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No. 45 / Diciembre 2011-Enero 2012



Ma. Ángeles Pérez López

(Valladolid, 1967)
 
 
A César Real Ramos
(In memoriam Tomás Segovia)

 
Que los pájaros beban su corazón dormido,
que los caballos pasten en su boca
la hierba que serena a las cigarras,
que la ferralla deje de morder
y no haya que ofrecer más sacrificios
a los dioses voraces del verano.

Que la piedra sea viento y solo viento,
que el chaval que corea una canción
para atrapar jilgueros y pesares,
suba rápido a una tapia en la memoria
y se llene la boca de ciruelas
robadas a los años de la furia.

Que el vino no sea sangre sino vino,
que no duela el cartílago morado
que recorre la lengua y las monedas,
que las yeguas descansen en la noche
su turbulento amor de bulería
y que él tense la cuerda de la muerte
y la alcance en el centro de la boca
como el vencejo que sostiene el sol.



 



 



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