Arritmia lúdica,
Poesía en Voz Alta en la
Casa del Lago: una tarde


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¿Hacia dónde va la poesía en nuestros tiempos? De antemano no hay respuesta. Desde siempre, el hombre ha tenido necesidad de decir, decirse. Si la poesía ha surgido de la música y desde la modernidad se han tratado de fijar los límites y marcos de las artes. La poesía de nuestros tiempos parece regresar a su origen, pero ahora con añadidos, principalmente tecnolÓgicos, que privilegian lo visual.

Arritmia lúdica,
Poesía en Voz Alta en la
Casa del Lago: una tarde

 



Kalu Tatyisavi

 

espacios-vozalta2010.jpg¿Hacia dónde va la poesía en nuestros tiempos? De antemano no hay respuesta. Desde siempre, el hombre ha tenido necesidad de decir, decirse. Si la poesía ha surgido de la música y desde la modernidad se han tratado de fijar los límites y marcos de las artes. La poesía de nuestros tiempos parece regresar a su origen, pero ahora con añadidos, principalmente tecnológicos, que privilegian lo visual.

En este sentido, si llegara la poesía a no ser poesía, digamos a desaparecer, resurgiría, volvería a empezar, siempre como una necesidad del hombre y la humanidad de buscarse. Esto parece decir la Poesía en Voz Alta, Poesía escénica/Poesía multimedia  que organiza anualmente la Casa del Lago, y que ha tratado de ser uno de los espacios que muestran las posibilidades poéticas contemporáneas, donde se presentan: spoken word, slam poetry, electropoesía, micropoesía, improvisación, performance, multimedia, poesía en otras lenguas, exploración y mezcla de artes, etcétera.

En esta su sexta versión, el sábado dos de octubre se presentaron por parte de México, Los Ositos Arrítmicos de Lemuria: Tiburón en formol, lidereados por Ricardo Pohlenz y Fernando Díaz, quienes hicieron una combinatoria de música y poesía, utilizando la tecnología y el humor, a través de la lectura de textos inspirados o tomados de críticos como Jean Baudrillard, o de artistas como Demian Hirst o Gabriel Orozco. Trataron de establecer un diálogo contemporáneo, una visión global y crítica. Ellos señalan que lo que presentan es una especie de vodevil posmo, por lo tanto cabe todo, desde su nombre hasta los títulos de los poemas presentados: Ave Baudrillard, Matarile no (a propósito de Dylan Tomas),  Gabriel Orozco, Volar cometas con Samuel el domingo por la mañana, Tiburón en formol, Medio martini de más, Pinche Milán.

Cuando se trata de abarcar, el espectáculo se vuelve disparejo, sería deseable calidad literaria, musical, escénica o la combinatoria de otras, lo cual me parece muy difícil. Cuando la base es la poesía, es innegable que se debe conocer la tradición, no únicamente especular en lo fonético o subir de ritmo, y desear el encabronamiento de las palabras por sí mismas.

La poesía concreta brasileña tenía como parte de sus postulados lo verbivocovisual, el ojoído vescucha; ellos estaban conscientes de la tradición anterior. Esto, como sabemos, fue a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado. Hoy se cuenta con mayores elementos para crear y apoyarse, pero si estamos tomando como base la poesía, repito, no podemos banalizar y considerar cualquier cosa como poética.

Precisamente lo complejo de nuestros tiempos es el naufragio, el desconocimiento de hacia dónde dirigirse. Lo posmoderno parece ser lo heterogéneo y el espectáculo, bajo este nombre, todo es posible.

Más tarde se presentaron los Meridian Brothers, de Colombia, cinco jóvenes en escena, cuyo recurso fue el juego y la búsqueda de ritmos; la cumbia y el vallenato entre otros. Su tropical noise/canción melodramática, como la autocalifican, muestra las posibilidades e imposibilidades de los instrumentos musicales como el clarinete, glokenspiel, sintetizador, batería, guitarra y lo electrónico. Tratan de reflejar su realidad —que no es muy diferente a la nuestra— en letras de composiciones como: Ya vienen los escuadrones, Sigan al minero hasta “la escala” (Amirbar), La escopeta del hombre plebeyo, El enamorado.

A través de la voz y el ritmo crearon un ambiente lúdico, la combinatoria de sonidos y la repetición de imágenes fueron la constante. Aunque esto último llegue a parecer excesivo, digamos que lo interpreto como una especie de eterno retorno. Quién sabe si ésta haya sido su intención.

Si duda lo visto fue experimental, que se entiende como búsqueda y juego, en este sentido, el hombre, como parte de la humanidad de nuestros tiempos, debe realzarlo siempre como una necesidad vital.

 

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