No. 44 / Noviembre 2011 |
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Abraham Truxillo
(Acapulco, Guerrero; 1983) Louvre está segura tras un cristal blindado como un millón de dólares o una hija de magnate aquel niño la señala con el dedo esa señora se arregla para la foto y le da la espalda todo el día la rodean los reporteros habita la galería siete es más bella que una jirafa aunque no es posible acercarse desde aquí la imagino más bien cansada harta por mucho sonreír como aquel día cuando su marido le pidió posar y el florentino indolente no concluía de dibujarla Parábola del viejo viejo el viejo viejo me visita de vez en cuando y mira conmigo el televisor es un tipo raro pero a mí me gusta su compañía a veces sucede una tragedia a media tarde un descarrilamiento en las noticias y acontece la tensión entre nosotros ayer por ejemplo murieron treinta y dos niños en el oriente medio el reportero dijo que los mató un lunático que se voló con una bomba y mientras daban las escenas de las madres dobladas por el llanto los padres que mesaban sus cabellos me sentí con calidad moral con justicia para pedirle cuentas pero antes que pudiera intentar nada el viejo viejo leyó mis pretensiones elevó brutalmente su índice iracundo su voz rugió como un trueno acariciándose la barba
me dijo que no tomara las cosas de ese modo
que mejor vistiera mi lacoste calzara mis tenis casuales y saliera a ver cómo conseguía que mi novia me perdonara o mejor un empleo yo me dispuse a cumplir su voluntad más bien amedrentado deprimido y de camino a la puerta lo observé un instante viejo viejo mirando el televisor antes de marcharme bien seguro de que treinta y dos niños muertos no es para morirse o tal vez sí pensando que en simplicidades el viejo viejo no repara Aeropuerto pilotos de tintorería aero(her)mozas terrenas suelo que nos lleva entre escaparates antes de mostrar el pasaporte de arribar al paraíso no hay niñas polvosas ni vendedores de flores hay anuncios exclusivos sonrisas internacionales para la credit card cómo no enamorarse entre perfumes y botellas almuerzos sobre alfombra clase ejecutiva y free taxes en tránsito a Tokio o las Bahamas qué bien si todo fuera este reino de abordaje entremés confiado de placer o de negocios aquí las ropas brillan como un dólar reluciente nada más seguro que este andén aperitivo para alagar a los invitados sus murallas infranqueables qué ganas de quedarse para siempre en este país cerrar la mirada a los exteriores y vivir siempre a salvo de la gripa nómada incapaz frente a los detectores térmicos de las hordas terroristas vencidas más allá de la frontera de todos los que nunca demoran en sus interiores |
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