No. 105 / Diciembre 2017-Enero 2018
mucho se ha dicho de la poesía joven
Muy pocas cosas buenas
muchas la mayoría ciertamente
muy malas
han dicho por ejemplo
que los poetas jóvenes sólo se la pasan
en fiestas lecturas presentaciones cócteles encuentros
congresos talleres inauguraciones cumpleaños funerales
pijamadas seminarios clases degustaciones catas de vino
y de queso recaudaciones aperturas galerías museos
también se ha dicho que los poetas jóvenes
sólo son eso
jóvenes
no poetas
que eso es otra cosa
una mucho más seria
son acaso
relacionistas gestores críticos promotores
editores novelistas aforistas cuentistas
tuiteros rotuleros rockeros frustrados reseñistas
cronistas de la vida bohemia gigolós de la cultura
community managers y hasta pésimos diseñadores
la verdad es que la gran mayoría de ellos
ni siquiera tiene empleo
u oficio alguno que los sostenga
por las noches juegan a ser músicos cantantes
actores bailarines artistas plásticos audiovisuales
multimedia y en el peor de los casos activistas
que en lugar de poemas
gritan consignas
versos políticos
¡libertad!
por todo lo anterior
una serie de infortunadas implicaciones
afectan al gremio
como por ejemplo que los jóvenes poetas
sólo se lean entre ellos
que los jóvenes poetas busquen ser jóvenes siempre
a pesar de todo
incluso de la calidad
incluso del tiempo
que los jóvenes poetas se valgan de la pirotecnia
en lugar del poder de la lengua
que los jóvenes poetas asistan a las lecturas
de otros jóvenes poetas
que los jóvenes poetas
se den entre ellos…
becas premios retuiteos publicaciones artículos
reseñas autocomplacientes como mutuas masturbaciones
likes y hasta besos
que los jóvenes poetas se la pasan discutiendo con otros jóvenes poetas
de que aquellos jóvenes poetas no entienden a los verdaderos
jóvenes poetas
en fin
que los jóvenes poetas
pelean por lo mismo
todos los días
de todos los años
en todas las generaciones posibles
la poesía joven desafía
así la compleja paradoja
de la autorreferencia
del yo lírico
hay quien dice de los poetas jóvenes cosas aún más graves
que ni siquiera leen
que no se preocupan por lo que escriben
si es que lo hacen
que así cualquiera puede ser poeta joven
incluso los más viejos que ya no tienen ni cabello
que cualquiera puede escribir poesía joven si se trata
no de poner unos buenos y conmovedores versos
sino hileras de emoticones tristes
lo cierto es querida audiencia
que si usted desea escribir como los grandes
debe evitar
a toda costa
la lectura de estos poetas jóvenes
leer en cambio
el reverso de la envoltura
de la pasta de dientes
de los jabones
los recados en el refri
los post its
los insoportables anuncios
de los autoparlantes
lo que dice la gente
lo que escribe Ashauri
todos los memes
las conversaciones
la vida misma
en cientocuarentacaracteres
no vaya a ser que un día despierte convertido en
poeta joven
queriendo escalar
en todos los rankings
entonces sí preocúpese.
**
el día que murió Nietzsche
Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos.
Nietzsche
El día que murió Nietzsche
algo encima nuestro
soltó una carcajada
ese día cavaron esclavos
una fosa para sus huesos
ese día
nacieron los huérfanos
de los que hoy
ya tenemos nombre
curas lamieron el himen
de prostitutas vírgenes
monjas rezaban con bolas chinas
desde la boca hasta el ano
sin misterios ni gloria patri
un padrenuestro
diez avemarías
primitivos esténciles tapizaron Weimar donde
años después la Bauhaus sin saberlo esculpiría
una casa sin aristas derrumbada por las autoridades
prusianas
¿no se la pasará leyendo
Mein Keimpf por las noches
ese algo encima nuestro?
¿no nos habremos confundido
al colocar debajo nuestro
el purgatorio y la caseta de cobro es esto
que pisamos y el peaje
un campo enrejado con olor a azufre?
nosotros no escuchamos la risa
de ese loco que se mira a sí mismo
todos los días
ese día Nietzsche
bailó con una sola pierna desnudo
a la mitad de un campo de amapolas
y ese algo sin nombre encima nuestro
soltó una carcajada sin mirar el cuerpo
que se desangra, ese algo sin nombre
se la pasa leyendo Mein Keimpf sin ropa
en un páramo con olor a azufre y mira
con un solo ojo esto que pisamos
y con el otro juega monopoly ese loco
sin cabello que se mira a sí mismo todos los días
cree que sólo basta quitarse la ropa
para bailar como Nietzsche