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Diario de Eleusis
Arnaldo Calveyra, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2006

Por Sara Cohen
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Arnaldo Calveyra, poeta argentino radicado en París, construye en Diario de Eleusis un itinerario poético de gran calidad estética, en el cual el punto de llegada coincide con el tiempo de la partida.

“No te olvides de estar en varias partes a la vez” escribió Arnaldo Calveyra, poeta, narrador y dramaturgo, en “Maizal  del gregoriano” (2005).

En Diario de Eleusis (2006)  las palabras advienen en ese cruce entre, lo pretérito y lo actual, la provincia de Entre Ríos (Argentina) y Europa, las pisadas de un caminante y el vuelo de un ángel. Poética original urdida en la intimidad de “palabras que se gestan en sueños” y “palabras que los sueños gestan y gastan”, la escritura de Calveyra es una elaboración única de notas selectas detenidas en el tiempo que cobran presencia a través de un texto. “Escribo para tratar con presentes sucesivos (que en este momento son ahora sucesivos)” dice el poeta, y en su aventura estética que superpone diversos horizontes agrega “si el tiempo acepta permanecer en presente, irá perdiendo uno a uno sus pliegues. Pasos, ahora, de alguien por el empedrado.”

Nacido en Mansilla, Entre Ríos, en 1929, y radicado en París desde 1960, Arnaldo Calveyra en cada libro agota un recorrido signado por un espacio en el cual conviven distintos sitios y tiempos. En “Diario de Eleusis” a pie o a caballo por el campo entrerriano, con el hombre a la intemperie y el ángel friolento, la palabra insiste en sucesivas repeticiones fragmentarias “trabajo incesante del destino”. 

En 1962 el poeta, al sufrir la pérdida de su madre, permanece en la abadía benedictina de Solesmes. De ese retiro surgen dos libros, uno escrito en esos días Libro de las mariposas y otro Maizal del gregoriano que escribirá cuarenta años después a partir del encuentro de unas notas en un cuaderno. Eleusis, en inmediaciones de Atenas, también es un viejo misterio que el autor indaga con las palabras “años del hombre dedicados a escribirle a un jardín”. Los años se suceden y El hombre del Luxemburgo (1997) podría ser también el hombre de Entre Ríos en la abadía de Solesmes porque como escribe Calveyra en Diario de Eleusis: “En fuga los años,  tus años, año tras año fuga de los años.”

Ninguno como el poeta para llegar a ese punto de partida donde principio y fin se juntan.

Calveyra ha publicado Cartas para la alegría, El hombre del Luxemburgo, La cama de Aurelia, Si la Argentina fuera una novela, Diario del fumigador de guardia, El libro del espejo, El origen de la luz y Maizal del gregoriano.

 

 


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