Jan Wagner

No. 86 / Febrero 2016


Poetas alemanes núm. 86:
Durs Grünbein
Jan Wagner
Kathrin Schmidt
Marcel Beyer
Marion Poschmann
Monika Rinck
Volker Sielaff

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Jan Wagner
(Hamburgo, 1971)


Vive desde 1995 en Berlín. Poeta lírico, traductor de poesía inglesa, crítico independiente, así como coeditor hasta 2003 de la publicación literaria internacional Die Aussenseite des Elementes. Autor de media docena de libros de poesía, así como de volúmenes de traducciones de poetas como James Tate y Matthew Sweeney. Su poesía ha sido traducida a treinta lenguas, y ha recibido numerosos reconocimientos en Alemania. El más reciente, en marzo de 2015, fue el Premio de la Feria del Libro de Leipzig en Bellas Letras para su poemario Regentonnenvariationen, primera vez que el prestigiado galardón se otorga a un libro de poesía.
   
Jan Wagner ha dedicado parte de su prolífica obra en lírica a plasmar retratos poéticos de personajes históricos o de la cultura mediática, a manera de estampas o de mementos del suceso por el que esas personas han merecido su lugar en la memoria de Occidente. Aquí debe saberse que Ernest Shackleton, explorador de la Antártida, consiguió sobrevivir con su tripulación flotando durante meses en un témpano de hielo en el océano; y que Otto von Guericke fue un físico alemán del siglo diecisiete, pionero en la investigación de la presión atmosférica. Del poema de Shackleton propongo dos versiones, aunque quizás la segunda sea más ¿precisa?, ¿adecuada?, ¿?

 



von einer scholle im weddellmeer

(shackleton-expedition, 1915)

der letzte schlittenhund ist filetiert
und unser tisch ist immer festlich weiß.
die welt, von der man alles subtrahiert,
nur hunger, tod und kälte nicht: das eis,

die nackte schöpfung. unser schiff, von vorn
und hinten eingefroren, mit der zeit
zermahlen wie ein bloßes pfefferkorn,
verschluckt, dann schloß die decke sich erneut.

die dünne hoffnung, daß wir mit der drift
und guten winden nach nordwesten treiben;
das warten, das in abgenagter stift
mit worten anzureichern sucht, das schreiben

von briefen – unfrankiert und nie versandt.
drei meter unter uns beginnen tiefen,
durch welche wale gleiten, und kein land
wo man auch hinsieht. nur die hieroglyphen

der vögel, in ein blaues licht getaucht,
ein albatros, der über uns hinweg-
zieht, eine möwe. und der ofen raucht,
genährt von schlittenholz und robbenspeck.

es frißt sich von den rändern bis zum herzen
der scholle stetig vor. dort kauern wir,
vom ruß verklebt, wie lettern nach dem schwärzen.
die blanke fläche. dieses blatt papier.


de un témpano en el mar de weddell

(expedición de shackleton, 1915)
    – versión en 14 –

ya no nos quedan más perros para filetear
y siempre, de blanco, nuestra mesa, cual festejo.
el mundo, donde todo se puede descontar,
todo menos hambre, y muerte, y frío: es el hielo,

la creación desnuda. nuestro barco, desde el frente
hasta la popa congelado, y apachurrado
como un simple grano de pimienta, lentamente,
fue tragado por la capa de hielo lozano.

la esperanza, muy ligera, de que la deriva
y buenos vientos a noroeste nos conduzcan;
la espera, con un lápiz de punta carcomida
para hacer más rica de palabras la escritura

de cartas – sin franqueo, que nunca nadie envió.
tres metros más abajo comienzan los abismos
surcados de ballenas. de tierra no hay un trozo
donde posar la mirada. sólo jeroglifos

en las aves, bautizadas de fulgor azul:
un albatros, sobre nosotros, casi nos toca,
una gaviota. y el horno arroja un denso humo
de madera de trineos y tocino de foca.

incesante, desde la orilla hasta las entrañas,
se consume el témpano. de rodillas en él
somos letras entintadas de negro, tiznadas.
el horizonte en blanco. esta hoja de papel.


de un témpano en el mar de weddell
(expedición de shackleton, 1915)
    – versión en 11 –

hemos fileteado al último perro.
nuestra mesa siempre un blanco mantel.
el mundo, del que todo se descuenta,
menos hambre, muerte y frío: el hielo,

creación desnuda. el barco, desde el frente
hasta la popa congelado, el tiempo
lo quebró cual vil grano de pimienta,
y el hielo se lo tragó nuevamente.

leve es la esperanza en que la deriva
y buen viento a noroeste nos llevaran;
la espera, un lápiz de punta partida
busca enriquecer con palabras cartas

sin franqueo, que nunca nadie envió.
tres metros abajo empiezan abismos
surcados de ballenas, y ni un trozo
de tierra a la vista. sólo los signos

de aves, bautizadas en luz azul,
un albatros, vuela sobre las olas,
una gaviota. y en el horno humo
de los trineos y tocino de foca.

sin cesar se consume nuestro témpano
desde el borde hasta el corazón. en él,
acurrucados, somos letras negras.
lienzo en blanco. esta hoja de papel.
   


    guerickes sperling
                                 

                         ...köstlicher als Gold, bar
                          jeden                            
                            Werdens und Vergehens...

                                   – Otto von Guericke –

    was ist das, unsichtbar und doch so mächtig,
    daß keine kraft ihm widersteht? der kreis
    von bürgern rund um meister guericke
    und seine konstruktion: die vakuumpumpe,
    die auf drei beinen in das zimmer ragt,
    vollendet und mit der obszönen grazie
    der mantis religiosa. messingglanz,
    die kugel glas als rezipient: hier sitzt
    der sperling, der wie eine weingeistflamme
    zu flackern angefangen hat – die luft,
    die immer enger wird. vorm fenster reifen
    die mirabellen, summt die wärme, wächst
    das gras auf den ruinen. an der wand
    ein kupferstich vom alten magdeburg.
    die unbeirrbarkeit der pendeluhr,
    diopter, pedometer, astrolabium;
    der globus auf dem tisch, wo eben erst
    neuseelands rückenflosse den pazifik
    durchschnitten hat, und wie aus weiter ferne
    das zähe trotten eines pferdefuhrwerks.
    »dieser tote sperling«, flüstert einer,
    »wird noch durch einen leeren himmel fliegen.«


        el gorrión de guericke

…más valioso que el oro, era
                            todo                                   
                            devenir y decaer…               

                                – Otto von Guericke –

 

    ¿qué es eso, invisible, y sin embargo tan potente,
    que no hay fuerza que lo pueda resistir? la rueda
    de vecinos en torno del maestro guericke
    y junto su construcción: la bomba de vacío,
    que con sus tres patas sobresale en todo el cuarto,
    totalmente terminada y con la gracia obscena
    de la mantis religiosa. brillo de latón,
    la esfera como recipiente donde sentó
    al gorrión, que cual flama en espíritu de vino
    ha empezado ya a tremolar – esto por el aire,
    cada vez más estrecho. tras la puerta maduran
    los ciruelos amarillos, zumba el calor, crece
    la hierba sobre las ruinas. en la pared cuelga
    un grabado al cobre de la vieja magdeburgo.
    la inmutabilidad de los relojes de péndulo,
    de la dioptra, del pedómetro y del astrolabio;
    el globo sobre la mesa donde justo ahora
    la aleta dorsal de nueva zelanda le acaba
    de rebanar un trozo al pacífico, y de lejos
    se escucha el recio trote de un carruaje a caballos.
    »el gorrión que aquí se ve tan muerto«, dijo alguien,
    »aún habrá de volar por un cielo vacío.«