No. 87 / Marzo 2016 |
/ cuatro versiones de Pessoa. Enumeración de la anatomía Doce bigotes aleatorios. Cuatro heterónimos que se odian. Un reloj que acaba de enumerar el instante del fin. Dos velas para alumbrar el estallido de tus ojos. Trece curvas para salir corriendo de tus colmillos. Un ave próximo a ser vuelo disperso. Veinte barcos anclados esperando morir. Seis cometas que surcan el cielo haciendo una enredadera de posesos. Un árbol sin pulir. Un ataúd al aborde de su putrefacción. Un Pessoa por nacer. Varios caminos borrados para andar siempre presurosos hacia la nada. Cuando era Bukowski también me llamaban Bukoswski y me gustaban los pájaros migrantes que había en la nevera me gustaba el guiso rojo de pájaros que maría encarnación cocinaba por las tardes aquella jovencita de cabellos negros que cerraba suavemente sus ojos pardos como una muñeca de trapo frente a mí cada vez que me miraba me decía Bukowski ya no bebas más y yo subía a la cama y sólo deseaba tener el licor dulzón de sus senos ungidos dos martes y los pájaros vuelan antes de ser comidos su batir de las me han llevado detrás de maría encarnación y le he dado besos que nunca me ha pedido es asqueroso amarla en presencia de las aves le he quitado sus bragas blancas de jovencita pobre me picoteaba como las aves de a nevera pero igual alcé sus nalgas blancas redondas y la hice mía abrazada a mí lloró por los pájaros violentados que alzaban vuelo y se rompían en el acto mismo de la fuga fue la infinitud la insondable infinitud que nos rodeaba desde un principio atrás quedaba maría encarnación oliendo a poseso quedaba el vértice violáceo quedaba el ala que echaba vuelo ala nada me decían Bukoswski cuando iba por la acera de enfrente comiendo una manzana andrajosa bellamente podrida la manzana postrera del adiós agonizante siempre me decían bukowski cuando meaba en la pista como un niño y alcanzaba el otro extremo de la berma y las viejas del vecindario me lanzaban palabrotas y piedras me decían Bukowski cuando reían en los entierros con mis dientes cariados viendo al muerto que sería de mí y nos reíamos juntos he corrido tras el bus dos cuadras he saltado las barricadas de una casa para dormir en el jardín rodeado de setos multicolores he dormido abrazo a un árbol que acaba de crecerle barba que acaba de eructar largamente es un árbol ebrio que no puede sostenerse en pie sus frutos cuelgan bajo un cielo raso que anuncia la garúa de mañana me decían bukoswski cuando iba por el barrio latino con la bragueta abierta haciendo gárgaras con la coca cola de ayer deletreando un diario viejo lleno de arrugas voy calle abajo mirando las tiendas y ese porshe negro que pasa a gran velocidad con una mulata de ojos grandes que me ve pasar a gran velocidad mientras las luces de neón alumbran las calles y una puta vieja me jala en una esquina para decirme que me vaya con ella y yo la miro mientras le tomo la cintura que me recuerda a maría encarnación sus ojos encendidos me recuerdan a maría encarnación sus cabellos rugientes me recuerdan a maría encarnación sus zapatos de tacones altos me recuerdan a amaría encarnación entonces voy con ella mientras me dice Bukowski mío y en ese cuarto lleno de estampitas de santos pienso en maría encarnación el sexo es lindo pensando en ella el orgasmo en lindo pensando en ella la felación es linda si sólo pienso en ella aunque sea una vieja puta queme esté succionando el alma salgo a tierra firme compro una hamburguesa con queso la vendedora me dice señor Bukowski son cuatro dólares no tengo ni un medio en los bolsillos pero trata de ser feliz mientras camino en el Bronx cantando un country de Jimmie Rodgers los policías me cierran el paso sólo encuentran tristezas y una botella de whisky medio vacía para mi media llena llego a casa a una casa cualquiera no hay perros no hay mujer ni hijos ni maría encarnación estoy hecho un asco me quito los zapatos desabotono mi camisa de enmohecidos cuadros azules mi bluyín lo dejo en el piso voy al retrete anegado aún de heces echo pasta dental a mis dientes viejos el espejo me refleja un rostro ya casi borrado por el acné entro a la bañera fumo un cigarrillo mirando la foto de marilyn desnuda por la ventana es invierno y cae nieve los años han pasado y poco a poco la gente deja de llamarme Bukowski tintinean las botellas vacías la soledad de la cama cruje recordando sus placeres por fin soy libre pienso que por fin seré feliz / posthumus. Historia de un ángel Era un ángel siete veces. Una calle oscura larga rudimentaria. Ojos grandes chicos saliendo del interior para vernos. Una cara sin afeites con dientes fluidos. Desnudo ante el crepúsculo que desnace cada mañana, su mirada hundida su cuerpo envejecido su árbol que ayer se perdió. El ángel en blanco y negro a la sombra de una grafía que borramos para no verlo más. Los rudos que nos circundan están allí simulando estar al otro lado de este espacio inanimado que precede al fin. |
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