Valerio Magrelli Valerio Magrelli (Roma, 1957) conduce su libro Ejercicios de tiptología (Mondadori, 1992) más como una exposición de planos cortados que como un alfabeto de sonidos, un repiqueteo significativo, un morse, a pesar de lo que sugiere el título con su mención de la disciplina aplicada al desciframiento de mensajes obtenidos mediante golpes. El golpe aquí es en todo caso como el cliqueo del ratón de una PC y sirve precisamente para saltar desde una pantalla a otra como en un programa Windows. Las señales de este procedimiento están dadas, si así se quiere: Magrelli menciona a menudo capas, estratos, fronteras que se saltan con prontitud (la que separa la visión de una ruta de la cara del acompañante de un automovilista, por ejemplo).El poema Helgoland es un testimonio de esta técnica -una concepción de la realidad- y uno de los mejores del libro, que alterna poesía con poesía en prosa. Helgoland forma parte de la sección Viaje de invierno, como los restantes que se incluyen aquí. La suerte de videoclip que Magrelli construye facilita la labor de mistificadores: con alguna ligereza, podría utilizarse como argumento de apoyo a una tesis sobre la posmodernidad que representaría Magrelli en cualquier panorama de la poesía italiana. Sería inútil decir que la mecánica de la poesía de todos los tiempos no difiere de la de Magrelli, si no existiera tal campo para el facilismo en la crítica. La fluidez del lenguaje de Magrelli y sobre todo sus temas son el signo de su modernidad; la ratificación de una hipótesis peregrina que alguna vez se opuso a la concepción tradicionalista que afirma que los temas no cambian con el tiempo y sólo son variables las formas. Más allá del modo suelto, rápido, libre del discurso, no hay en Magrelli ningún otro rastro de diversidad formal respecto de las estructuras permanentes de la poesía. El carácter de su angustia es, en cambio, contemporáneo. Jorge Aulicino |