La cámara verde
Por Cristina Rivera Garza
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Habrá que tirar la casa por la ventana porque ya es noviembre. Si no tenemos casa, entonces habrá que tirar la ventana. Podemos, incluso o al contrario, entrar por la ventana y olvidar la casa. Podemos, junto con el poeta Linh Dinh, romper el vidrio de esa ventana y declarar a los cuatro vientos que toda entrada “deberá ser siempre ilícita”. Podríamos, si quisiéramos, pasear por esa casa junto al poeta que nació en Saigón, para ver junto con él esa repisa de los objetos perdidos. Todo mundo guarda las uñas de su infancia, ¿no es cierto? Pero podríamos, si quisiéramos o de ser atrevidos, leer las cartas de amor, recordar los besos de infancia, y verlo, mientras tanto, de reojo. ¿Pero es usted una de las voces más innovadoras y sólidas de la poesía contemporánea de este país que responde al nombre de Estados Unidos? No sé cómo respondería Linh Dinh, a quien no le he hecho nunca esa pregunta, pero a Luis Alberto Arellano, que lo traduce al español en esta entrega de La Cámara Verde, le parece que así es y con todas las de la ley. Poeta, narrador y traductor, Linh Dinh es autor de los libros de cuentos Fake House (2000) y Blood & Soap (2004); y de los poemarios All around what empties out (2003), American tatts (2005), Borderless bodies (2006) y Jam alerts (2007). Siempre es bueno, por lo demás, leer a un poeta cuyo trabajo es descrito por otros como “lleno de ironías ácidas, de la más absoluta indignación y de un descaro cargado de política”. Tal vez no es del todo azaroso que sea el poeta queretano Luis Alberto Arellano, autor él mismo de una obra que explora el mundo con agudeza y sarcasmo, el que nos lo entregue, digámoslo así, en esta jornada novembrina. He aquí sus razones: “Me encontré con el trabajo de Linh Dinh a partir del blog de Ron Sillman y de recomendaciones de Román Luján. La poética extraña, heterodoxa, de Linh Dinh llamaba la atención por su poderosa imaginación y por la fuente de sus recursos: parte el mundo de los medios masivos de comunicación (como el cómic y el cine clase B), parte la academia y el mundo de la cultura occidental, pero sobre todo, el extrañamiento de un extranjero permanente ante esos ámbitos. El sustrato narrativo y poético de su obra venía de su condición de transplantado. Estos poemas tienen un aire a road movie oriental en el extrañamiento frente a los códigos de lo cotidiano. Nada más nebuloso que el American way”. |
No. 44 / Noviembre 2011 |
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La cámara verde
Por Cristina Rivera Garza
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Habrá que tirar la casa por la ventana porque ya es noviembre. Si no tenemos casa, entonces habrá que tirar la ventana. Podemos, incluso o al contrario, entrar por la ventana y olvidar la casa. Podemos, junto con el poeta Linh Dinh, romper el vidrio de esa ventana y declarar a los cuatro vientos que toda entrada “deberá ser siempre ilícita”. Podríamos, si quisiéramos, pasear por esa casa junto al poeta que nació en Saigón, para ver junto con él esa repisa de los objetos perdidos. Todo mundo guarda las uñas de su infancia, ¿no es cierto? Pero podríamos, si quisiéramos o de ser atrevidos, leer las cartas de amor, recordar los besos de infancia, y verlo, mientras tanto, de reojo. ¿Pero es usted una de las voces más innovadoras y sólidas de la poesía contemporánea de este país que responde al nombre de Estados Unidos? No sé cómo respondería Linh Dinh, a quien no le he hecho nunca esa pregunta, pero a Luis Alberto Arellano, que lo traduce al español en esta entrega de La Cámara Verde, le parece que así es y con todas las de la ley. Poeta, narrador y traductor, Linh Dinh es autor de los libros de cuentos Fake House (2000) y Blood & Soap (2004); y de los poemarios All around what empties out (2003), American tatts (2005), Borderless bodies (2006) y Jam alerts (2007). Siempre es bueno, por lo demás, leer a un poeta cuyo trabajo es descrito por otros como “lleno de ironías ácidas, de la más absoluta indignación y de un descaro cargado de política”. Tal vez no es del todo azaroso que sea el poeta queretano Luis Alberto Arellano, autor él mismo de una obra que explora el mundo con agudeza y sarcasmo, el que nos lo entregue, digámoslo así, en esta jornada novembrina. He aquí sus razones: “Me encontré con el trabajo de Linh Dinh a partir del blog de Ron Sillman y de recomendaciones de Román Luján. La poética extraña, heterodoxa, de Linh Dinh llamaba la atención por su poderosa imaginación y por la fuente de sus recursos: parte el mundo de los medios masivos de comunicación (como el cómic y el cine clase B), parte la academia y el mundo de la cultura occidental, pero sobre todo, el extrañamiento de un extranjero permanente ante esos ámbitos. El sustrato narrativo y poético de su obra venía de su condición de transplantado. Estos poemas tienen un aire a road movie oriental en el extrañamiento frente a los códigos de lo cotidiano. Nada más nebuloso que el American way”. |