anne waldman
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No.109_Especiales - Los Beats - Dos poemas de Anne Waldman
No. 109 / Mayo 2018
Los Beats
Los Beats: un punto de inflexión en la tradición literaria norteamericana / Esteban Moore
Los abatidos / Roberto Vázquez
Dos poemas de Anne Waldman / Traducciones de Ricardo Migueles
Diez haikus de Jack Kerouac / Traducciones de Ainhoa Brosa / Nota de Regina Weinreich
¿Qué es poesía? - Lawrence Ferlinghetti / Traducción de Luisa Manero SernaDos poemas de Anne WaldmanTraducción de Ricardo Migueles“Autora de más de cuarenta colecciones de poesía, Anne Waldman (1945) es un miembro activo del Outrider experimental poetry movement, y se le relaciona con el movimiento Beat y con la segunda generación de la New York School. Su trabajo como activista cultural y su práctica del budismo tibetano están profundamente relacionados con su poesía. Waldman es, en sus palabras, ‘atraída por la eficacia mágica del lenguaje como un acto político’. Su compromiso con la poesía va más allá de su propio trabajo y su apoyo a las comunidades poéticas alternativas. Waldman ha colaborado extensamente con artistas visuales, músicos y bailarines, y regularmente realiza presentaciones internacionales. El desempeño de su trabajo es atractivo y físico, a menudo incluye un canto o una canción, y ha sido ampliamente grabada en películas y videos” (Poetry Foundation).
Anthropocene Blues
sound de-territorializes
weather
and my love clings to you
sings to you
in the “new weathers”
within a tragedy
of the Anthropocene
nothing
not
held hostage
by the hand
of Man
can we resist?
will we fail?
to save our world?
we dream replicas of ourselves
fragile, broken
robotic thought-bubbles
inside the shadow
a looming possibility
this new year
to wake up
could it be?
an anthropoid scared
from the forest
slow in development
now infantilized
much like us
stressed yet
perhaps
ready to resist
this scenario?
the forest made the monkey
& the cave & steppe: the human
and now
what makes us suppler
more human?
climate grief?
a fierce tenderness toward
the destruction of our world?
questions
or actions?
[my love for you
sings for you, world
I've got those Anthropocene….
Anthropocene….
blues…..]
el sonido quita territorio
al clima
y mi amor se cuelga de ti
canta para ti
en “la nueva atmosfera”
dentro de una tragedia
del Antropoceno
nada
no capturado
por la mano
del Hombre
¿podremos resistir?
¿será que fallaremos?
¿en salvar el mundo?
soñamos réplicas de nosotros mismos
frágiles, inservibles
robóticos pensamientos-burbuja
dentro de la sombra
una inminente posibilidad
de despertar,
se avecina
este año nuevo
¿podría ser?
un antropoide asustado
del bosque
lento en desarrollo
ahora infantilizado
muy parecido a nosotros
estresado, mas,
¿tal vez
listo para resistir
este escenario?
el bosque hizo el mono
y la cueva y la estepa: el humano
y ahora
¿qué nos hace más flexibles,
más humanos?
¿aflicción climática?
¿una feroz ternura hacia
la destrucción de nuestro mundo?
¿preguntas
o acciones?
[mi amor por ti
te canta, mundo
tengo esos Antropocenos….
blues…
Antropoceno…]
The Lie
Art begins with a lie
The separation is you plus me plus what we make
Look into lightbulb, blink, sun’s in your eye
I want a rare sky
vantage point free from misconception
Art begins with a lie
Nothing to lose, spontaneous rise
of reflection, paint the picture
of a lightbulb, or eye the sun
How to fuel the world, then die
Distance yourself from artfulness
How? Art begins with a lie
The audience wants to cry
when the actors are real & passionate
Look into footlight, then feed back to eye
You fluctuate in an artful body
You try to imitate the world’s glory
Art begins with a lieThat’s the story, sharp speck in the eye.
El engaño
El arte comienza con un engaño
La división es tú más mí más lo que hagamos
Mira el foco, parpadea, el sol está en tu ojo
Un cielo quiero extraordinario
privilegiada vista sin confusión
El arte comienza con un engaño
Nada que perder, un espontaneo ascenso
de reflejos, pinta la imagen
de una bombilla, u ojea el sol
Cómo impulsar el mundo, luego muere
Te separas del ingenio
¿Cómo? El arte comienza con un engaño
El público quiere llorar
cuando son reales y apasionados los actores
Mira las luces, luego el ojo vuelve a procurar
En un astuto cuerpo tú fluctúas
En imitar la gloria del mundo actúas
El arte comienza con un engaño
Un afilado punto en el ojo, así va este relato.
* Antropoceno: se define como la era del impacto del ser humano en la tierra. Más info: https://www.sostenibilidad.com/desarrollo-sostenible/antropoceno-era-impacto-ser-humano-tierra/ -
No.109_Especiales - Los Beats - Esteban Moore
No. 109 / Mayo 2018
Los Beats
Los Beats: un punto de inflexión en la tradición literaria norteamericana / Esteban Moore
Los abatidos / Roberto Vázquez
Dos poemas de Anne Waldman / Traducciones de Ricardo Migueles
Diez haikus de Jack Kerouac / Traducciones de Ainhoa Brosa / Nota de Regina Weinreich
¿Qué es poesía? - Lawrence Ferlinghetti / Traducción de Luisa Manero Serna
Los Beats: un punto de inflexión
en la tradición literaria norteamericana
Esteban MooreEl año es 1944, Lucien Carr, Jack Kerouac y Allen Ginsberg pasaban largas horas en los cafés y las cervecerías de la ciudad de Nueva York teorizando acerca de la ‘Nueva Visión’ (New Vision), cuyos tres conceptos fundamentales eran para ellos: “la desnudez de la auto expresión es la semilla de la creatividad; la conciencia del artista se expande en el desorden de los sentidos; el arte elude la moralidad convencional.”
En ese momento estaban persiguiendo fantasmas, no lograban recrear sus ideas en la página en blanco. Tengamos en cuenta que para la aparición de textos fundamentales de la literatura norteamericana contemporánea como Aullido de Ginsberg, En el camino de Kerouac, Un parque de diversiones de la mente de Ferlinghetti, Riprap de Snyder y La señora vestal de la calle Brattle de Corso, aún habría de transcurrir más de una década. No es ocioso recordar que el período estaba atravesado por un profundo escepticismo, producto de la Segunda Guerra Mundial. Occidente y Oriente se hallaban entregados a la guerra y la destrucción, asistidos por el progreso industrial y el desarrollo tecnológico que pusieron a disposición de las partes en conflicto nuevas armas con la capacidad de multiplicar la muerte en proporciones hasta entonces nunca imaginadas. La blitzkrieg (guerra relámpago) germana, ensayada en Polonia en septiembre de 1939, fue el primer paso de una larga serie que transformaría una parte substancial del mundo en un gigantesco campo de batalla. La guerra culminaría en Japón, donde la humanidad pudo testimoniar los alcances del perfeccionamiento científico y su aplicación fáctica en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
Las opiniones de Percy B. Shelley, incomprendidas en su tiempo y consideradas una exageración de su parte, un exceso de la imaginación, resultaban ahora, a la luz de los acontecimientos, trágicamente reales, y adoptaban en definitiva las vestiduras de la profecía cumplida. En su Defensa de la poesía (1821, publicada por primera vez en 1840) el poeta sostenía:
El cultivo de las ciencias que han ensanchado los límites del imperio del hombre sobre el mundo exterior ha estrechado, en la misma proporción, debido a la carencia de la facultad poética, los lindes del mundo interior; y el hombre, luego de haber reducido a esclavitud los elementos, sigue siendo un esclavo él mismo [...] ¿De qué otra causa procede el hecho de que los descubrimientos que deberían haberla aligerado han añadido un peso más a la maldición de Adán?
A partir de 1948 en los Estados Unidos de Norteamérica se oficializarían las políticas de La Guerra Fría, que dictarían durante las décadas siguientes la política interior y exterior del país. Aquel sería el tiempo del senador Joseph MacCarthy, quien asistido por dos jóvenes y ambiciosos abogados, Robert Kennedy y Richard Nixon, iniciaría una extendida caza de brujas para purgar al estado y la sociedad de la influencia de la infiltración comunista, consumando con el correr del tiempo grandes injusticias, muchas de ellas aún sin reparar.
El campo poético entonces se dividía entre los seguidores conservadores de la Nueva Crítica, para quienes T.S. Eliot era su portaestandarte y aquellos que se inclinaban por el tono más coloquial y vernáculo de William Carlos Williams quien se proponía liberar la poesía de la prisión del Yambo. Se debe señalar que Williams si bien admiraba algunos aspectos de la poesía de Eliot, despreciaba su influencia y aquello que aquél representaba.
No obstante, estaban sucediendo muchas cosas que el mundo académico se obstinaba en percibir. Hacia finales de aquella década comienzan a producirse diversas búsquedas y el desarrollo de procesos creativos espontáneos: las pinturas chorreadas de Jackson Pollock, el surgimiento del método de actuación del Actor’s Studio, el verso proyectivo de Charles Olson, los cuadros en los que Helen Frankenthaler derramaba la pintura; el primer ‘happening’ en la universidad de Black Mountain y el Cinéma vérité.
Al resultarle opresivo el medio cultural neoyorquino, Allen Ginsberg decide aceptar los consejos de Jack Kerouac y se traslada a la Costa Oeste. En aquellos primeros años de la década de los cincuenta, cuando él arriba a la ciudad de San Francisco, “...el portal a Oriente de los Estados Unidos de América…” según Rudyard Kipling, caracterizada por Bret Harte como “…serena, indiferente al destino… guardiana de dos continentes…”, “…el último refugio de los bohemios…” en la opinión de Karl Shapiro; ésta era el centro de una intensísima actividad cultural que se desarrollaba en toda la región de la bahía.
Los poetas Kenneth Rexroth y Kenneth Patchen ya se aventuraban a leer sus poemas en público acompañados por destacados músicos de jazz, estableciendo un antecedente de la performance. Lawrence Ferlinghetti, quien se había instalado allí en 1950 y que en ocasiones participaba de estas veladas en The Cellar (El sótano), escribía en esa época sus “mensajes orales espontáneos”, textos concebidos por su autor para ser escuchados, en los que registra definitivamente la dicción del habla coloquial que ya nunca se ausentaría de su discurso poético. En el centro de poesía de la Universidad local, dirigido por Ruth Witt-Diamant, y en cafés y galerías de arte, se organizaban lecturas de poesía en las cuales era posible enterarse de las últimas tendencias poéticas, o de lo que estaban produciendo el surrealista Philip Lamantia o el casi místico católico William Everson.
Esta ciudad relajada y tranquila se convirtió en un involuntario punto de reunión para varios poetas: Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Philip Whalen, James Harmon, Michael McLure, Robert Creeley, Gary Snyder y Gregory Corso; quienes en la casa de Kenneth Rexroth podían intercambiar opiniones con Lew Welch, Robert Duncan y Jack Spicer.
Rexroth era un escritor, poeta, traductor y periodista que al igual que William Carlos Williams, discutía con los más jóvenes acerca de sus teorías estéticas, les brindaba su apoyo y escribía generosas cartas de recomendación a los editores. Su hogar se había convertido en uno de los centros culturales más importantes de la ciudad y, en el programa de radio que dirigía, habría de difundir la obra de Denise Levertov, Amiri Baraka, Diane di Prima y Bob Kaufman, entre muchos otros.
En octubre de 1955, siguiendo la recomendación de Rexroth, Allen Ginsberg participa en la organización de una lectura de poemas en la Galería Six, una pequeña galería cercana a la zona de Embarcadero, donde exponían su obra los artistas jóvenes de la ciudad y ocasionalmente se realizaban conciertos y lecturas de poemas. Leerían allí su trabajo, la noche del 7, McClure, Snyder, Whalen, Lamantia y Ginsberg. Rexroth se había ofrecido para oficiar de maestro de ceremonias y entre los espectadores se hallaban Ferlinghetti y Kerouac.
Aquella noche, luego llamada por la prensa local como la del “Renacimiento Poético” de San Francisco, Ginsberg leyó un texto sobre el cual estaba trabajando hacía algunos años y que no tenía intención de publicar Aullido ( Howl). Cantó sus versos, los gimió y en la parte final de su lectura estuvo al borde del llanto. Su interpretación del texto causó una emotiva reacción en el público. Él comprendió entonces que liberando su personalidad sobre el escenario podía conmover a otras personas. La idea de crear una nueva audiencia para la poesía ya no les parecería tan descabellada a estos poetas. Acertadamente llamados por un entonces joven periodista del Washington Post, Al Aronowitz, una “comunidad de mentes lúcidas”, cuyos integrantes se proponían interpretar y consolidar una nueva sensibilidad que se estaba gestando en la época.
Aullido no solo inicia un tiempo distinto en la literatura norteamericana, también comienza con él un nuevo estilo de composición. Ginsberg sostiene que él sigue el modelo de Kerouac y que su objetivo es calcar en la página los pensamientos de la mente y sus sonidos. Ésta debe ser comprendida como la “escritura de la mente”. Este procedimiento fue descrito por su maestro espiritual el venerable Chögyam Trumpa, como el resultado natural de su consigna: “Primer pensamiento, el mejor pensamiento”. Esta definición, insistiría, es paralela a la de Kerouac: “La mente es la belleza de la forma”. En este poema seminal él plantea el regreso a una tradición que muchos poetas en su país habían desatendido: la de Whitmam, Apollinaire, Artaud, Lorca, Ezra Pound, William Carlos Williams y Mayakovsky.
El suyo es un intento de expandir la propia tradición insertando voces diversas, combinando los largos versos de Whitman, el tono de ciertos poemas de Christopher Smart (Jubilate Agno), de Percy Bysshe Shelley (Adonais, Ode to the West Wind), las iluminaciones de Blake, con la renovada apreciación de la naturaleza de la forma del cubismo francés y español y la poesía onomatopéyica del entonces olvidado Kurt Schwitters. Acerca de este poema su autor relata que fue estructurado como una letrina construida con ladrillos, parte por parte, dentro de una estructura rítmica que se desarrolla y crece continuamente en sí misma. Podemos agregar que el contrapunto de los sonidos en sus tres niveles: el de las palabras en una misma línea, el de las líneas en una misma parte y el de las partes del poema entre sí, es fundamental para la comprensión de los significados de este texto que podemos comparar con la figura de un triángulo equilátero, en el que el ritmo nace de su vértice superior y se expande hacia la base, modelándose en su propia respiración.
Ginsberg leyó incansablemente la obra de Pound y en particular Los Cantos, que según él se sostienen a través del ritmo, del contrapunto logrado cuando cada frase enfrenta su propio eco. La reconstrucción sobre la página de lo que él denomina los sonidos de la mente, los compases naturales de la lengua, señalan la importancia otorgada al ritmo en tanto elemento constitutivo del poema. Noción que proviene de Pound quien en su “Treatrise on Metric” lo compara con las formas, como pueden ser “la quilla de un barco o el motor de un automóvil”, antes de declarar enfáticamente: “El ritmo es una forma del tiempo”. Pero, quizás la influencia más grande que podemos percibir en el autor de La caída de América y Wichita Vortex Sutra, es la de su maestro William Carlos Williams, cuya escritura rescata la vivacidad y espontaneidad del lenguaje coloquial norteamericano.
Jack Kerouac, designado por Allen Ginsberg como uno de las figuras centrales del grupo, fue el autor de una serie de novelas de las que En el camino (1957), su obra más conocida, lo expuso ante una generación de jóvenes que lo transformaron en su modelo arquetípico, exigiéndole que representara en la vida real el rol de sus personajes en la ficción. A partir de esta situación ya no hubo punto de retorno a los días en que él, aún un desconocido, podía decidir qué hacer con su vida; el whisky se convirtió entonces en su válvula de escape, en su modo personal de evadir los días tumultuosos de su fama. En su velatorio John Clellon Holmes dijo que parecía un anciano; sólo tenía 47 años de edad.
La influencia de Jack Kerouac, dirá el propio Ginsberg, “...es mundial, y no solamente espiritual, a través de la cultura planetaria de los ‘beats’, sino a nivel poético...” Es paradójico que un escritor considerado fundamentalmente un narrador por la mayoría de los críticos académicos (durante años no han incluido sus poemas en las antologías) se destaque por ejercer sus influencias más importantes a nivel poético. Muchos y destacados poetas contemporáneos así lo reconocen.
Gary Snyder dijo: “Cuando leí por primera vez los poemas de Mexico City Blues fui sorprendido inmediatamente por su serenidad, el modo en que el texto se traslada sin esfuerzo —aparentemente sin esfuerzo— al mismo tiempo la constante sorpresa elevándose desde las palabras, algo estaba sucediendo siempre con las palabras.” Michael McClure expresa: “Me inspiré en su musicalidad, en la belleza simple de cómo él entiende lo divino en el mundo cotidiano...La voz más ínfima equivale al más heroico pedazo de materia.... Existía en su poesía el movimiento a través del espacio de una energía, un sistema que actúa para organizar ese sistema. Sus poemas son como un ser viviente.” Robert Duncan nunca ocultó su admiración por él. Robert Creeley, cuando recuerda esa época enfatiza: “Jack poseía un extraordinario oído, ese impecable oído que podía escuchar formas en los sonidos y los ritmos del lenguaje hablado. Extraordinario oído en el sentido que podía controlar una estructura plena de vida e insistentemente natural.” Los músicos no han escapado a su influencia. Bob Dylan relató en 1975 que fue la poesía de Kerouac la que lo impulsó a dedicarse al mundo de la trova. La lista de los que han sido tocados por la voz de Kerouac podría extenderse durante páginas, sólo diremos que las generaciones posteriores han sabido capitalizar la brisa renovadora que comenzó a finales de la década de los 50, cuando muchos escritores norteamericanos comprendieron que para expandir su modelo, o mejor dicho su visión, era necesario trabajar a partir de la oralidad cotidiana de aquello que denominaron ‘nuestra lengua vernácula’. En este aspecto la poesía de Kerouac ha sido fundamental en desarrollar dentro del universo de la lengua inglesa un tono propio y una prosodia con un timbre distintivo.
La obra de Lawrence Ferlinghetti puede ser considerada un extendido proceso de reescritura, en la dirección de que todo procedimiento literario lo es, si se aventura en la exploración de sus propias raíces. En este trayecto en particular nada es desechado, su discurso se halla sembrado de variadas referencias literarias y culturales, en muchos casos evidentes, en otros de una profunda oscuridad, que sin embargo, refulgen en una nueva luz.
En su voz se percibe la resonancia en súbitas, repentinas imágenes, de otras voces: Byron, Matthew Arnold, Albert Camus y el Dante entre otros, y alude asimismo a elementos culturales ajenos, los apropia, entrelazándolos en la trama de un territorio multicultural que anuncia lo inevitable:
Será una voz mestiza
Su mirada, que proviene de “el ojo obsceno del poeta”, siempre atento al universo, expresa sus inquietudes en una modalidad poética en la que se evidencia la intención de regresar a la práctica de los bardos. La comprensión del fenómeno poético como un evento público, donde la recuperación de la perdida capacidad del poeta para difundir su noticia resulta fundamental. No se trata simplemente de una continuidad del modelo romántico (Byron, Shelley) donde el poeta se ve a sí mismo como un héroe, sucesor de Prometeo o de Hércules, que asume roles proféticos. Su intención es la de recrear la confianza en el poder de la inspiración, y transmitirnos su fe en la noción de que el poema, con su energía crítica, operará sobre el mundo y el espíritu de los seres humanos. Expone su visión, la de su vida interior y de las cuestiones que lo desvelan, sin arrojar al olvido la realidad inmediata y los problemas de los tiempos en los que azarosamente le ha tocado vivir. Nada ha de quedar fuera de los límites de su interés, desde la preservación del medio ambiente a las cuestiones políticas y sociales, nada es ajeno a esa voluntad que indaga, expandiendo el radio de acción del poema.
una voz políglota cantando
tarde en la noche
en las extendidas llanuras
donde la desaparición de las luciérnagas
señala el amanecer de una época terrible.
Al igual que Jack Kerouac y Allen Ginsberg, pertenece a ese grupo de escritores que en la múltiple producción literaria de su época interpretan la voz, el ritmo de su tiempo, transforman su sensibilidad y dan cuenta en su discurso de la traumática situación de una generación que agobiada de mandatos no estaba dispuesta a repetir el comportamiento social de sus antecesores. Ellos reintroducen la idea de la poesía como una “performance pública”, e irrumpen en la escena desafiando las normas cristalizadas y la formalidad imperante establecida por lo que consideraban que era en ese momento la poesía académica u oficial, subvirtiendo el lenguaje institucional, logrando con su arte una cierta expansión literaria en un período de contracción de la cultura.
Esto lo convierte en uno de los principales protagonistas de estos aires de renovación que comienzan a soplar en la poesía norteamericana a partir de mediados de la década de los cincuenta. Su inconmovible convicción de que la espontaneidad debe estar asociada al proceso creativo, su experiencia de improvisar sobre la página en blanco bajo la inspiración e influencia del jazz, dejando que la imaginación y la memoria sepultadas por el mundo consciente fluyan libremente siguiendo la continuidad de las notas musicales, su concepción de lo metafísico, su confianza en las formas experimentales, una actitud poética que debe reflejar el modo en que se contempla el mundo y asimismo poseer la capacidad de transmitir la nueva conciencia espiritual que se estaba gestando.
Estos aspectos reflejan de alguna manera las aspiraciones de todos aquellos que en los años sesenta intentaban modelar una sociedad alternativa. Lo que los llevaría a transformarse en las voces prominentes de un movimiento poético que se preocupó por los sucesos del mundo y cuya poesía contrastó con la definición del artista y su lugar en la sociedad que pretendía imponer, lo que los beats denominaron la elite cultural. Su poesía por otra parte no puede ser definida solamente, como han sostenido algunos críticos, como una de protesta o polémica; luego de varias décadas de trabajo se advierte que una de sus intenciones ha sido la de brindarle un status poético a la lengua coloquial.
La escritura de los Beats emergió en una época en que la literatura norteamericana, según Paul Hoover, estaba caracterizada por un exceso de decoro y formalismo. Ellos encarnaron una actitud poética antiintelectual y antijerárquica, en la que la búsqueda de visiones y revelaciones no está reservada solo a aquellos que pueden darle expresión literaria o artística, sino que debe ser compartida por todos los que rechazan el pasado y el futuro por igual, por todos aquellos que desean aguzar sus sentidos para enriquecer su propio diálogo con la existencia.
Ellos no deseaban controlar la naturaleza, los eventos o a las personas. Sabían que vivían en un mundo que se encamina a su propia destrucción y que eran necesarias respuestas renovadas. En este proceso que se sucede dentro de los extendidos y difusos límites de lo que se llamó Movimiento Beat, toda forma de conocimiento que permitiera ampliar las fronteras de la percepción fue aceptada. Ellos contemplaron al mundo de una manera diferente a partir de sus lecturas de textos pertenecientes a la tradición del Budismo-Zen. De su creencia en que la interacción de distintas concepciones religiosas y culturales conformaría una nueva conciencia espiritual. De su reconocimiento de las culturas indígenas; del jazz, de los blues, géneros musicales a través de los cuales internalizaron diversos aspectos de la cultura afroamericana, entre otras tantas cosas.
Todos aquellos que formaron parte de lo que en la actualidad se reconoce como el Movimiento beat o la Generación Beat (denominaciones que pertenecen al mundo de la periodización historiográfica, que podrán denotar, pero nunca connotar la profundidad de la transformación que se opera a partir de ellos en la mente contemporánea) cultivaron en sus discursos distintos grados de diversidad estética, desarrollaron poéticas reconocibles; para ellos las tendencias estéticas, como las lenguas, no se imponen unas a otras: se traducen, se integran, colaboran, realizan préstamos y en este contexto recrean la significación lingüística.
Lawrence Ferlinghetti explica este fenómeno de la siguiente manera:
Si has estado leyendo acerca de la interpretación de las poéticas de los Beats (especialmente la de Ginsberg) hallarás en ellas que los términos ‘poético’ y ‘poéticamente’ son en realidad ‘malas palabras’, deben ser evitados. Lo concreto es lo más poético. El detalle exacto, sin bordados adicionales. De esto trata precisamente la ética de los Beats.
Una ética que asumiera la nueva sensibilidad ante la belleza que se estaba produciendo y que diera cuenta de ella en su percepción poética. Las palabras de Ferlinghetti son de algún modo la traducción actual de aquéllas de Ezra Pound: “El objeto en su naturalidad es siempre el símbolo adecuado.”Buenos Aires, 2018
Esteban Moore (Buenos Aires, 1952). Poeta, traductor y ensayista. En poesía sus últimos títulos son: Partes Mínimas -uno/dos- (2006), El avión negro y otros poemas (Buenos Aires, 2007), Veinte años no son nada (2010) y Poemas 1982-2007 (2015). En ensayo: Primer Catálogo de Revistas Culturales de la Argentina (Revista Cultura, Secretaría de Cultura de la Nación y la Federación de Revistas Iberoamericanas, Buenos Aires, 2001) y ha dado a conocer en revistas y diarios ensayos y artículos sobre distintos autores reunidos en Versiones y apropiaciones (Alción, 2012).Ha realizado la traducción de diversos autores de lengua inglesa entre ellos: Lawrence Ferlinghetti: Los Blues de la procreación y otros poemas (Alción, 2006), Jack Kerouac, Buda y otros poemas (Alción, 2008), Allen Ginsberg, Aullido y otros poemas (Alción, 2012), Raymond Carver, Vos no sabés qué es el amor y otros poemas (Alción, 2015), Gregory Corso, Querido Villon y otros poemas (Alción, 2016), Lawrence Ferlinghetti, La poesía como un arte insurgente (Alción, 2018).
Entre otras distinciones a su obra la Universidad de Carabobo (Valencia, Venezuela) le otorgó en 2012 por su labor poética la condecoración Alejo Zuloaga. Es miembro del consejo editorial de la revista Prometeo (Festival Internacional de Poesía, Medellín, Colombia) y corresponsal de la revista Poesía (Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela). Colabora con publicaciones del país y del extranjero y su obra ha sido parcialmente traducida al inglés, italiano, alemán, lituano, portugués y Albanés e incluida en varias antologías. -
No.109_Especiales - Los Beats - Los abatidos - Roberto Vázquez
No. 109 / Mayo 2018
Los Beats
Los Beats: un punto de inflexión en la tradición literaria norteamericana / Esteban Moore
Los abatidos / Roberto Vázquez
Dos poemas de Anne Waldman / Traducciones de Ricardo Migueles
Diez haikus de Jack Kerouac / Traducciones de Ainhoa Brosa / Nota de Regina Weinreich
¿Qué es poesía? - Lawrence Ferlinghetti / Traducción de Luisa Manero Serna
Los abatidos
Roberto VázquezEn los confines boscosos de White, Georgia, se encuentra el mayor cementerio de automóviles de Estados Unidos. Los más de 4000 oxidados clásicos son parte de la impredecible resaca de una época que creyó en la eternidad (con las refacciones y mantenimiento adecuados) de estos hot rods. El final de la Segunda Guerra Mundial marcó la transición de la economía bélica a una de manufactura masificada de bienes consumibles. El sueño de Henry Ford, otorgar un coche a cada ciudadano, parecía pronto a cumplirse: de 25 millones de vehículos registrados en 1950 se pasó a 67 millones en 1958. El auto se convirtió, al mismo tiempo, en símbolo y promesa de prosperidad; con una estilización tipo Cadillac, la estética de la era espacial prometía una próxima utopía de jetpacks al estilo Supersónicos en donde todos los problemas sociales y económicos estarían resueltos. La debacle social y económica por venir en las siguientes décadas no fue siquiera considerada por los norteamericanos en una época llena de crecimiento, productos baratos, autocinemas, publicidad colorida y optimismo. Fueron únicamente los pesimistas beats quienes vieron detrás de la paz americana el horrible precio del american way of life: tomaron el templete para profetizar lo imposible.
El repetido concepto de “generación” busca definir el ethos de un grupo artístico agrupando por fechas de nacimiento y obviando muchas veces coincidencias o discrepancias técnicas e ideológicas. Más que una coincidencia calendárica, la llamada generación beat nace con un grupo de desencantados de la Universidad de Columbia, Nueva York en 1944. Ese año Lucien Carr, que vivía en una residencia estudiantil del West 122nd Street, escuchó que tocaban a su puerta: Allen Ginsberg (1926-1997), un joven de Newark que estudiaba para ser abogado sindical, quería saber quién era el estudiante que escuchaba Brahms en su tornamesa, la coincidencia musical forjó la amistad. Carr conoció ese año a Edie Parker, novia de Jack Kerouac (1922-1969), un marino mercante de ascendencia francocanadiense que dejó Columbia por considerarla “pretenciosa”; la pareja compartía departamento con una joven llamada Joan Vollmer a quién Carr le presentó un amigo de la infancia, William S. Burroughs (1914-1997), hijo de una acomodada familia de Saint Louis, Missouri. Una coincidencia era que Kerouac, Ginsberg y Carr habían asistido a la misma clase universitaria del crítico literario Lionel Trilling (1905-1975) en diferentes momentos. Las fiestas de estos seis personajes llenas de literatura (Carr hablaba obsesivamente de Rimbaud), alcohol y drogas conforman la primera “alineación” de los beats (abatidos). Los juicios por obscenidad en contra del poemario de Ginsberg Howl and other poems (editado por City Light Books en 1956) y Naked Lunch (1959) de Burroughs cimentaron, junto con la novela On the Road (1957) de Kerouac, la fama del grupo.
***
Eisenhower estableció en 1956 el plan de autopistas interestatales (Interstate Highway System), el presidente buscaba mantener la comunicación y movilización rápida de convoyes militares inspirándose en gran medida por la eficiencia bélica de la Reichsautobahn de la Alemania nazi. El pragmático plan de infraestructura militar para la Guerra Fría fue usado por Kerouac como metáfora del autodescubrimiento. Los beats manejando furiosamente a altas horas de la madrugada es la estampa por excelencia del movimiento. La itinerancia, incitada principalmente por problemas con la ley, extendió los sitios y personas asociadas a estos. Por ejemplo, la fuga de Burroughs y Vollmer a Ciudad de México en 1950 o la escapada de Ginsberg a San Francisco el mismo año; esta última generó vasos comunicantes con otros poetas incipientes: el vagabundeo es un motivo recurrente en la narrativa y poesía beat.
Sobre el lenguaje frenético y las imágenes fragmentarias que se asocian con estos escritores, Kerouac diría a la revista Playboy (a ritmo de jazz y movido por el adderall):
Se remonta a las cantaletas de las viejas historietas (Krazy Katcon el ladrillo irracional) — a Laurel y Hardy en la Legión Extranjera — al Conde Drácula y su sonrisa al Conde Drácula estremeciéndose y siseando ante la cruz — al Golem sembrando terror entre los perseguidores del ghetto — a la sabiduría serena de una película sobre la India, a la que no le importa la trama — al viejo Chino Tao risueño que trota por las banquetas de la vieja Shanghái de Clark Gable — al viejo Árabe sagrado advirtiendo a los impetuosos que ya viene el Ramadán...1
Aliteraciones, poemas de largo aliento, puntuación escasa y largos versos, los bajos fondos urbanos, el jazz, la cultura popular, la alienación social, el racismo, el alcohol, las drogas (todas las que estén disponibles) y la experimentación técnica son otras de sus constantes. La mayoría de ellos también comparten la noción de que la convergencia vital entre hedonismo y vaciamiento lleva al autodescubrimiento: el Dzogchen chino y la tradición zen japonesa traída a norteamérica por el académico japonés D. T. Suzuki (1870-1966) es estudiada obsesivamente para encontrar en ella la espiritualidad que occidente perdió con la secularización. Esta filosofía de la nada se transforma en material poético y herramienta creativa. Oriente permea también gracias a la adopción técnica del haiku por parte de Kerouac. A pesar de estas coincidencias la heterogeneidad está a la vista, el realismo crudo de Ginsberg en Howl:
I saw the best minds of my generation destroyed by madness,
Contrasta con el onirismo de la californiana Lenore Kandel (1932-2009):
starving hysterical naked,
dragging themselves through the negro streets at dawn looking
for an angry fix
Vi a las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura,
hambrientas histéricas desnudas,
arrastrando sus cuerpos por calles de negros al amanecer buscando
un furibundo pinchazo
First they slaughtered the angels
Asimismo la ironía cáustica de Burroughs en Naked Lunch poco tiene que ver con el intimismo de la nieta de anarquistas italianos Diane di Prima (1934) en Song For Baby-O, Unborn.
tying their thin white legs with wire cords
and
opening their silk throats with icy knives
They died fluttering their wings like chickens
and their immortal blood wet the burning earth
Primero masacraron a los ángeles
ataron sus delgadas piernas blancas con alambres
y
abrieron sus gargantas de seda con cuchillos gélidos
Murieron revoloteando sus alas como gallinas
y su sangre inmortal bañó la Tierra encendida
En Nueva York Anne Waldman2 considera como parte del movimiento al expresidiario de Greenwich Village Gregory Corso (1930-2001), al estafador Neal Cassady (1926-1968, inmortalizado como Dean Moriarty en On the Road), a la oriunda de Brooklyn Diane Di Prima y al afroamericano Amiri Baraka (1934-2014, quien a la muerte de Malcolm X enterró su antiguo nombre LeRoi Jones). En San Francisco William Carlos Williams (1883-1963) presentó a Ginsberg con poetas del “San Francisco Renaissance”, ahí conoció a la que sería su pareja de toda la vida: el poeta neoyorkino Peter Orlovsky (1933-2010). Lawrence Ferlinghetti, migrante cansado del alto precio de los libros, abrió en 1953 City Light Bookstore: la urbe californiana fue la cuna de la primera librería en el país dedicada únicamente a los libros de empastado rústico para los bolsillos que no podían pagar las caras ediciones encuadernadas. Fue el mismo Ferlinghetti quien expandió su negocio con City Light Books para editar los poemas de desterrados, prostitutas, migrantes europeos y latinoamericanos, fugitivos de la ley, etc. En esa ciudad Anne Waldman relaciona directamente con los beats a John Wieners (1934-2002), Peter Orlovsky, Lawrence Ferlinghetti, Joanne Kyger (1934-2017), Lew Welch (1926-1971?), Lenore Kandel (1932-2009), Philip Whalen (1923-2002), Bob Kaufman (1925-1986), Michael McLure (1932) y Gary Snyder (1930). Iniciativas como el Berkley Poetry Conference (1956), primer festival poético nacional en Estados Unidos son producto de la organización de esta generación.
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Otra de las consecuencia de la popularidad del automóvil fue la creación de gigantescos complejos suburbanos en sitios inalcanzables para el transporte público, la construcción masificada permitió que las casas se abarataran lo suficiente para ser asequibles; como consecuencia de este éxodo masivo hacia los suburbios, los centros urbanos se conformaron en el imaginario de las buenas conciencias como sinónimos de clases bajas, poco educadas, migrantes, afroamericanos, altos índices de criminalidad y sitios de “perdición”. El escándalo de los poetas citadinos reforzó la opinión: los juicios de obscenidad que el gobierno estadounidense emprendió contra Howl... y Naked Lunch, los asesinatos cometidos por Burroughs y Carr,3 la drogadicción, la homosexualidad, la prostitución y el narcotráfico enfurecieron a quienes vieron en este derroche escritural no una crítica profética sino una señal de degeneración social a erradicar. Para los críticos las instituciones artísticas norteamericanas y la cultura de consumo eran suficientes para sostener el status quo de la creciente clase media y alta. A pesar de este escarnio la apuesta contracultural se extendió entre la población, muchas veces como motor de denuncia y otras de manera frívola como un producto domesticable más: por ejemplo, Time Magazine describiría al budismo zen (popularizado por los beats) como la next cool thing de 1958.4 La domesticación por parte de Time no dista mucho de la que hizo Playboy; vio en el jazz y la literatura de los beats una “revolución” al alcance del hombre blanco con los medios para pagar una vida de hedonismo, mujeres y drogas. Dicha fama y parodia eran poco importantes para los que se identificaban con la contracultura.
El sentimiento de abatimiento (beat) ante una sociedad de apariencias permeó en la sociedad de diversas formas: tanto en el espíritu de lucha vital de la counterculture norteamericana en los sesentas como en la fundación del Naropa Institute: The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics que hasta la fecha colabora con la Schule für Dichtung de Vienna en la promoción de nuevas técnicas escriturales y artistas emergentes de contextos diversos. Combustible de punks, hippies, yuppies y expresiones contraculturales diversas a pesar de la voraz asimilación que el mercado ha realizado de todos sus rostros y eventos. A más de medio siglo de distancia, su vitalidad y rebeldía continúan prendiendo la hoguera; los incontables tributos a esta generación en cine, televisión, literatura y música son el resultado de la fascinación que genera una literatura total: una poética de la resistencia y la búsqueda vital. Un viaje que implica la itinerancia del cuerpo a través del vagabundeo, pero también el vagabundeo del yo intentando encontrarse a sí mismo.
1 Kerouac, Jack, “The origins of beat generation” en The beat book, Anne Waldman (ed.), USA: Shambala Press, 1996.
It goes back to the inky ditties of old cartoons (Krazy Kat with the irrational brick) ― to Laurel and Hardy in the Foreign Legion ― to Count Dracula and his smile to Count Dracula shivering and hissing back before the cross ― to the Golem horrifying the persecutors of the Ghetto ― to the quiet sage in a movie about India, unconcerned about the plot― to the giggling old Tao Chinaman trotting down the sidewalk of old Clark Gable Shanghai ― to the holy old Arab warning the hotbloods that Ramadan is near.]
2 Waldman, Anne (ed.). The beat book, USA: Shambala Press, 1996.
3 El primero mató a Joan Vollmer en 1951 intentando recrear la hazaña de “Guillermo Tell”, el segundo a su amigo David Kammerer en 1944, Carr siempre alegó defensa propia ante un intento de violación.
4 “Religion, Zen. Beat & Square” en Time Magazine, semana del 21-Julio-1958 http://content.time.com/time/magazine/article/0,9171,868663,00.html