No. 42 / Septiembre 2011

 
Y la poesía se hizo carne y habitó entre nosotros


Poéticas visuales
Por María Andrea Giovine
 
 

En ocasiones se alude a la poesía en la piel mediante el empleo del término en inglés “skin poetry”. También se le denomina “tattoo poetry”, “litterary tattoos” o “poesía tatuaje”. La poesía en la piel, como su nombre lo indica, consiste en plasmar un contenido poético completo o parcial en la piel de una persona, de manera temporal o permanente.*

Un tema muy interesante que pone sobre la mesa la poesía en la piel en la que el texto queda tatuado de manera permanente es el del compromiso con la obra. En una época en la que todo se puede borrar, cambiar, anular y rehacer, tatuarse un verso constituye un acto de compromiso con la palabra poética.

En este sentido, la palabra retoma el poder fundacional de ser un arraigo, un asidero. La persona puede cambiar, todo a su alrededor puede cambiar, pero la palabra seguirá siendo. 

Básicamente, lo que se inscribe sobre la piel puede ser un fragmento de un texto, a manera de cita, o un poema completo. En ocasiones también se incluyen dibujos. La elección del poema es un acto de enorme importancia. Algunas veces, quien porta el poema es quien decide qué texto llevará y en qué parte del cuerpo lo tendrá. En otros casos, alguien más escribe el texto (o lo elije) y decide plasmarlo en la piel de otra persona, usándola como un libro viviente, como un lienzo de carne y hueso. Gran parte de la expresividad está en la elección. El lugar en donde se escribe el texto condiciona quién lo leerá y cómo se entenderá. La interacción entre el texto y el perceptor varía dependiendo totalmente del espacio inscriptorio, es decir, de la parte del cuerpo en donde se encuentra escrito, y detona interrogantes sobre los límites entre la obra y el artista, y entre lo público y lo privado.

La mayor parte de las veces el nombre del tatuador queda en el olvido. Y llama la atención que en lo escrito sobre la piel tampoco suele indicarse el nombre del autor ni el título del texto. De lo que se trata es de conferir autonomía vital al verso o poema.

En la poesía en la piel está presente una interesante reflexión sobre la noción contemporánea de la ausencia de límites, y sobre nuestra concepción del cuerpo como barrera con el otro. Nuestra piel pone límites con el mundo, pero a la vez nos relaciona con éste. La poesía en la piel pone de manifiesto que la epidermis no es una frontera, sino un borde que nos prolonga en el mundo.

Por siglos el cuerpo ha sido explorado por otras manifestaciones artísticas como la pintura, la escultura o la danza, pero nunca antes había participado de manera literal y explícita en la literatura. La poesía en la piel establece un vínculo interesante con la noción de erotismo y sensualidad. La aportación más importante de la poesía en la piel es el hecho de llevar el cuerpo humano al terreno de la literatura y plantear, desde esta perspectiva, numerosas interrogantes.

En los poemas en la piel temporales, el sujeto-lienzo es “expuesto”, como si se tratara de un cuadro o de una escultura, y tanto el poema como la parte del cuerpo donde se escribe, se eligen con base en una situación comunicativa determinada. En ocasiones la escritura se lleva a cabo frente a un público y el hecho de escribir el poema, el exhibirlo, y el acto de lectura por parte del perceptor, se convierten en una especie de performance colectivo.

Los poemas en la piel que se tatúan de manera permanente remiten al ideal de “habitar” la palabra, de hacernos uno mismo con la palabra, de borrar los límites entre el sujeto y la obra.

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En este ejemplo, tenemos un fragmento del poema de largo aliento Don Juan del poeta romántico inglés Lord Byron. La fotografía fue tomada del sitio Live Journal, en donde se encuentra una comunidad titulada litterary tattoos. Lo único que sabemos acerca del dueño del tatuaje es que es el usuario registrado con el nickname emulatingeve y que se encuentra en Minnesota, Estados Unidos.

En este caso el dueño del tatuaje decidió elegir un tipo de letra diferente a las propuestas que recibió. Podemos ver la importancia de la carga visual y estética que se le confiere a la tipografía. No sólo importa elegir el texto, sino también su concreción técnica. El tipo de letra que se empleó para tatuar este verso de manera permanente, una letra manuscrita, antigua, que recuerda los alfabetos góticos, establece una relación directa con el texto y con el contexto de Lord Byron. Evidentemente el efecto habría sido diferente si se hubiera empleado otro tipo de letra.

El texto elegido, “a beautiful embodied storm”, se encuentra en la siguiente estrofa del poema:

Her rage was but a minute's, and 'twas well –
A moment's more had slain her; but the while
It lasted 'twas like a short glimpse of hell.
Nought's more sublime than energetic bile,
Though horrible to see, yet grand to tell,
Like ocean warring 'gainst a rocky isle;
And the deep passions flashing through her form
Made her a beautiful embodied storm.

La estrofa describe la ira de la sultana Gulbeyaz; un sentimiento ocasionado por el deseo. Es esa violenta ira lo que la transforma precisamente en “a beautiful embodied storm”.

Al elegir este verso en particular como tatuaje permanente, escrito en una zona bastante visible del cuerpo (el antebrazo), el portador del tatuaje se está creando una identidad. Se está definiendo como una tormenta. De todas las definiciones posibles elige precisamente ésta y, con ello, invita a los demás a hacer una lectura particular de su persona.

Por otra parte, al descontextualizar el verso de su contexto original, al elegir mostrar sólo un fragmento, el verso de Byron cobra una nueva dimensión vital y adquiere una dimensión simbólica totalmente individual.

visuales-02.jpgEn este caso, no tenemos un fragmento, sino el poema completo If…, de Rudyard Kipling. En el poema, la anáfora “if” introduce una serie de condiciones que, en caso de cumplirse, traerán consigo algo sumamente deseable: “Yours is the Earth and everything that’s in it,/ And which is more; you’ll be a Man”. Se trata de un texto que borda en torno a la idea de que debemos comportarnos recta y dignamente, así como ser honestos con nosotros mismos.

La persona que aparece en la fotografía, cuyos datos se desconocen, decidió tatuarse en la espalda el poema completo, verso a verso. Esta fotografía fue tomada de la sección Poetry Tattoo To Express Yourself, del sitio Tattoblog. Colors of freedom: http://www.tattooblog.org/entry/poetry-tattoo-to-express-yourself/. No se menciona nada sobre el dueño del tatuaje, sin embargo, se dice quién fue el tatuador: Cam von Cook, de Osborne Village Ink, Winnipeg, Manitoba.


El soporte en el que aparece el poema de Kipling, es decir, la piel de la espalda de un individuo en particular, lo convierte en una especie de “carta de creencia”, en un código personal. Al llevar el poema sobre la piel, este hombre pretende tener presente (literalmente grabado) en todo momento, que debe conducirse como dice el poema. Probablemente, dada la extensión del poema, eligió tatuárselo en la espalda para que el texto pudiera aparecer completo y no se fragmentara. Esto resulta interesante en tanto que él nunca lo podrá ver (a menos que utilice un espejo), a diferencia del ejemplo anterior, en el que la persona del tatuaje de Byron puede ver su propio antebrazo cada vez que quiera. De este modo el tatuaje se convierte en algo que otros pueden ver y leer.

Por otra parte, también tenemos un ejemplo del compromiso que se establece con la palabra. Tatuarse un poema tan extenso de por vida no parece fácil. Sin embargo, se trata de un poema que, probablemente por su sentido, no caduque, es decir, lo que se enuncia en el poema es una serie de verdades absolutas, o lo que podríamos considerar como tales.

Algo que merece la pena subrayar es la relación de dolor y sacrificio que establece la poesía en la piel, sobre todo en el caso de poemas completos. Seguramente el poema tuvo que ser tatuado en varias sesiones y la persona que se tatuó tuvo que aguantar el dolor de las agujas inyectando la tinta en la piel para conseguir llevar el poema en la espalda de manera permanente.

Como puede verse en ambos ejemplos, los textos ocupan un espacio íntimo más o menos visible o expuesto. Para leer los poemas en la piel uno tiene que situarse frente al otro, acercarse al otro. En este sentido, la lectura deja de lado su matiz solitario, aislado (como sería leer los poemas de Byron y Kipling en papel), y se transforma en un tipo de contacto en el que otro se ofrece como vehículo de un mensaje.


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* La poesía en la piel está estrechamente vinculada a los postulados del arte corporal, una manifestación del arte contemporáneo que se enmarca en el arte conceptual. El arte corporal, o body art, tuvo gran relevancia en los años sesenta en Europa y, en especial, en Estados Unidos. En el arte corporal se trabaja con el cuerpo como material plástico, se pinta, se tatúa, se ensucia, se perfora, se retuerce y, en ocasiones incluso, se mutila. El cuerpo es el lienzo o el molde del trabajo artístico. Suele realizarse a modo de acción o performance, con una documentación fotográfica o videográfica posterior. 
 

Créditos de las imágenes:
1. “A beautiful embodied storm”, fragmento de Don Juan de Lord Byron.
[Se desconocen más datos.] .
2. If…, poema completo de Rudyard Kipling, realizado por Cam von Cook, en Osborne, Winnipeg, Manitoba.