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Diciembre 2011-Enero 2012



David Birembaum
(Montevideo, 1964; vive en Buenos Aires)


Otra vez

Voy a anotar algo importante
para no olvidarme.
Busco el lápiz.
Busco la agenda.
Cuando la encuentro
me olvido
de lo que iba a anotar.
¡Otra vez!

Al otro día me acuerdo:
LLAMAR AL CARPINTERO
(por el mueble de la cocina)

El señor Faraldi, carpintero,
me había motivado
aportando el primer verso
de un poema.

Pero lo he olvidado.






Ladrón

Decidí convertirme en ladrón
nada más para hacer daño.
Comencé con el lápiz
y las hojas del compañero.
Después robé dinero
a uno que se lo merecía
y las esperanzas de
algunas mujeres jóvenes,
prometiendo cosas que nunca iría a cumplir.

A esta altura de la vida
me sentía un experto,
pero un día desperté desnudo:
Ella se había llevado todo.

No crean que este golpe
me hizo reflexionar.
Seguí en la misma senda
en busca de cosas más valiosas.

Solo encontré  objetos vulgares
por los cuales se termina en la cárcel.
Eso hizo creer a mis parientes
que me había reformado para siempre.

Comencé a robar palabras
al que estaba terminando una frase
(eso que llaman interrumpir).
Si bien no fui preso
comencé a quedarme solo
y eso me volvió más intuitivo:
logré así pellizcar el pensamiento
del que empezaría a hablar.
Evidentemente, se agravó mi situación.

Finalmente, logré mi objetivo:
quedarme con el tiempo
que te tomó leer estas palabras.
Te dejo el sabor amargo
de la expectativa en el poema,
defraudada.

 



 



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