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No. 110 / Junio-julio 2018

Mariela Castañeda
(Puebla, 1992)



Esferas

I. circunferencia
 
cuerpo y voz se definen por el aire
la membrana que nos contrae
evita la evaporación de un núcleo apenas delimitado
casi un manojo de nervios expuestos
sin asidero:
¿de dónde mana esta furia de dios?
 
 
II. centro
 
corren ríos de agua viva, se desborda mi sed: surco el camino con el
agua salada de mi cuerpo, el cáliz no mana vino ni sangre, se ha hecho
agua y fluye, fluirá incluso después de que mi cuerpo haya sido devuelto,
nadie detiene el flujo de un río, nadie sabe en realidad por qué nos abandona
 
 
III. esfera
 
el ciego adelanta al tiempo
lo lleva de la mano;
si da dos pasos
sabe que el tiempo ha caminado con él
si reza
el ciego sabe que reposa a su costado
 
 
IV. rotación
 
Este peregrinaje es el lento caminar hacia la duda, desde la duda, a través del titubeo del cuerpo. Es necesario; sólo así sabrán que lo amo, que mi camino es el suyo; que no es tormenta, sino bálsamo y certeza. Deben conocerlo, saberlo, deben creerlo. Aunque nada de esto sea cierto, aunque el único camino posible sea la duda
 
no dejes, padre, que tu palabra sea esparcida, haz que brote la duda
 
 
 
 
Colección
 
Alguien colecciona instantáneas como diciendo es mi trabajo
unir puntos, dar peso
arrastrarlas a la luz
dragar aquello que recorrió millones de años para ser,
para estar en la luz
 
cuerpos que se encuentran y consuelan antes de arder
 
Alguien dice colecciono instantáneas como cenizas ardientes,
contorsión de papel polaroid
gestos que arden y vuelven hechos el negativo del gesto
Alguien dice, estas son mis postales
 
arden y temen por lo que la luz trae consigo, lo que se lleva
 
Alguien dice mi vida es una larga colección de placas de plata pulida
forman una mano o un plano cartesiano,
un saber volver a casa
 
las placas, opacidad expuesta a la caridad de la reacción,
vapor de mercurio que convoca silueta y contraste; esquirlas de memoria
todo arde
se ofrece al trabajo lento de la brasa
 
¿Cómo dominar el arte de hacer postales de lo olvidado?
 
Lo tuvo alguna vez, pudo amasarlo entre sus manos. La tiranía de la luz.
Luego el amor incandescente, los añicos de aire
 
La materia se agita, se contorsiona, se sostiene, se toca. Lento, el cuerpo reconoce la urgencia de ser
 
déjame contraerme, déjame ser un cuerpo y
recordar,
cómo recuerda el cuerpo
 
Alguien dice esta es la luz la he sentido antes, recuerdo su tacto
 
déjame tenerlas, mis brasas, mis instantáneas,
las conjuraré a la luz de la memoria,
déjame tenerlas
 
alguien pone un hueco en mis manos y dice, me dice, no siempre errante