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Cabuyero Práctico
Luis Bugarini
Índole Editores,
México,
2015.
 

Por Emmanuel Vizcaya
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No. 85 / Diciembre 2015 - Enero 2016


 

Notas sobre ‘Cabuyero Práctico’ de Luis Bugarini
 


I

Confieso mi ignorancia: lo primero que hice al recibir el libro de Luis Bugarini, ‘Cabuyero Práctico’, fue ir a Google a buscar qué era un Cabuyero y saber a qué cosa me enfrentaba. Como un buen/mal citadino, no recordaba haber escuchado nunca esa palabra. Fue simple, la cabuyería es la ciencia (y arte) que comprende los distintos tipos de nudos y sus utilidades. Tomando esta primer pista y bajando la mirada hacia el libro, me di cuenta de que los poemas de Bugarini, o mejor dicho ‘el poema’, era una larga cuerda extendida que se ofrecía como material para hacer nudos. Así, como un sólo poema largo.

La lectura puede comenzar desde cualquier punto. En la primer parte, ‘Cuatro variables’, tenemos la materia manipulable, el lenguaje extendido, el lazo, y en la segunda parte, ‘Modelos’, es donde se propone un reordenamiento de lectura, giros, loops, cruces, entramados. Cada unidad del poema tiene una medida propia de respiración (prefiero decir ‘respiración’ al anquilosado ‘verso medido’), lo que da la impresión formal de que en vez de tratarse de una simple cuerda, los nudos se hacen sobre una regla segmentada.

     me estreso más de la cuenta
     porque sólo es un trabajo
     humor, tranquilidad y genio
     para los adversarios
     no todo se encuentra perdido
     si la distracción es solemne
     por un futuro incierto
     deberé pronto afiliarme
     a la cuadrilla de tenues
     al granizo que nos pone a prueba

Acepto que es una imagen rebuscada pero cercana a mi realidad del texto. Digamos que si cada verso midiera diez centímetros, entonces estaríamos ante un poema kilométrico. La distancia entre imagen e imagen puede variar, un poema es inestable, cambia de longitud y de forma (deforma) según los ojos que lo lean. Escribir un sólo poema así de largo no es una tarea sencilla, eso demuestra la resistencia de la cuerda, la resistencia de Bugarini y, sobre todo, exige resistencia por parte del lector. El poema no es condescendiente cuando se trata de mantenerle la tensión.

Hay figuras escondidas: en la aparente linealidad de la cuerda se contienen todos los giros posibles. ¿Luis Bugarini quiere enlazarlos, amarrarnos, conectarnos? ¿El objetivo del libro es darnos la posibilidad de hacer con él lo que queramos justo como lo sugiere el diagrama de la parte última? Proyectar nuestro propio modelo es definitivamente una postura ante el infinito. Preguntar de qué trata el poema es como preguntar de qué tratan los kilómetros. Mi respuesta más próxima es que se trata de experiencia y tránsito mundano, citadino (casi podría decir que peatonal), y algún par de confesiones acorraladas por la duda y el deseo.

     la ausencia es una navaja
     hoy medité quitarme la vida
     los suicidas no son cobardes
     pero tampoco un fetiche
     pestañas que se caen a diario
     nadie las busca - a nadie interesan
     soñar que el tiempo se detiene
     que paraliza la noche plácida

Y así se transita la cuerda, engañosamente lisa, cuando de imprevisto se llega a un tope, un nudo (en la garganta), sorpresa que aparece y luego ni siquiera deja sombra entre tanta distancia. Uno recorre el texto como buscando algo sin saber exactamente qué encontrar. Su lectura siempre es una sugerencia de escenarios. Este cabuyero me hace pensar que el nudo en la garganta es el mismo que el de la soga al cuello; en el mejor sentido de la frase, un poema también es confesión cifrada, y si sumamos a eso la posibilidad de reordenar, ¿no estaríamos buscando nuestra propia confesión en lo que ya tenemos disponible?


II

En esta segunda parte y apengándome al sentido de la cabuyería, propogo ver tipos de nudos como tipos de lectura: distintos objetivos mas no utilidades. Aquí el poema no se usa para algo específico. ¿La poesía tiene utilidad? La pregunta del doblón de oro.

Clasificación de algunos nudos (posibilidades de lectura):

Tope: Dentro de la “linealidad” del poema, de pronto surge una textura, algo que nos hace frenar, mirar alrededor y reflexionar o percibir el eco interno de las palabras. El verso que nos llama a releer y no avanzar hasta intimarlo. Pequeña espina dolorosa y placentera.

Empalme: Dentro de la “linealidad” del poema, de pronto intuímos que un borde hace más sentido si se une a otro más lejano; entonces brincamos de un extremo a otro para continuar desde un nuevo ángulo sin perturbar la conformación del texto.

Lazada: Dentro de la “linealidad” del poema, de pronto una imagen nos evoca algo que no está presente y lo traemos desde la memoria para completar el verso. Un enriquecimiento de símbolos e imágenes. Participación activa, reescritura inmediata.

Amarre: Dentro de la “linealidad” del poema, de pronto un verso (o una serie de ellos) se sujetan a nuestra emoción y no la dejan ir. Se prenden como un broche y perduran unas cuantas horas o incluso días aunque ya estemos lejos de las páginas. Huella mnémica.

Acortamiento: Dentro de la “linealidad” del poema, de pronto sentimos la necesidad de acortar un par de versos. La poesía responde al contexto emocional y por lo tanto es igual de cambiante. Buscamos reflejar algo propio en la experiencia ofrecida y posiblemente eso se encuentre justo en la siguiente página.

Corredizo: Dentro de la “linealidad” del poema, de pronto percibimos que los versos nos están acorralando, cerniéndose sobre nosotros con su tonelaje después de tanto símbolo. El poema es flexible pero también deja caer su fuerza. La voz todoterreno no da tregua y pasa sin puntuación, sin pausa, casi sin respiro.

Artesanía: Dentro de la “linealidad” del poema, de pronto damos cuenta de que el lenguaje cotidiano se convierte en floritura, en lazo lírico, en gozo, musicalidad y ritmo. Los versos ya no incitan a quebrarse, están protegidos, sugieren torcer el lazo de tal forma que en vez de romperlo, una flor surja de lo plano.

“Cabuyero Práctico” de Luis Bugarini representa las posibilidades en que puede abordarse el lenguaje para manipularlo a través de giros y vueltas, órbitas y enlaces. Este libro es el estuche de un poema que es una cuerda larga. Y para hacer justicia de la parte última, a continuación proyecto mi modelo, mi entretejida confesión:

     libreta para contener las dudas
     el bostezo es otro abrazo
     el primer beso ya no es tuyo
     no descanso si no te acaricio la nalga
     lo que afecta apenas te sucede
     estoy muerto o agonizante
     perdí la fe en el ser humano
     beber mucho para desvariar poco
     todo el amor no sirve
     para detener la guerra


 


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