arden
en mi cabellera, el aterrizaje
de los pájaros bajo el ventanal
fuera de mi ventana.
Todos los insulsos detalles
que sólo puedo describir para ti,
pero que están aquí y
escucho y que nunca
abandonaré de nuevo, que llevaré
conmigo a través de las calles
de esta ciudad costera
para siempre, oh suena tus
alas de metal, dios, eres
mío ahora en la mañana.
Te tengo agarrado de las orejas
en los exhaustos escapes de
miles de automóviles acelerando
sus motores dando vueltas
a lo largo de toda la ciudad.

                15.6.58


Poema tomado del libro The Hotel Wentley Poems (1958)


Un poema para las víboras

Me siento en Lees. A las 11:40 PM con
Jimmy el jíbaro. Él me enseña
Ju Ju. Caliente en la mesa ante nosotros
los camarones foo yong, arroz con champiñones
chow yuke. Calle arriba bajo los neumáticos
de un extraño automóvil está su alijo –El ritual.
Lo hacemos. Y lo hemos hecho.
Desde hace meses ahora juntos después de la medianoche.
Sé que pronto los polis nos
interrumpirán, arrestarán a Jimmy y
yo seré puesto en libertad condicional. El poema
no nos miente. Nosotros mentimos bajo
su ley, vivos en el glamour de esta hora
disponibles para penetrar los lugares sagrados
de su gente oscura, quienes llevan secretos
acristalados en sus ojos y esconden palabras
bajo los abrigos de su lengua.

                16.6.58


Poema tomado del libro Ace of Pentacles (1964)


Los actos de la juventud

Y con gran miedo habito la media noche
¿Qué naufragios de la mente me aguardan, qué drogas
para embotar los sentidos, lo poco que me queda,
qué más puede serme arrebatado?

El miedo al viaje, al futuro sin esperanza
ni boya. Debo irme de este lugar y ver
que no hay miedo fuera de mí: que está dentro
a menos que sea algún acto imprevisto o una calamidad

para plantarme en el hospital, un naufragio total, sin
memoria de nuevo; o peor todavía, detrás de las rejas. Si
tan solo pudiera salir del país. Algún lugar
en donde uno pueda comer el loto en paz.

Porque en este país está el terror, la pobreza aguarda; o
seré un hombre fichado, mi vida será una lección
o experiencia para esos jóvenes que quisieran caminar
esta misma senda, sin Dios

a menos que sea uno de justicia, para sembrar venganza
sobre los actos cometidos mientras se es joven bajo in-
debida influencia y circunstancia. Oh yo siempre
he visto mi vida como drama, estampado

después de esos que se encontraron con el desastre y la fatalidad.
Está mi mente siéndome arrebatada.
He estado por encima del abismo antes. Qué
es eso repicando en mis oídos que me dice

todo está próximo, no es nada salvo el bramido del viento de invierno.
Ay de aquellos indigentes que están afuera esta noche.
Ay de aquellos crímenes cometidos de los cuales podemos
alejarnos indemnes.

Entonces enciendo la luz
Y anillos de humo ascienden en el aire.
No pienses en el futuro; no existe.
Pero la fórmula que se encuentra en todo gran arte.

Dolor y sufrimiento. Dame la fortaleza
para soportarlo, para penetrar en esos lugares donde los
grandes animales están enjaulados. Y nosotros podemos vivir
en paz junto a ellos.  Una esposa atada a la carga

que ningún dios impone pero sabe que tenemos los medios
para sustentar su fuerza hasta el final de nuestros días.
Para eso fuimos hechos; para eso
somos creados. Hasta que las horas oscuras terminan.

Y ascendemos de nuevo en el alba.
Infinitas partículas del divino sol, ahora
venerados en los extremos de la noche.


Poema tomado de Nerves (1970)


Plegaria

Oh poesía, visita esta casa de vez en cuando,
imbuye mi vida de éxito,
no me dejes solo,
dame una esposa y un hogar.

Llévate lejos esta maldición
de muerte temprana y drogas,
hazme un amigo entre iguales,
préstame amor, y tiempo oportuno.

Devuélveme a los hombres que enseñan
y por encima de todo, cura las
heridas de desear lo imposible
durante este suspendido vacío.

                1969