Las ordalías del verbo Miguel Ángel Ruiz Magdónel, Ediciones Monte Carmelo-
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Villahermosa,
2007
Por Jeremías Marquines
............................................
ADMONICIÓN
Y conjuramos la ciudad y sus campos de albahaca
Conjuramos a las bestias y sus cabalgaduras
Conjuramos el caldeo de las armas
la acritud de la lluvia
el arrear de los vientos
La ciudad se nos vino encima
con su laberinto de pastizales ardiendo
y su geografía esculpida como una invocación
Era como una porqueriza de lechones con la piel de oro
Yo la miré una y otra vez
Entonces salimos a convertirnos árboles
a convertirnos piedras entre las fogatas del sol
a trastornar el agua con nuestros cuerpos
Éramos libres entre manjares y dádiva
Nuevas cuerdas reapareciendo entre la niebla vibrante
Soñar el océano era benéfico
La antigüedad del agua nos bendecía
El viento
Raro enemigo
En las ordalía marinas es un fresco combatiente que nos derrota
(Nefertiti lo maldijo
caminaba despreocupada entre las dunas de arena
Fértil, regia
con sus huesos firmes)
DESCRIPCIÓN DE LOS CÓDIGOS MATINALES
PARA LA FAMILIA IMBERBE
Surgirá la calma
Gregory El Marino llegará a inundarnos de mar
Carne
Salitre
Luz candente de arena
Surgirá la nada
Como un puerto perdido que alguien rehabilita
para vivir los últimos años
aunque sea en un estado sin gracia ni fe
Nos lavará el aroma a tierra del cuerpo
En aquel balandro efímero nos atragantará el sol
Verano infinito de piedras y escolleras
Puertos del mundo
Marinos de frágil sonrisa
Eso seremos
¡Marinos!
¡He aquí la noble fuerza del agua!
¡En medio de l atormenta están!
¡Sosténganse con la fuerza de sus brazos!
¡Sosténganse!