No. 83 / Octubre 2015



Homenaje a Augusto de Campos

Presentación, Rodolfo Mata
Luis Bravo, poema sonoro
André Vallias y Lica Cecatotranscreación de "flor da pele" de Augusto de Campos
Arnaldo Antunes, “Coraçãocabeça”
Omar Khouri, “Augusto de Campos: poeta, poeta, poeta e poeta”
Marcos Siscar, “La crisis del libro o la poesía como anticipación”
José Molina, “Arte radical = Crítica radical / Augusto de Campos / AntiCrítico / AC”
Rodolfo Mata, reseña de “Outro”
Julio Mendonça, “La palabra expandida en la poesía de Arnaldo Antunes”




Arte radical = Crítica radical
Augusto de Campos
AntiCrítico
AC
José Molina


Un referente mundial para la poesía brasileña, y no al contrario, el poeta Augusto de Campos es identificado por su persistente labor en la poesía visual. No hubo un solo momento en su carrera en el que el poeta desistiera de sus exploraciones creativas y cediera un paso ante la tentación de la prosa. En una entrevista que me concedió en el año 2003 aseveró: “la poesía es y siempre ha sido difícil, tenemos que esforzarnos por no ceder en el presente”.

Desde la aparición en Brasil de la Poesía Concreta y del grupo Noigandres en la década del 50, Augusto tomó los adjetivos “creativo” y “radical” como parte de un compromiso ético que favoreció el empuje de su obra en espacios hasta ese momento impensables, como sus creaciones en la computadora. Esta fuerza creativa lo ha colocado en el centro de un cruce de tradiciones que abarca el Modernismo, la vanguardia, lo posmoderno y, actualmente, la literatura digital. Su obra es ampliamente comentada en círculos literarios y artísticos por haber sido capaz de componer poemas con una sola palabra o sin ellas.

En no pocas ocasiones, su nombre viene confundido con el de su hermano Haroldo de Campos. Los dos fueron miembros fundadores del grupo Noigandres, ambos continuaron sus propios caminos creativos después de la clausura de la Poesía Concreta y también dedicaron una amplia parte de su trabajo poético a la traducción. La diferencia entre ellos es que Haroldo ejercía una labor crítica en términos académicos, situación que lo posicionaba al lado de poetas intelectuales como Octavio Paz, Eduardo Milán o Charles Bernstein.

Augusto asumió una postura tajante con la crítica y se definió como un “anticrítico”. Esta postura resultó sumamente interesante pues en ella se conjuga la tradición, la crítica literaria y la traducción mediante el lenguaje poético. Fastidiado de las tesis sin tensión de los trabajos críticos, tomó el modelo de Buckminster Fuller para aventurarse en la “prosa ventilada”, un ejercicio que permitía la injerencia de las “deformaciones” poéticas contra la gravidez y seriedad del lenguaje crítico. Sin temor a los clichés, Augusto define su actividad crítica con amor de amateur con el objetivo de iluminar, sin temor a los colores, a los sonidos y al “fracaso del éxito”.

Enumerar las cuantiosas traducciones, comentarios y comparaciones que se citan en los libros anticríticos de Augusto resultaría, tal vez, algo abrumador para el lector. Sin embargo hago ese recuento porque estoy convencido de que los lectores habituales de poesía levantarán más de una vez las cejas al ver la variedad de autores que giran en estas travesías de rescate crítico-creativo.

O Anticrítico (Companhia das Letras, 1986) incluye a João Cabral de Melo Neto, Dante, John Donne, Gregório de Matos, Edward Fitzgerald, Emily Dickinson, Lewis Carroll, Paul Verlaine, Stéphane Mallarmé, Vicente Huidobro, Oliverio Girondo, Gertrude Stein, Marcel Duchamp y John Cage.

A Margem da Margem (Companhia das Letras, 1989) incluye a Flaubert, James Joyce, Giuseppe Gioachino Belli, Leonardo Sinisgalli, Ezra Pound, Vladimir Mayakovsky, Vielimir Khlebnikov, Louis Zukofsky, Bob Brown, Oswald de Andrade, Ronaldo Azeredo y Roberto Schwarz.

Poesia da Recusa (Editora Perspectiva, 2006) incluye a Quirinus Kuhlman, Stéphane Mallarmé, Aleksander Blok, Anna Akhmatova, Boris Pasternak, Ossip Mandelstam, Serguei Iesenin, Marina Tsvietaieva, Yeats, Gertrude Stein, Wallace Stevens, Hart Crane y Dylan Thomas.

Estos libros son objetos simbólicos desde sus portadas. Los interiores contienen imágenes con fotografías de poetas, poemas concretos hechos a partir de fragmentos de los poemas incluidos o los famosos profilogramas, que destacan la obsesión de Augusto por acercar física y dialógicamente a los autores. Los profilogramas son perfiles de autores computarizados o rediseñados que Augusto yuxtapone o confronta.

La radicalidad del pensamiento consiste en desprenderse del propio pensamiento, salir de su esquema, según el incomparable ejemplo de Jacques Derrida. En estos libros, Augusto consigue esta difícil tarea entregándose a una hilvanación verbal con las motivaciones que le producen los poetas y los poemas. A este ejercicio se agregan las traducciones de poemas que iluminan y conversan con sus indagaciones.

Augusto también desarrolló una vasta obra ensayística que se reúne, entre otros, en los libros Verso, Reverso, Controverso, sobre la poesía de los trovadores, y Música de invenção, sobre uno de los temas que más le apasiona, la música.