Defensa de la poesía

Pedro Serrano

Un invitado preguntaba si el sonido del que he estado hablando en estas Defensas o parachoques se referiría al de un mantra o al de la radio encendida. La pregunta abre espacio a varias reflexiones, que tienen que ver por un lado con la infinita diversidad de las expresiones poéticas y por el otro, por eso mismo, con la imposibilidad de someterlas a un solo registro o un deber ser. Es decir, los poemas pueden ser como quieran, siempre que lo consigan. Por eso cumplen una función de necesidad muy distinta en la vida de quien los escucha.

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Defensa de la poesía 

Pedro Serrano

Un invitado preguntaba si el sonido del que he estado hablando en estas Defensas o parachoques se referiría al de un mantra o al de la radio encendida. La pregunta abre espacio a varias reflexiones, que tienen que ver por un lado con la infinita diversidad de las expresiones poéticas y por el otro, por eso mismo, con la imposibilidad de someterlas a un solo registro o un deber ser. Es decir, los poemas pueden ser como quieran, siempre que lo consigan. Por eso cumplen una función de necesidad muy distinta en la vida de quien los escucha. Hay gente que siempre toma un mismo camino, pero en general tendemos a escuchar y a degustar las cosas de acuerdo con nuestro ánimo o disposición, que son muy variados. Si decimos “mantra” estamos inmediatamente imaginando un sonido repetitivo y monótono (es decir de un único tono), y entrando en una emocionalidad particular, y si decimos “radio encendida” lo que nos viene a la cabeza es una algarabía arrítmica y detonante, de calidad emocional muy distinta. Un poema que suene a radio encendida tiene que tener una agilidad y variedad, un cambio de registros, una descolocación acelerada impensables e innecesarias en otro tipo de poemas. Y tiene que lograrlo. Y si lo hace será un buen poema. Es obvio que nos va a afectar de manera muy diferente a un mantra, pero eso es bueno, ¿no? Que a alguien le suenen feo no quiere decir que sean malos. Van a tocar aspectos de nuestra emocionalidad que otros poemas nunca lograrían. Posiblemente haya personas a las que les moleste acercarse a determinadas emociones, pero ese es su problema o su limitación. Alcanzar en un poema la textura de lo que imaginamos cuando decimos “radio encendida” seguramente es muy difícil, y muy complicado de alcanzar. Por eso mismo, poder plasmarlo sería un inmenso logro. Pero lo mismo pasa con un poema que quiera sonar a cantinela infantil. O con uno que se mueva en la textura de un rezo. Cada uno va a utilizar materiales del lenguaje completamente distintos, cada uno nos va a afectar también de manera diferente. Y que estén ahí, radio, cantinela o mantra, vale mucho la pena. Allá de quien no quiera registrarlos.