Aquí presentamos las dos versiones del poema comentado por Pedro Serrano. En la columna de la izquierda, la versión que fue publicada en el tomo XI (Obra poética I) de las Obras completas editadas por el Fondo de Cultura Económica. La segunda versión pertence a Salamandra, recuento publicado por Joaquín Mortiz en 1962.

 




Entrada en materia

Bramar de motores
                                    río en crecida
silbidos latigazos
                                chirriar de frenos
algarabías
                    El neón se desgrana
la luz eléctrica y sus navajazos
Noche multicolor
                                  ataviada de signos
letras parpadeantes
obsceno guiño de los números
Noche de innumerables tetas
y una sola boca carnicera
gatos en celo y pánico de monos
Noche en los huesos
                                      noche calavera
los reflectores palpan tus plazas más secretas
el sagrario del cuerpo
                                         el arca del espíritu
los labios de la herida
la boscosa hendidura de la profecía

Ciudad
               montón de piedras
en el saco del invierno
Crece la noche
                           crece su marea
torres ceñudas con el miedo al cuello
casas templos rotondas
                                             tiempo petrificado
graves moles de sueño y de orgullo
el invierno las marca con sus armas crueles
piedras recomidas hasta el hueso
por el siglo y sus ácidos
                                             el mal sin nombre
el mal que tiene todos los nombres
clavado
enquistado
hasta el meollo del hierro
y las ciegas junturas de la piedra

Ciudad
                                   entre tus muslos
un reloj da la hora
                                  demasiado tarde
demasiado pronto
                                  En tu cráneo
pelean las edades de humo
                                                   en tu cama
fornican los siglos en pena
Ciudad de frente indescifrable
memoria que se desmorona
tu discurso demente
                                       tejido de razones
corre por mis arterias
y repica en mis tímpanos tu sílaba
tu frase inacabada

Como un enfermo desangrado se levanta
la luna
sobre las altas azoteas
La luna
como un borracho cae de bruces
Los perros callejeros
mondan el hueso de la luna
Pasa un convoy de camiones
sobre los cuerpos de la luna
Un gato cruza el puente de la luna
Los carniceros se lavan las manos
en el agua de la luna
La ciudad se extravía por sus callejas
se echa a dormir en los lotes baldíos
la ciudad se ha perdido en sus afueras
Un reloj da la hora
                                   ya es hora
no es hora
                    ahora es ahora
ya es hora de acabar con las horas
ahora no es hora
                                es hora y no ahora
la hora se come al ahora

Ya es hora
                    las ventanas se cierran
los muros se cierran las bocas se cierran
regresan a su sitio las palabras
ahora estamos más solos
La conciencia y sus pulpos escríbanos
se sientan a mi mesa
el tribunal condena lo que escribo
el tribunal condena lo que callo
Pasos del tiempo que aparece y dice
¿qué dice?
¿qué dices? dice mi pensamiento
no sabes lo que dices
trampas de la razón
crímenes del lenguaje
borra lo que escribes
escribe lo que borras
el haz y el envés del español artrítico

Hoy podría decir todas las palabras
un rascacielos de erizadas palabras
una ciudad inmensa y sin sentido
un monumento grandioso incoherente
Babel babel minúscula
otros te hicieron
los maestros
los venerables inmortales
sentados en sus tronos de cascajo
otros te hicieron lengua de los hombres
galimatías
palabras que se desmoronan

Vuelve a los nombres
                                       ejes
anchas espaldas de este mundo
lomos que cargan sin esfuerzo al tiempo
Nombres
                  vidrio mirada congelada
pared máscara de nadie
libros de frente despejada
hinchada de razones enemigas
mesa servil a cuatro patas
puerta puerta condenada
Nombres
                  verdades desfondadas

No pesa el tiempo
                                 es pesadumbre
No están las cosas en su sitio
no tienen sitio
                           No se mueven
y se mueven
                       echan alas
echan raíces
                        garras dientes
tienen ojos y uñas uñas uñas
Son reales son fantasmas son corpóreas
están aquí
                     son intocables

Los nombres no son nombres
no dicen lo que dicen
Yo he de decir lo que no dicen
Yo he de decir lo que dicen
piedra sangre esperma
ira ciudad relojes
pánico risa pánico
Yo he de decir lo que no dicen
promiscuidad del nombre
el mal sin nombre
el nombre de los males
Yo he de decir lo que dicen
el sagrario del cuerpo
                                         el arca del espíritu

Entrada en materia

Piedras de ira fría
Altas casas de labios de salitre
Casas podridas en el saco del invierno
Noche de innumerables tetas
Y una sola boca carnicera
Silbato y risa eléctrica
Algarabía
                 El neón se desgrana
Ataviada de guirnaldas de dientes
ígneas orejas letras parpadeantes
El guiño obsceno de los números
Noche multicolor y noche desollada
Noche en los huesos noche calavera
           Ciudad
Gatos en celo y pánico de monos
Un reflector palpa tus plazas más secretas
El sagrario del cuerpo
El arca del espíritu
Los labios de la herida la herida de los labios
La boscosa hendidura de la profecía
Crece la marea invisible
La marea del espanto
Torres ceñudas con el miedo al cuello
Sonámbulos palacios
Graves moles de sueño y orgullo
Calado hasta los huesos tiembla el hierro
Y la piedra pelada hasta los huesos
El mal promiscuo el mal sin nombre
Todos los nombres del mal
El mal que tiene todos los nombres
Hasta el meollo del hierro
Y la juntura ciega de la piedra
Entre tus muslos un reloj da la hora
Demasiado tarde
                               Demasiado pronto
En tu cama de siglos fornican los relojes
En tu cráneo de humo pelean
Las edades de humo
Memoria que se desmorona
Ciudad de frente indescifrable
Tu discurso demente
Tejido irrefutable de razones
Corre por mis arterias
Y repica en mis tímpanos tu sílaba
Tu frase inacabada
Entre los quicios del lenguaje
Gritar es fácil y además no sirve
Relojes que se desmoronan
Como un enfermo desangrado se levanta
La luna
Sobre las altas azoteas
La luna
Como un borracho cae de bruces
Los perros callejeros
Mondan el hueso de la luna
Pasa un convoy de camiones
Sobre los cuerpos de la luna
Un gato cruza el puente de la luna
Los carniceros se lavan las manos
En el agua de la luna
La ciudad se extravía por sus callejas
Se echa a dormir en los lotes baldíos
La ciudad se ha perdido en sus afueras
Un reloj da la hora
                                  Ya es hora
No es hora
                    Ahora es ahora
Ya es hora de acabar con las horas
Ahora no es hora
                               Es hora y no ahora
La hora se come al ahora
Ya es hora
                   Las ventanas se cierran
Los muros se cierran las bocas se cierran
Regresan a su sitio las palabras
Ahora estamos más solos
La conciencia y sus pulpos escribanos
Se sientan a mi mesa
El tribunal condena lo que escribo
El tribunal condena lo que callo
El ojo fijo del muro descarado
Ruidos imperceptibles
Pasos del tiempo que aparece y dice
¿Qué dice?
Qué dices dice mi pensamiento
No sabes lo que dices
Trampas de la razón
Crímenes del lenguaje
Borra lo que escribes
Escribe lo que borras
El haz y el envés del español artrítico
Hoy podría decir todas las palabras
Un rascacielos de erizadas palabras
Una ciudad inmensa y sin sentido
Un monumento grandioso incoherente
Babel babel minúscula
Otros te hicieron
Los maestros
Los venerables inmortales
Sentados en sus tronos de cascajo
Otros te hicieron lengua de los hombres
Galimatías
Palabras que se desmoronan
Callar no es fácil y además no puedo
Vuelve a los nombres
Ejes
Anchas espaldas de este mundo
Lomos que cargan sin esfuerzo al tiempo
Materias reales y espirituales
Vidrio mirada congelada
Pared máscara de nadie
Libros de frente despejada
Hinchada de razones enemigas
Mesa servil a cuatro patas
Puerta puerta condenada
Materias irreales
Verdades desfondadas
No pesa el tiempo
                                Es pesadumbre
No están las cosas en su sitio
No tienen sitio
                          No se mueven
Y se mueven
                       Echan alas
Echan raíces
                       Garras dientes
Tienen ojos y unas uñas uñas
Son reales son fantasmas son corpóreas
Están aquí
                    Son intocables
Los nombres no son nombres
No dicen lo que dicen
Yo he de decir lo que no dicen
Yo he de decir lo que dicen
Piedra sangre esperma
Ira ciudad relojes
Pánico risa pánico
Yo he de decir lo que no dicen
Promiscuidad del nombre
El mal sin nombre
El nombre de los males
Yo he de decir lo que dicen
El sagrario del cuerpo
El arca del espíritu
Los labios de la herida la herida de los labios