Maples Arce, la poética de la modernidad |
Maples Arce, la poética de la modernidad |
Por Claudia Morales |
El choque con la modernidad es la primera gran interpretación artística del mundo como una manifestación individual, alejada de una exégesis religiosa o canónica. El espíritu artístico “chocó”, por así decirlo, con la violencia arrolladora (que todo lo consumía, encantaba y transformaba) del mundo plenamente moderno, que comienza en el XIX y se consolida a principios del siglo XX.
La actitud de la vanguardia en diferentes culturas occidentales divagó entre un discurso de admiración-asombro, o de crítica-negación del mundo moderno, y muchas veces, en un dialogo quizá sólo posible en el arte, entre ambos. El estridentismo mexicano fue la respuesta inicial a los primeros grandes cambios de un siglo convulsionado: un coro de voces que abogaban por una forma distinta, una corriente en contra corriente, una “emoción sincera” ante las manifestaciones del mundo moderno. Esta posición definida (y definitoria) de la poética estridentista constreñirá la creación pero, en poetas como Maples Arce, abrirá la puerta a una bocanada de aire fresco que revitalizará los versos ya agotados, escritos bajo los moldes y la sombra de Rubén Darío, creando un brusco cambio en los adjetivos, que revelará la trasformación de la mirada a través de “un prisma de colores”, germen, quizá, de la poesía de López Velarde.
En “Prisma”, Maples Arce pinta con imágenes tonales, los colores nuevos que han vestido a la ciudad (en 1924 ocupó la presidencia Plutarco Elías Calles y es con él con quien el nuevo esquema político tomó forma definitiva). Este nuevo espacio poético comienza a condicionar un nuevo discurso romántico que ahora canta a un espacio metálico, y “concreto”.
Pese a lo criticable de la creación estridentista, o incluso lo criticable de su discurso poético, el estridentismo como vanguardia, clamó por tomar una posición ante las circunstancias, originando un discurso basado en la situación latente de su realidad. “¡Chopin a la silla eléctrica!” grita Maples Arce en su manifiesto. Si bien la poesía es más que una posición ideológica, es importante remarcar la propuesta de una postura en la trinchera estridentista. La relectura de nuestra vanguardia, ya sea del discurso de aberración o de admiración hacia la modernidad, devela la existencia de la búsqueda por una verdad posible; en cualquier caso, impera la violenta convulsión de los sentidos frente a la muda contemplación del caos, o la indiferencia de la poesía y la creación artística en general, ante la realidad hoy. Después de la caída de los muros, la destrucción de las ideologías, marxistas, freudianas, feministas, alturistas: el silencio de un discurso que proponga, que reclame, que sacuda las entrañas de la palabra.
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