No. 87 / Marzo 2016 |
Fragmento tomado de “Parte I” [...] escaleras más altas que las flamas la vida no sólo es un infierno tú también has sido la chiquilla de las palabras que se lanzan a los cuatro vientos olvidas las planicies alumbradas como con petróleo y los niños que corren junto a su sombra tan desnudos que uno observa los cráneos por millares en el fondo de sus ojos basta una sola guerra para que el mundo se trastoque todos esos relatos de sangre y de cuchillos desde las grutas donde albergabas a tus pequeños el niño ya percibe terrores cuando la tarde roza el umbral de la noche rostros devorados por sus largos dientes como en las ciudades sin esperanza donde caminas algunas mañanas estrépito de músicas motores, cláxones voces que centellean al sol frente a los bancos semejantes a oasis desvaídos por la fuerza del fusil la vida es también el crimen con sonrisa y corbata que se agita todos los días muy cerca por fortuna en las ciudades hay museos vastos como catedrales con madonas y sus lágrimas de mármol vertidas sobre sus hijos que no sobrevivieron a sus verdugos las madres no se imaginan en qué violencia terminarán sus hijos las madres poseen la fe tergiversan la realidad para olvidar el miedo en cuanto perciben la sangre esparcida en las paredes de los museos por hijos crucificados [...] |
Leer reseña... |