No. 96 / Febrero 2017
Viento en el rostro
Para Lucía Papaleo
Muéstrame las sílabas que hacen
vibrar el agua, llévame hasta
las profundidades de las páginas,
cuéntame los secretos que existen
entre estrofas.
Quasimodo, háblame de esa tierra
que te vio nacer, de tu sol,
tus montañas, de tu azul infinito.
Nutre con tus versos las salvajes
manos creadoras, comparte una
puesta de sol frente al mar conmigo.
Abre el libro y experimenta
posibilidades. Ya eres mío,
Quasimodo, ya eres mío.
Escucho tus versos con años
de distancia, otra época, otra ciudad,
una voz diferente.
Fuertes versos me unen a ti.
Lentamente las hojas inundan
mi vista, tu lienzo, corrientes
lingüísticas, tus colores y viento
en el rostro, y te sigo en silencio
con la mirada hasta esa tierra
de sol y poesía.
Ya eres mío, Quasimodo, ya eres
mío. Ya tus sepias palabras han
teñido mi piel, áureo calor en el alma.
Mantúa, Lombardía, Italia, 27 de mayo de 2015