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No. 41 / Julio-agosto 2011

 
Óscar Cortés Tapia
(Chilpancingo, Gro. 1960)



[la hora]

A la hora del colibrí,
que a las flores musita adagios contra la gravedad,
mi madre cose un vestido blanco
para la Noche de Año Nuevo
Al tiempo de su labor
trae voces amarillentas, rostros arrinconados:
polvosas ramas de la sangre

Ocurre
En sus palabras,
en sus manos
avanza la ira
A paso de cuchillo. A paso de fuego

A la hora del ciempiés,
que cruza el puente de la tarde,
mi madre arroja el doble filo de su corazón
a la nuca del incendio

A la hora del murciélago,
que hilvana giros en el amate,
mi madre termina el vestido

Hay silencio en sus ojos,
un hondo silencio,
y la casa
-lo que de ella queda-
lentamente
se alza de los rescoldos






Tercera caída
(Santos de nuestra devoción)

No te negaremos
antes de que el réferi
cuente las tres palmadas sobre la lona
No te negaremos
después de tu última película
No nos avergonzaremos
de tus monstruos de utilería,
del cartón de tus computadoras,
de la fácil victoria
sobre momias, espectros y hechiceras
(¡Ay, qué excepción la Tetona Mendoza!)
No olvidaremos
Las mañanitas
el día de tu santo
No olvidaremos
limpiar de vez en vez
tus milagros de plata



No olvidaremos
prenderte un reflector
en el altar casero
de nuestro corazón

Eres
Santo,
Santo,
Santo
Y no vienes
en nombre del Señor
Productor

Nuestra angustia,
nuestra fe en ti
desde niños,
te dieron
la misión inagotable

¡Oh, golpe justiciero!
(¡Párteles la madre!)
¡Oh, rodillazo sin mancha!
(¡Desgüévalos!)


Eres
Santo,
Santo,
Santo.
Y estaremos orgullosos de ti,
pues tus puños
mantendrán con vida
el discurso que aprendimos
en un viejo cine:
el Bien gana
en la tercera caída






[fotografía del niño conejo]



Día especial en tu planeta de claroscuros
La danza lo celebra
Tus giros y saltos, saltos y giros de paño blanco,
son prodigio contra el polvo en el corazón

(Miríadas de miradas
plenas aplauden pautadas
el paso a paso pausado:
el peso sin piso, alado
Tará tará tarará)

Ah, Niño Conejo,
la Muerte no disfrazará esta danza:
un diamante de frondosas ramas
da de beber fuego al tiempo que no ha de transcurrir








 



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