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portada-contracorriente.jpgContra-
corriente
Tedi López Mills
México, Era, 2006

 
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G


Meditemos que el silencio
se asemeja al esqueleto
de una teoría...


Jorge Hernández Campos


Uña de mi luna, te llamo por artificio, leve paso de luna, leve vida,
maña de este tramo, define lo que dura, aire si es aire, hermano
de otro infierno, aire que va y viene hoy en el día, los demonios idénticos
de esa mañana, uno que gasta la premisa de su bondad en la compasión
pobre mundo, susurra, pobre, tres veces pobre por negarme;
otro, tú y yo por encima: cálido demonio, vigilante y sometido a mi
de pensar, me sugiere, tiempo de mirar hacia fuera donde cunde
mi mundo, pobre diatriba de diablo, me digo, posesivo con su gente ese diablo
que cae un martes de marzo, diablo sin el rumor de la población agitada;
argumento mío: orden que proviene de palabras será de superficie,
aunque por dentro, sigiloso remedo, evolucione hacia la sencillez
de un destino bellamente delineado, feo en su fondo, prescribe la regla;
diablo vagabundo, diablo quieto, qué discierno, un río que me habla
desde el circuito de su agua en mi cabeza como si leyera: colmena
no, cuál zumbido cierra, diablo, el camino hacia la muerte,
cuál subterfugio, ceniza de un verano ordinario o el truco de la miel misma,
dulzura a cambio de inocencia, aunque no soy yo quien la pide, es del diablo
la demora, es la luna que divaga, mi fósil luna en este cielo,
lugareña luna,
quién te clava, cierta un día cualquiera, quién predice el odio a
veces, luna
inexacta en otro espejo, luna hilada por un ojo de agua, calculo tu
enredo,
eres sonido que no se ve, eres mi ciego diablo, traspié del río en la
curva,
tartamudo río, lengua de tu agua, dónde termina la ficción, empieza el recuerdo preconcebido por mí pregunta, qué desciende, diablo, qué espiral sin alma se retuerce en otra fórmula del tiempo, qué demonio fuera de tu ley, refugio de tu broma, grita suelo cuando apenas tanteo el aire, cuál luna me adjudica este silencio que desperdicio evocando algún sustituto menor en cada aspa de la luz, no soy yo, quién lo pide, culpa de la memoria,
automatismo
que pasa por ser conciencia, sosiego que se rememora, no se
escucha,
diablo maldito, hábito del aire, te tiento amigo, te tiento risa, no
hubo sensible,
ambiguo cielo en la esfera máxima, mente sin orillas, conociéndose,
luna adentro, tan temida la sorpresa de no hallar a nadie tras el
esqueleto,
ninguna persona peleada con las nociones de un nombre, áspera rima
sin dilema, tedio no se abstiene, simple la manivela del diablo
enciende
su hora, la sopesa, nada obstruye esta racha, luna crónica, diablo
no piensa, compara mundo con mundo, látigo de su cola,
agudamente,
fue mejor el final que el principio.



Q


para escurrirse por la tez del mundo
hacia los ojos de los nadadores


Héctor Viel Temperley


Son espigones a tu alcance, hábil conjeturo, o modestas rutas de cloro
para una finita brazada, hermano vagabundo, que ya ni salpica el agua
referente, ni retiene brisa el escuadrón de avionetas cuando repinta en su extremo la imagen de este cielo, y yo, óyeme, ya ni tengo hora para reponer el arco de arena o rizando el rizo, la mitra alusiva entre rayos
y deslaves, ni cordel, exagerando, para el descenso, niña en trenza, ni manual
de vituperios, rostro de calle, día de días; son casi 45 las veces entonces
en que te admiro, a espaldas, hermano agorero, ¿eres y no eres?, siquiera desata
el chisme, un siglo XX y de tarde, siquiera da ejemplos, estuvo
no la infancia, sino la silueta que divide un año en otro, el ego de ti,
adivino, casi la escafandra que te endiosa en otra agua fluctuante,
casi la alegoría que te explica antes de rotular el aviso: aquí se prescinde
de andamio, psicología en chusma, se renta a conciencia, se divulga
charco
entra fácil traspié a orillas de tu sitio, tu finta de azul, tu lustre
en balde al amanecer como una costumbre que ya no se retorna, hermano espía,
niña tenue, vayan temiendo a los adversarios hoy, la horda
entre barda y barda, no declame ese mar de manos una consigna
que revuelva vidrio con púa, sangre con palo y hacha, no te esfumes
niña por arte de magia en mi episodio 45, sagradamente mitigo en tu causa las
    rachas de letargo
con una pizca de vicio, memoria
de ti
en mi cristal de autorretratos, cómo esgrimo la máscara entre personaje
y gente, fútil año de utilería con la alberca a mitad de un mes incoloro
en su foto de costa pobre, de palapa en ruina, no se mira claro,
háblame
hermano, tu yate en binocular algo revela de los ideales, su firme tendencia individual que no caduca, supongo, en esta tromba, sucedánea de alguna suerte, tormenta de lares casi por rutina, la mía la leo: veinte veces entraré conmigo en la misma náutica
trillada,
veinte más haré de río por la cintura de esa playa al sesgo y tuya
será la turbulencia cuando tiemble aquel bimotor en la casilla
de mi viento, luego yo nadaré de cinco en cinco.



S

Que estuvo en Utopía, presume, periódico bajo el brazo, mi hermano
viajero, horas de espera, recalca, la mente en blanco, la duda inscrita
como método, dos islas, dos ciudades, repetido el pasmo, dos talayas
entre puerta y puerta, norte invadido por la fila de anhelantes, sur desviado
hacia una hondonada, agua en brotes por cada brecha; que estuvo
en secreto,
disimulando el tedio: tanto lema espiritual entre pórticos, peristilos,
el retiro
de los claustros, no condujo más que a sustitutos, hermano caviloso,
pulcras
metafísicas donde nunca contaría el cerebro que las sostuvo, y tú
y yo
y ellos, hartos del giro impecable, la horma del universo en la
cabeza
igual a la dimensión de los ritos empleados para convocarla, no
seríamos
ni siquiera uno, ni siquiera tú, Utopía o isla en luna creciente, mutilando
la llanura exquisita cuando recitabas, guiño en vez de gesto, hermano refinado,
lo indemostrable: la república de seres perfectos, pensados, primero, descritos,
en seguida, cuando iban por la calle, humanamente sencillos, sin asomo
entre ceja y ceja, rala paradoja, de algún dilema ético
aunque malos hoy, leyendo entre líneas al prójimo cuando afirma
la verdad; barroca Utopía la van imaginando, barroca isla aunque tenue
tan pronto recurre a las trampas de una claridad que nadie agradece,
para qué entender, oscuro oficio de la bondad, niña tente en pie amaga
Utopía su propio escondite, has visto cuando llegan los seres perfectos
a este lodazal de lluvia, su elocuencia, limo en la boca, la has notado,
cuánto articulan las palabras destino, grandeza, valentía, que labrando
futuro se gastará mejor cualquier trunca conjetura del mundo, lo que sea
en esencia, repítelo, maestro o mimo, Utopía tuvo su centro pertinaz
en un revuelo de teorías, su íntima agua en borrador por costados,
corriendo el tiempo con esa aptitud para prolongarse más allá
de las predicciones mañana serás bueno, hermano inconstante,
en Utopía no hay lugar para ilusos, nadie se lo explica tras cabaña
tras choza que linda con sus injertos, su flor multitudinaria, su río adulterado
    por las luces,
calla hermano, qué premura para opinar civilizadamente, hoy
no es lo que parece. Prensa transcribe toda semejanza con la realidad,
he visto que ayer siempre ocurre al día siguiente, hermano
perogrullo,
tinta no soporta tu letanía de virtudes en retroceso hasta un origen
inmaculado,
donde mundo es un jueves, augura, triple dado, y si se dispersa el }
azul
que empuñas como si fuera posible arrebatarlo, una atmósfera menos liviana, áspera al tacto, intervendría con su brote provisional quizá de cielo vagamente más viejo.

 

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