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Existir es alejarse
Ángel Rafael Nungaray
La Casa del Mago,
Guadalajara,
2014.
 

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No. 85 / Diciembre 2015 - Enero 2016



1

Hemos perdido el reino, mujer del mal,
pero no el fruto prohibido
que sin cesar y con avidez comemos.

Hemos perdido el reino, mujer del mal.
Sólo nos queda alimentarnos
de la sangre de la tierra
y de la carne de la vieja serpiente
que para nuestra desgracia nunca morirá.



2

Heme aquí, Bestia.
He recorrido tu reino
y he vuelto a la Tierra
sin ser Dante,
no existe el Aqueronte,
ni Carón, ni Cerbero.
No existes tú, ni yo,
todo es un juego de Dios.



3

Flecha de fuego:
jauría de sentidos
en descenso.

El salto es feroz,
el blanco la muerte
y lo que dura el vértigo:
la palabra.



4

Frondoso el despertar del descenso.
El sueño nos baña con su hambre límpida
y sus signos fosfóricos acrecientan la morada.

Somos el laberinto: extravío del espíritu.

Frondoso el despertar del retorno.
La vigilia ya es halito de máscaras
y en el páramo espectral somos médanos.



5

Existir es alejarse.
Cada verso
me aleja de la pendiente,
la escritura establece
un diálogo  (un abismo)
entre el ser y su reflejo.

(Estoy interrumpiendo ese diálogo.)


Existir es alejarse.

La lejanía es el eje,
tan mutable
como la flama.


 


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